prueba hyundai tucson

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Prueba Hyundai Tucson. Un SUV 4×4 diferente y completo.

En un mercado en el que los modelos tienden a parecerse por aquello de ofrecer lo que demanda el cliente final y sobre todo en el segmento C: Buen tamaño, mucho espacio, cinco puertas… se agradecen los esfuerzos diferenciadores de los fabricantes, sobre todo se  tiende a innovar. En Hyundai, no solo cumplen con la intención, sino que han dado un serio paso adelante con un modelo de diseño exterior rompedor, equipamiento brutal y detalles diferenciadores. Formas atractivas y personales. Exteriormente lo que más llama la atención es el frontal, que muestra líneas innovadoras, basadas en el término “Joyas para métricas”, y que representan figuras poliédricas acertadamente ensambladas como un solo panel. El juego de luces encastrado y con varias alturas, también es diferente a lo habitual en nuestras vías, dejando claro el diseño diferenciador. Las ópticas principales están sobre los laterales ya casi en el faldón delantero. Estas figuras aparecen en otras partes del vehículo como los paragolpes traseros o algunos mandos del salpicadero. La carrocería, huye de las redondeces mostrando ángulos en diversas zonas destacando los abultados pasos de rueda, que remarcan su carácter agresivo y deportivo. (Nos llegaron a decir y más de una vez quienes veían el coche, que “tiene un golpe”, hasta que descubrían que las formas en el lateral son totalmente intencionadas). La parte posterior también es muy atractiva, con ópticas radicales en diseño y el logo en medio de la luna. Como último detalle, el limpiaparabrisas trasero baja desde la parte inferior del spoiler trasero. No ha habido relajo en esta cuarta generación del modelo, del que se han vendido siete millones de unidades desde su llegada al mercado, casi uno y medio en nuestro continente y con este Tucson se ha hecho una apuesta fuerte. A bordo, todo atenciones. Si en el exterior el fabricante coreano ha sido valiente en el diseño, sentados al volante también estamos ante un concepto diferente. Las entradas de aire están completamente camufladas en las líneas horizontales que dominan un ambiente nada recargado, con buenos materiales y acabados. La pantalla central está bien integrada, usándose ese sistema para la del conductor, todo muy moderno y elegante, pero unido a la presencia de zonas de plástico negro brillante, atrae al polvo más de lo deseado. Otra pega es el exceso de conmutadores táctiles, que no garantizan si no acabamos echando un vistazo si se ha activado o desactivado lo que queríamos. El conjunto lo denomina el fabricante Interspace, y cuanta con siete airbags, incluido uno central entre conductor y acompañante y un completísimo equipamiento, con asientos calificados y refrigerados, ayudas a la conducción y varias opciones de conectividad. Los relojes digitales de cuenta kilómetros y cuenta revoluciones se convierten en pantallas que reflejan lo que ven las cámaras situadas en la parte baja de los retrovisores exteriores cuando activamos los intermitentes laterales. La ayuda para no tener ángulos muertos no puede ser mejor. Asientos cómodos con un cuero y buen tacto de volante. Estamos sin duda ante el mejor Hyundai puesto en el mercado. Todo resulta suave al tacto y con ajuste perfecto. Las plazas traseras permiten una postura cómoda con techo alto pese a lo que el diseño exterior pudiera dejar entrever. Más que suficientes para dos y correctas con tres ocupantes. Como detalle, dispone de cortinillas para las ventanas caso de que no queramos que el sol moleste a los ocupantes. El maletero, tiene 616 litros de capacidad, con los asientos en posición  original. Cifra que aumenta hasta los 1799 con los asientos abatidos. No cuenta con rueda de repuesto, algo básico si vamos a salir del asfalto con frecuencia. Solo cuanta con kit anti pinchazos. En marcha, un incansable rodador. Contamos con un propulsor diésel de 136 caballos, que mueve el conjunto de forma satisfactoria. Lo apoya una hibridación ligera 48v, lo que le permite disfrutar de la etiqueta ECO. El consumo medio anunciado baja de los siete litros, algo que se podrá intentar cuando con el paso de los kilómetros, el propietario exprima las posibilidades del modelo. El cambio es un DCT de siete marchas que funciona de forma correcta y progresiva. Tenemos tres modos de utilización Eco, Normal o Sport, lo que nos permitirá adecuar nuestra conducción a nuestros gustos o necesidades. El tarado de suspensiones es correcto y mantiene un buen compromiso entre confort y efectividad. Estamos ante una opción de compra muy interesante para los que no quieren ir como la mayoría de usuarios, nuestra unidad 1.6 CRDI con acabado Style arranca en 33050 euros, pero tenemos un Tucson desde 28000 que aunque tenga tracción a un solo eje y menos equipamiento nos hará disfrutar de un modelo diferente al de la mayoría. En el monte, mejor de lo previsto. No es un vehículo específicamente preparado para ello, pero nos ha sorprendido su buen comportamiento y eso que la monta de neumáticos de origen es completamente enfocada al asfalto. El mayor hándicap es sin duda la altura libre al suelo que no llega a los 19 centímetros, lo que penaliza el ángulo ventral. Los neumáticos 235/50 R19, se pueden sustituir por unos 225/55, que subirán un centímetro la medida citada sin modificar apenas el desarrollo y sin problemas en la ITV, y si nos decantamos por un dibujo mixto, ganaremos en todas nuestras salidas fuera del asfalto. La colección de cámaras exteriores, permiten moverse con garantías de éxito en maniobras y pasos complicados, lo que unido a sus ayudas electrónicas, nos permitirán recorrer pistas y caminos, sin mayor problema. El tarado de suspensiones, se mantiene confortable salvo que rodemos por zonas muy rotas. No hay que olvidar que los bajos traen una protección mínima y que los ángulos característicos no son muy amplios. No obstante podremos salir airosos de muchas situaciones inabordables para otros SUV. N Line. Deportividad. Dentro de la gama es el acabado específico de carácter más radical. Detalles estéticos y un tarado de suspensiones mas deportivo lo definen.

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Prueba. 1400 kilómetros con Hyundai Tucson Hibrido Ligero. En el término medio…

¡Esta la virtud! Dice el refrán, consecuencia de lo que ya barruntaba Aristóteles hace siglos y es que después de probar el Kona y el Santa Fe, respectivamente por debajo y por encima en gama, cerrábamos el circulo de los SUV más modernos llegados al mercado de la mano de la marca coreana con el Tucson, a mitad de camino de los antes mencionados y  es el que más nos ha gustado. Recogimos un FL CRDi 2.0 4×4 AT 48 V con 4404 kilómetros y nos metimos en el tráfico urbano como primer escenario. El concepto de hibrido ligero supone que aparte del propulsor térmico existe otro eléctrico de 48 voltios con una batería de litio en la base del maletero que colabora con el principal en aceleraciones y maniobras de arranque. Esto supone una reducción de emisiones del 7% recortando de paso los consumos. La administración no acaba de quedar convencida del sistema por lo que no ha facilitado al modelo la etiqueta ECO. Centrándonos en el coche, lo primero que comprobamos es que el aislamiento acústico es muy bueno, y ni los ruidos exteriores ni los propios del vehículo, nos llegan con nitidez. El tamaño, que parece exteriormente generoso sobre todo en sus más de cuatro metros de longitud, no resulta complicado de mover. Suavidad en todo, ajuste impecable y acabados de calidad nos terminan de convencer, de que dentro de un Tucson se está cómodo y bien. El remate es una cascada de equipamiento completa con lo último en ayudas a la conducción, conectividad y confort, siendo agradable el techo de cristal panorámico deslizante. Nos disponemos a hacer un viaje con tres ocupantes y mucho equipaje. El maletero de más de 500 litros traga con muchos bultos y es de agradecer. El nivel de carga del maletero es algo alto (influirá la batería de litio) y se echa en falta la rueda de repuesto que no obstante es opcional, y para nosotros imprescindible sobre todo si se sale al monte, aunque se “coma” el espacio de carga. En vías rápidas sigue siendo una delicia, se hacen kilómetros sin sentir, y es un verdadero rodador. Los asientos no incomodan con el paso de los kilómetros y el viaje por largo que sea se hace sin sentir. Los traseros acogen bien a dos adultos aunque sean de envergadura y algo peor si son tres los que van sentados. Las carreteras de montaña se recorren sin sentir y es también noble y agradecido, no parece que llevemos un vehículo de ese tamaño. El motor es capaz para mover con soltura el vehiculo en cualquier circunstancia. Llega el momento de salir del asfalto y lo primero es valorar con que argumentos a favor y en contra contamos. Los ángulos característicos no son muy favorables, aunque presenta buena altura libre. Lo peor los neumáticos totalmente de asfalto en medida 254/45 montados en unas preciosas llantas de 19 pulgadas. Lo ideal sería sustituirlos por unos 235/50 equivalentes a los de origen y que hace ganar al Tucson más de un centímetro de altura libre. Nos ayudaran, el sistema H Trac que pasa tracción del eje delantero al trasero cuando las condiciones del terreno se vuelven resbaladizas, el bloqueo de diferencial central, el control de descensos, la ayuda de arranque en pendiente, la cámara de visión 360º que garantiza que aun conduciendo solos tendremos buena visibilidad a la hora de superar un paso estrecho y las protecciones de bajos, algo más serias de lo que normalmente llevan los vehículos de serie. En pistas y caminos con buen firme, el Tucson se desenvuelve perfectamente, es tan ágil como en asfalto invitando a llevar buen ritmo. Si el camino empeora, la suspensión absorbe bien las irregularidades, ya que el tarado de suspensiones es bonachón, algo que si en asfalto parece pedir más dureza, se compensa en el monte con un buen comportamiento. Los recorridos no son exagerados pero permiten superar pasos trialeros a priori inabordables. En la práctica tan solo cuidando los bajos del tren delantero y teniendo en cuenta el ángulo ventral, podremos ser uno más en cualquier ruta de club que tenga las dificultades controladas. Sinceramente va mejor de lo que podría pensarse en un principio. Se agradecen las ayudas, todas son efectivas y de fulminante puesta en marcha. Lo mejor el bloqueo de diferencial, algo que quienes dejen el coche tal cual, pero vivan en zonas donde la nieve se presente con frecuencia agradecerán. El resto permite alegrías, como el sistema de arranque en pendiente, que es de gran ayuda si quedamos bloqueados y debemos abortar la maniobra. Devolvemos el Tucson con 5811 kilómetros, 1407 más que cuando fuimos a por él. El consumo medio ha superado los ocho litros, algo razonable, si tenemos en cuenta que hemos hecho algo de campo y que viajamos muchos kilómetros a tope de carga. Definitivamente es nuestro Hyundai favorito, se defiende en cualquier circunstancia, y no podremos apuntarnos a un trial con él, pero saldrá airoso de muchos recorridos por pistas y caminos, si nos entretenemos en calzarlo bien.

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Prueba Hyundai Tucson. Un SUV 4×4 diferente y completo.

En un mercado en el que los modelos tienden a parecerse por aquello de ofrecer lo que demanda el cliente final y sobre todo en el segmento C: Buen tamaño, mucho espacio, cinco puertas… se agradecen los esfuerzos diferenciadores de los fabricantes, sobre todo se  tiende a innovar. En Hyundai, no solo cumplen con la intención, sino que han dado un serio paso adelante con un modelo de diseño exterior rompedor, equipamiento brutal y detalles diferenciadores. Formas atractivas y personales. Exteriormente lo que más llama la atención es el frontal, que muestra líneas innovadoras, basadas en el término “Joyas para métricas”, y que representan figuras poliédricas acertadamente ensambladas como un solo panel. El juego de luces encastrado y con varias alturas, también es diferente a lo habitual en nuestras vías, dejando claro el diseño diferenciador. Las ópticas principales están sobre los laterales ya casi en el faldón delantero. Estas figuras aparecen en otras partes del vehículo como los paragolpes traseros o algunos mandos del salpicadero. La carrocería, huye de las redondeces mostrando ángulos en diversas zonas destacando los abultados pasos de rueda, que remarcan su carácter agresivo y deportivo. (Nos llegaron a decir y más de una vez quienes veían el coche, que “tiene un golpe”, hasta que descubrían que las formas en el lateral son totalmente intencionadas). La parte posterior también es muy atractiva, con ópticas radicales en diseño y el logo en medio de la luna. Como último detalle, el limpiaparabrisas trasero baja desde la parte inferior del spoiler trasero. No ha habido relajo en esta cuarta generación del modelo, del que se han vendido siete millones de unidades desde su llegada al mercado, casi uno y medio en nuestro continente y con este Tucson se ha hecho una apuesta fuerte. A bordo, todo atenciones. Si en el exterior el fabricante coreano ha sido valiente en el diseño, sentados al volante también estamos ante un concepto diferente. Las entradas de aire están completamente camufladas en las líneas horizontales que dominan un ambiente nada recargado, con buenos materiales y acabados. La pantalla central está bien integrada, usándose ese sistema para la del conductor, todo muy moderno y elegante, pero unido a la presencia de zonas de plástico negro brillante, atrae al polvo más de lo deseado. Otra pega es el exceso de conmutadores táctiles, que no garantizan si no acabamos echando un vistazo si se ha activado o desactivado lo que queríamos. El conjunto lo denomina el fabricante Interspace, y cuanta con siete airbags, incluido uno central entre conductor y acompañante y un completísimo equipamiento, con asientos calificados y refrigerados, ayudas a la conducción y varias opciones de conectividad. Los relojes digitales de cuenta kilómetros y cuenta revoluciones se convierten en pantallas que reflejan lo que ven las cámaras situadas en la parte baja de los retrovisores exteriores cuando activamos los intermitentes laterales. La ayuda para no tener ángulos muertos no puede ser mejor. Asientos cómodos con un cuero y buen tacto de volante. Estamos sin duda ante el mejor Hyundai puesto en el mercado. Todo resulta suave al tacto y con ajuste perfecto. Las plazas traseras permiten una postura cómoda con techo alto pese a lo que el diseño exterior pudiera dejar entrever. Más que suficientes para dos y correctas con tres ocupantes. Como detalle, dispone de cortinillas para las ventanas caso de que no queramos que el sol moleste a los ocupantes. El maletero, tiene 616 litros de capacidad, con los asientos en posición  original. Cifra que aumenta hasta los 1799 con los asientos abatidos. No cuenta con rueda de repuesto, algo básico si vamos a salir del asfalto con frecuencia. Solo cuanta con kit anti pinchazos. En marcha, un incansable rodador. Contamos con un propulsor diésel de 136 caballos, que mueve el conjunto de forma satisfactoria. Lo apoya una hibridación ligera 48v, lo que le permite disfrutar de la etiqueta ECO. El consumo medio anunciado baja de los siete litros, algo que se podrá intentar cuando con el paso de los kilómetros, el propietario exprima las posibilidades del modelo. El cambio es un DCT de siete marchas que funciona de forma correcta y progresiva. Tenemos tres modos de utilización Eco, Normal o Sport, lo que nos permitirá adecuar nuestra conducción a nuestros gustos o necesidades. El tarado de suspensiones es correcto y mantiene un buen compromiso entre confort y efectividad. Estamos ante una opción de compra muy interesante para los que no quieren ir como la mayoría de usuarios, nuestra unidad 1.6 CRDI con acabado Style arranca en 33050 euros, pero tenemos un Tucson desde 28000 que aunque tenga tracción a un solo eje y menos equipamiento nos hará disfrutar de un modelo diferente al de la mayoría. En el monte, mejor de lo previsto. No es un vehículo específicamente preparado para ello, pero nos ha sorprendido su buen comportamiento y eso que la monta de neumáticos de origen es completamente enfocada al asfalto. El mayor hándicap es sin duda la altura libre al suelo que no llega a los 19 centímetros, lo que penaliza el ángulo ventral. Los neumáticos 235/50 R19, se pueden sustituir por unos 225/55, que subirán un centímetro la medida citada sin modificar apenas el desarrollo y sin problemas en la ITV, y si nos decantamos por un dibujo mixto, ganaremos en todas nuestras salidas fuera del asfalto. La colección de cámaras exteriores, permiten moverse con garantías de éxito en maniobras y pasos complicados, lo que unido a sus ayudas electrónicas, nos permitirán recorrer pistas y caminos, sin mayor problema. El tarado de suspensiones, se mantiene confortable salvo que rodemos por zonas muy rotas. No hay que olvidar que los bajos traen una protección mínima y que los ángulos característicos no son muy amplios. No obstante podremos salir airosos de muchas situaciones inabordables para otros SUV. N Line. Deportividad. Dentro de la gama es el acabado específico de carácter más radical. Detalles estéticos y un tarado de suspensiones mas deportivo lo definen.

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Prueba. 1400 kilómetros con Hyundai Tucson Hibrido Ligero. En el término medio…

¡Esta la virtud! Dice el refrán, consecuencia de lo que ya barruntaba Aristóteles hace siglos y es que después de probar el Kona y el Santa Fe, respectivamente por debajo y por encima en gama, cerrábamos el circulo de los SUV más modernos llegados al mercado de la mano de la marca coreana con el Tucson, a mitad de camino de los antes mencionados y  es el que más nos ha gustado. Recogimos un FL CRDi 2.0 4×4 AT 48 V con 4404 kilómetros y nos metimos en el tráfico urbano como primer escenario. El concepto de hibrido ligero supone que aparte del propulsor térmico existe otro eléctrico de 48 voltios con una batería de litio en la base del maletero que colabora con el principal en aceleraciones y maniobras de arranque. Esto supone una reducción de emisiones del 7% recortando de paso los consumos. La administración no acaba de quedar convencida del sistema por lo que no ha facilitado al modelo la etiqueta ECO. Centrándonos en el coche, lo primero que comprobamos es que el aislamiento acústico es muy bueno, y ni los ruidos exteriores ni los propios del vehículo, nos llegan con nitidez. El tamaño, que parece exteriormente generoso sobre todo en sus más de cuatro metros de longitud, no resulta complicado de mover. Suavidad en todo, ajuste impecable y acabados de calidad nos terminan de convencer, de que dentro de un Tucson se está cómodo y bien. El remate es una cascada de equipamiento completa con lo último en ayudas a la conducción, conectividad y confort, siendo agradable el techo de cristal panorámico deslizante. Nos disponemos a hacer un viaje con tres ocupantes y mucho equipaje. El maletero de más de 500 litros traga con muchos bultos y es de agradecer. El nivel de carga del maletero es algo alto (influirá la batería de litio) y se echa en falta la rueda de repuesto que no obstante es opcional, y para nosotros imprescindible sobre todo si se sale al monte, aunque se “coma” el espacio de carga. En vías rápidas sigue siendo una delicia, se hacen kilómetros sin sentir, y es un verdadero rodador. Los asientos no incomodan con el paso de los kilómetros y el viaje por largo que sea se hace sin sentir. Los traseros acogen bien a dos adultos aunque sean de envergadura y algo peor si son tres los que van sentados. Las carreteras de montaña se recorren sin sentir y es también noble y agradecido, no parece que llevemos un vehículo de ese tamaño. El motor es capaz para mover con soltura el vehiculo en cualquier circunstancia. Llega el momento de salir del asfalto y lo primero es valorar con que argumentos a favor y en contra contamos. Los ángulos característicos no son muy favorables, aunque presenta buena altura libre. Lo peor los neumáticos totalmente de asfalto en medida 254/45 montados en unas preciosas llantas de 19 pulgadas. Lo ideal sería sustituirlos por unos 235/50 equivalentes a los de origen y que hace ganar al Tucson más de un centímetro de altura libre. Nos ayudaran, el sistema H Trac que pasa tracción del eje delantero al trasero cuando las condiciones del terreno se vuelven resbaladizas, el bloqueo de diferencial central, el control de descensos, la ayuda de arranque en pendiente, la cámara de visión 360º que garantiza que aun conduciendo solos tendremos buena visibilidad a la hora de superar un paso estrecho y las protecciones de bajos, algo más serias de lo que normalmente llevan los vehículos de serie. En pistas y caminos con buen firme, el Tucson se desenvuelve perfectamente, es tan ágil como en asfalto invitando a llevar buen ritmo. Si el camino empeora, la suspensión absorbe bien las irregularidades, ya que el tarado de suspensiones es bonachón, algo que si en asfalto parece pedir más dureza, se compensa en el monte con un buen comportamiento. Los recorridos no son exagerados pero permiten superar pasos trialeros a priori inabordables. En la práctica tan solo cuidando los bajos del tren delantero y teniendo en cuenta el ángulo ventral, podremos ser uno más en cualquier ruta de club que tenga las dificultades controladas. Sinceramente va mejor de lo que podría pensarse en un principio. Se agradecen las ayudas, todas son efectivas y de fulminante puesta en marcha. Lo mejor el bloqueo de diferencial, algo que quienes dejen el coche tal cual, pero vivan en zonas donde la nieve se presente con frecuencia agradecerán. El resto permite alegrías, como el sistema de arranque en pendiente, que es de gran ayuda si quedamos bloqueados y debemos abortar la maniobra. Devolvemos el Tucson con 5811 kilómetros, 1407 más que cuando fuimos a por él. El consumo medio ha superado los ocho litros, algo razonable, si tenemos en cuenta que hemos hecho algo de campo y que viajamos muchos kilómetros a tope de carga. Definitivamente es nuestro Hyundai favorito, se defiende en cualquier circunstancia, y no podremos apuntarnos a un trial con él, pero saldrá airoso de muchos recorridos por pistas y caminos, si nos entretenemos en calzarlo bien.

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