Prueba. 1000 kilómetros con el Skoda Karoq. Sin complejos.
Habíamos probado ya su hermano mayor, el Kodiaq que nos gusto, porque ofrece más de lo que parece y lo que nos interesa, en el campo con mínimas modificaciones se defiende. Ahora nos ponemos a los mandos de su hermano “pequeño”, para comprobar si mantiene el tipo. No solo lo mantiene sino que incluso lo mejora. Recogimos el vehículo con 8449 kilómetros y lo devolvimos con 9390, 941 después, un acabado Style manual con el motor TDi de 150 caballos. A primera vista, cuesta creerse que es el hermano menor, ya que sus dimensiones exteriores son generosas. No obstante se trata de un SUV 4×4 que sobre el papel debería moverse en el monte mejor que su hermano mayor por una sencilla razón, el peso, que le permitirá salir más airoso de situaciones complicadas. Formas muy correctas y atractivas con buena accesibilidad gracias al generoso tamaño de las puertas y el maletero. Las llantas, son bonitas, pero sus 19 pulgadas y neumáticos 225/45 demuestran un enfoque muy de asfalto aunque se puede mejorar en este aspecto gracias a las opciones que brinda el propio fabricante. A bordo, buenos materiales y eficaz insonorización, todo con un tacto agradable y unos asientos que envuelven bien la zona lumbar y no molestan con el paso de los kilómetros. Los traseros tienen un tamaño correcto con dos adultos, pero tres viajaran algo justos. El maletero es generoso y alberga la rueda de repuesto que aunque es de emergencia, existe. El andar del Karoq, es progresivo y agradable gracias a las bondades de su motor y el buen manejo del cambio lo permiten y es un lujo el paso de los kilómetros. En vías rápidas, se mueve con soltura, los sistemas de ayuda a la conducción se agradecen y tan solo en zonas con sucesión de curvas el aviso de cambio de carril nos resulto levemente intrusivo. En tráfico urbano se maneja muy bien ya que aunque parece grande sus dimensiones son contenidas. En campo hemos disfrutado del modelo. Las suspensiones tienen un buen compromiso entre confort y eficacia, y podremos rodar muy rápido en pistas de buen piso. Si el camino se complica, deberemos tener en cuenta sobre todo los ángulos característicos, 18,4º el delantero y 18,7º el trasero para poder abordar los pasos complicados. Los bajos sin protecciones en buena parte de la mecánica, nos obligan a rodar con cautela, pero en el modo de conducción “off road”, nos hemos atrevido con trialeras largas y de considerable inclinación (rodamos en el circuito del Rincón de Barrachina, los que lo conozcan saben de que hablo) todo es muy efectivo sobre todo el control de descensos que funciona de forma impecable poniéndolo a prueba con cuatro adultos a bordo, suelo mojado y con los neumáticos que montaba nuestra unidad de pruebas totalmente enfocados al asfalto. Tan solo alguna zona en la que se debía jugar con el gas nos vimos obligados a exigirle al embrague, para poder pasar. Los consumos nos parecieron contenidos, sobre todo frente a modelos similares que son más bebedores. El fabricante anuncia poco más de cinco litros cada cien kilómetros, y ha habido tramos en los que hemos estado cerca, pero rodando sin pensar en ahorrar nos hemos ido a un litro mas, siempre con dos pasajeros y poco equipaje. Como mejoras, con mínimos detalles ofrecidos por la propia Skoda en sus concesionarios oficiales, tendremos un Karoq mas campero que con la configuración de serie. Mejor con el cambio automático DSG que con el manual (la diferencia de precio no es excesiva y merece la pena. Se nos hace imprescindible instalar el juego de protecciones de bajos que no llega a los doscientos euros de costo y montar la llanta de dieciséis pulgadas, que se ofrece también como opción de rueda de repuesto. Esto nos permitirá montar neumáticos con mas balón y dibujo mixto e incluso una medida más para ganar en altura y poder cruzar los cinco cada cierto número de kilómetros. Así nos moveremos por pistas y caminos con más garantías y no seremos un SUV más sino uno de los que siguen avanzando cuando otros se quedan. Este Karoq, es una buena opción para los que quieren vehículo familiar sin renunciar a salidas y excursiones al monte. La opinión de Javier Vicente* “Me ha convencido”. “No soy mucho de este tipo de vehículos, prefiero los todo terreno de verdad, con chasis y reductora, pero he de reconocer que me ha sorprendido su buen comportamiento, ya que a la hora de la verdad, por los caminos circula sin problemas. Es más, he recorrido toda la finca y el coche ha pasado de forma solvente por todas las zonas delicadas. Me ha gustado mucho el confort en todos los sentidos que se vive a bordo. Mejor calzado sería un buen compañero de aventuras, además en carretera los desplazamientos deben ser de lo más agradable”. *Javier Vicente, lleva décadas en labores de formación y competición en el sector, gestionando dos circuitos para la práctica del todo terreno permanentes y siendo uno de los responsables de buena parte del recorrido de la Baja Aragón, la prueba de la Copa del Mundo que se celebra en nuestro país.