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prueba ssangyong glp

Prueba: 1300 kilómetros con el Ssangyong Tivoli GLP. A todo gas.

Conocíamos el sistema, lo habíamos probado de forma ocasional, pero dada la ampliación de gama de esta marca y otras del grupo incorporando el GLP  a sus modelos,  hemos querido probarlo a fondo, concentrados mas en el día a día que en otra cosa, por lo que hemos arrancado con un Tivoli 4×2 que es de lo mas asequible del catalogo del fabricante coreano. Del modelo poco podemos añadir respecto de nuestra prueba a fondo en Marruecos en mayo de 2017 y que se puede consultar en la web, tan solo ha recibido mínimos retoques estéticos y eso si mejoras en seguridad. Es un modelo diferente que responde a una compra racional por que da mucho por lo que cuesta. No es precisamente una elección ideal si queremos circular fuera del asfalto, pero hasta esta versión con tracción a un eje, permite rodar sin problemas por pistas y caminos en buen estado. Las diferencia más importante es que el espacio que naturalmente ocuparía la rueda de repuesto, esta tomado por el recipiente que alberga el gas, perfectamente colocado y adaptado.  En cuanto al repostaje, se lleva a cabo sea el combustible que sea a través del compartimento habitual del coche que presenta ahora una toma en paralelo a la entrada del depósito.   En un doble fondo se coloca el kit anti pin chazos y se cubre todo con una bandeja, por lo que apenas se resta espacio de carga al maletero.   A nivel usuario, no deberemos tener más preocupación que la que tenemos con un vehículo convencional, Los testigos de reserva de ambos combustibles, se encuentran uno en el cuadro y otro en la consola central. El coche hace el resto. Tarda unos segundos en usar el gas, los que necesita el sistema para coger temperatura usando desde ese momento el citado elemento para moverse. Si este se agota, automáticamente el coche consume  convencional. Recogemos el vehículo con 10499 kilómetros y con el depósito de combustible y el de gas a tope de carga. Por delante un tamo interesante, Madrid-Badajoz. 400 kilómetros de autovía para disfrutar. Rodamos en el límite de lo legal, clavados a 120  por hora (el odómetro nos dio un error por defecto de casi el 8%) a poco mas de 3000 r.p.m. Escasísimo trafico en la A-4 al ser laborable, y… ! La aguja no baja! ¿Fallará algo? ¿No registrará lo que se gasta? De cinco segmentos de consumo que tiene el testigo del gas, solo se han consumido tres. Primer dilema, al querer hacer toda la prueba con gas prescindiendo de la gasolina, hay que tener en cuenta dos cosas. Las gasolineras donde se puede repostar y no apurar el depósito. Ante la duda, tras meternos en un atasco de viernes en la localidad pacense, nos dirigimos a la única gasolinera con GLP existente en la ciudad. De nuevo lleno y siguiendo camino. Nuestra siguiente parada fue Reguengos de Monsaraz, (íbamos a cubrir la carrera del Nacional T.T. del país vecino). Dos días moviéndonos por las carreteras y pistas lusas, y camino de vuelta. ¿Cuánto nos queda de gas? Otra vez dos rayitas. En Portugal hay bastantes sitios para recargar, pero decidimos aguantar hasta Mérida donde en plena autovía se puede. Llegados allí, el responsable de la gasolinera nos da buenas explicaciones sobre la idea: “Cuando pusieron lo del gas, pensé que no funcionaria, pasaban días y días sin que lo pidiera nadie, y ahora son varios los coches que recargan a diario y de varias marcas”. De nuevo seguimos marcha y rodamos sin problemas hasta Madrid, quedándonos otra vez en las dos rayitas. Devolvimos el coche con 11975 kilómetros, 1346 después de su recogida y gastamos  una media de entre 11 y 15 litros de gas cada cien kilómetros según el tipo de conducción, más tranquila en el primer caso y sin preocuparnos por el ahorro en el segundo. Teniendo en cuenta el precio que supera por poco los 0,70 céntimos de euro por litro, se podría de forma general decir que estamos ante un coche que rodaría por poco por encima de los cinco litros de consumo de combustible convencional, cifra más que contenida. Además, el sistema permite en días de restricciones rodar por las grandes capitales de forma completamente legal. Hay que reconocer que el deposito convencional bajo algo su testigo. Esto fue consecuencia de las fases de calentamiento durante una semana y del momento en el que apuramos el gas para ver si el trasvase a gasolina se hizo correctamente, como así fue.    Tenemos un coche moderno, de diseño y prestaciones actuales, por un precio más que contenido pero que da una vuelta de tuera en materia de consumo al utilizar gas y ser este más barato que los combustibles convencionales. ¿Mas barato? Mucho más. Y además puede circular en época de restricciones. Lo dicho una compra de cliente final listo.      

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Prueba: 1300 kilómetros con el Ssangyong Tivoli GLP. A todo gas.

Conocíamos el sistema, lo habíamos probado de forma ocasional, pero dada la ampliación de gama de esta marca y otras del grupo incorporando el GLP  a sus modelos,  hemos querido probarlo a fondo, concentrados mas en el día a día que en otra cosa, por lo que hemos arrancado con un Tivoli 4×2 que es de lo mas asequible del catalogo del fabricante coreano. Del modelo poco podemos añadir respecto de nuestra prueba a fondo en Marruecos en mayo de 2017 y que se puede consultar en la web, tan solo ha recibido mínimos retoques estéticos y eso si mejoras en seguridad. Es un modelo diferente que responde a una compra racional por que da mucho por lo que cuesta. No es precisamente una elección ideal si queremos circular fuera del asfalto, pero hasta esta versión con tracción a un eje, permite rodar sin problemas por pistas y caminos en buen estado. Las diferencia más importante es que el espacio que naturalmente ocuparía la rueda de repuesto, esta tomado por el recipiente que alberga el gas, perfectamente colocado y adaptado.  En cuanto al repostaje, se lleva a cabo sea el combustible que sea a través del compartimento habitual del coche que presenta ahora una toma en paralelo a la entrada del depósito.   En un doble fondo se coloca el kit anti pin chazos y se cubre todo con una bandeja, por lo que apenas se resta espacio de carga al maletero.   A nivel usuario, no deberemos tener más preocupación que la que tenemos con un vehículo convencional, Los testigos de reserva de ambos combustibles, se encuentran uno en el cuadro y otro en la consola central. El coche hace el resto. Tarda unos segundos en usar el gas, los que necesita el sistema para coger temperatura usando desde ese momento el citado elemento para moverse. Si este se agota, automáticamente el coche consume  convencional. Recogemos el vehículo con 10499 kilómetros y con el depósito de combustible y el de gas a tope de carga. Por delante un tamo interesante, Madrid-Badajoz. 400 kilómetros de autovía para disfrutar. Rodamos en el límite de lo legal, clavados a 120  por hora (el odómetro nos dio un error por defecto de casi el 8%) a poco mas de 3000 r.p.m. Escasísimo trafico en la A-4 al ser laborable, y… ! La aguja no baja! ¿Fallará algo? ¿No registrará lo que se gasta? De cinco segmentos de consumo que tiene el testigo del gas, solo se han consumido tres. Primer dilema, al querer hacer toda la prueba con gas prescindiendo de la gasolina, hay que tener en cuenta dos cosas. Las gasolineras donde se puede repostar y no apurar el depósito. Ante la duda, tras meternos en un atasco de viernes en la localidad pacense, nos dirigimos a la única gasolinera con GLP existente en la ciudad. De nuevo lleno y siguiendo camino. Nuestra siguiente parada fue Reguengos de Monsaraz, (íbamos a cubrir la carrera del Nacional T.T. del país vecino). Dos días moviéndonos por las carreteras y pistas lusas, y camino de vuelta. ¿Cuánto nos queda de gas? Otra vez dos rayitas. En Portugal hay bastantes sitios para recargar, pero decidimos aguantar hasta Mérida donde en plena autovía se puede. Llegados allí, el responsable de la gasolinera nos da buenas explicaciones sobre la idea: “Cuando pusieron lo del gas, pensé que no funcionaria, pasaban días y días sin que lo pidiera nadie, y ahora son varios los coches que recargan a diario y de varias marcas”. De nuevo seguimos marcha y rodamos sin problemas hasta Madrid, quedándonos otra vez en las dos rayitas. Devolvimos el coche con 11975 kilómetros, 1346 después de su recogida y gastamos  una media de entre 11 y 15 litros de gas cada cien kilómetros según el tipo de conducción, más tranquila en el primer caso y sin preocuparnos por el ahorro en el segundo. Teniendo en cuenta el precio que supera por poco los 0,70 céntimos de euro por litro, se podría de forma general decir que estamos ante un coche que rodaría por poco por encima de los cinco litros de consumo de combustible convencional, cifra más que contenida. Además, el sistema permite en días de restricciones rodar por las grandes capitales de forma completamente legal. Hay que reconocer que el deposito convencional bajo algo su testigo. Esto fue consecuencia de las fases de calentamiento durante una semana y del momento en el que apuramos el gas para ver si el trasvase a gasolina se hizo correctamente, como así fue.    Tenemos un coche moderno, de diseño y prestaciones actuales, por un precio más que contenido pero que da una vuelta de tuera en materia de consumo al utilizar gas y ser este más barato que los combustibles convencionales. ¿Mas barato? Mucho más. Y además puede circular en época de restricciones. Lo dicho una compra de cliente final listo.      

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