EXPEDICIÓN A ETIOPÍA: 2ªPARTE.
ETIOPÍA: TIERRAS VÍRGENES II PARTE. Texto y fotos: www.juanantoniomunoz.com EDICIÓN EN PAPEL EN LA REVISTA AUTOAVENTURA 4X4. Acabamos de llegar al aeropuerto de Adids Abeba y siento haberme despertado de un sueño. Dos horas de vuelo nos separan de un mundo fascinante y casi irreal, de un mundo en el que los hombres se resisten a subirse en el carro del progreso. Si embargo, este país todavía nos deparará sorpresas. Sólo tenemos que volver a subirnos en nuestros 4×4 para averiguarlo. DIA 10 Lógia. La temperatura va en aumento y el tráfico de camiones que van y vienen de Djibouti nos hace sentir lejana en el tiempo la estancia con los Surma y las otras tribus del sur. Es increíble el cambio de paisajes, cultura y tribus en un mismo país. En Lógia nos cuesta dormir por culpa del calor. No hemos seguido ruta ya que tenemos que obtener los permisos para poder entrar en el desierto del Danakil. Además, nos obligan llevar un vulcanólogo oficial durante todo el recorrido. DIA 11 Lago Afrera. La altitud sigue descendiendo mientras que la temperatura sigue en aumento. El calor y el desolado paisaje nos indican que estamos adentrándonos en la zona con la temperatura media anual más cálida del planeta: 34 grados. El recorrido me recuerda los paisajes del sur de Marruecos en las proximidades de Zagora. Enormes extensiones de piedras negruzcas se mezclan con una arena que en algunos lugares se ha transformado en una especie de polvos de talco. Tenemos que dejar mucha distancia entre los coches ya que la polvareda impide cualquier visión. Paramos a comer en una especie de chamizo de paja a casi 45 grados de temperatura. En estos casos resulta difícil pensar en comida cuando lo único que deseamos es beber algo no ya frío sino, al menos, fresco. La población Afar, lejos de lo que habíamos escuchado, es muy amable y hospitalaria. El encuentro con los primeros caravaneros es casi como transportarnos en el tiempo. Subsisten gracias al comercio de la sal y eso se hace palpable al llegar al lago Afrera, ya a casi 150 metros bajo el nivel del mar. Un baño en sus salinas aguas nos relaja y reconforta del calor pasado durante la jornada. Al tener una alta concentración de sal nos podemos bañar y flotar sin hundirnos, del mismo modo que ocurre en las aguas del Mar Muerto. Dormimos al aire libre sobre unos camastros de madera. En este lugar no hacen falta las mosquiteras. Pocos insectos pueden soportar esta sequedad y calor. DIA 12 Volcán Erta Ale. Antes de salir de este lugar perdido del mundo la policía nos obliga a llevar escolta policial armada durante toda nuestra estancia en el desierto del Danakil. Estamos en una zona insegura por culpa de los conflictos con Eritrea y no es la primera vez que grupos armados secuestran a algún viajero. Una vez más la ruta me recuerda al sur de Marruecos. La pista que une Mhamid con Foum Zguid es casi copia de la ruta que llevamos. La temperatura supera los 45 grados, lo que imposibilita casi hacer cualquier movimiento. Las desoladas planicies tienen siempre como imagen de fondo los conos de los diferentes volcanes de la región. Buscamos una caseta de control en medio del desierto. La policía nos dice que obligatoriamente tenemos que ir hasta ese punto ya que es allí donde nos autorizarán a seguir hasta el volcán Erta Ale y poder así contratar los camellos y porteadores para realizar la ascensión. Después de casi una hora de búsqueda encontramos la caseta. Mientras nuestro guía realiza las formalidades, nosotros buscamos una sombra en la que aletargarnos y evitar cualquier tipo de esfuerzo. Parece increíble que los Afar puedan vivir en este medio tan hostil durante todos los días de su vida sin llegar a consumirse. Estamos navegando hacia uno de los volcanes. Las zonas planas dan paso a un terreno caótico y negro de lava. Una auténtica trialera en la que avanzamos a menos de diez kilómetros hora. Por fin llegamos hasta el punto desde el que continuaremos nuestra ascensión a pie. Tenemos que preparar el material que queremos que lleven los porteadores, el que transportaremos sobre nuestras espaldas y…esperar que llegue el atardecer y descienda la temperatura. Iniciamos la marcha. Según el guía Afar tenemos entre 15 y 25 kilómetros de recorrido hasta llegar a la cumbre del volcán. Afortunadamente sopla una ligera brisa y el cielo amenaza tormenta. Cae la noche y subimos a ritmo lento para ahorrar energía. Hacer la ascensión durante el día sería un acto de suicidio. A media ladera, un rojizo resplandor sobre la montaña nos sobrecoge a todos. Estamos llegando a unos de los pocos volcanes activos del mundo. Un fuerte e indescriptible olor a azufre nos indica que ya casi hemos llegado. Por fin alcanzamos la cima. Bajo nosotros se abre otra caldera que emite violentas explosiones de color rojo. Antes de continuar hasta ella preferimos esperar la llegada de los camellos que traerán la cena y poder así descansar un poco. DIA 13 Ahmed Alle. Son las dos de la madrugada. Atacamos el último tramo antes de llegar a la caldera activa. Descendemos unos 20 metros y proseguimos sobre frágiles planchas de lava de formas infinitas. Realmente la sensación sobrecoge y es difícil de contar. De repente, aparece el gran lago de lava incandescente, el único que existe en el mundo. El silencio es roto por el continuo borboteo y ebullición de lava cuyo sonido recuerda las olas del mar rompiendo en la playa. Violentas explosiones encienden el lugar con un intenso color rojo que lo ilumina todo. Los que hemos llegado hasta aquí preferimos disfrutar del momento y dejarnos llevar por esta fuerza de la naturaleza. Al amanecer el sol va descubriendo lo que hace algunos minutos sólo se podía adivinar. Gigantescas placas azuladas de lava han formado un escenario irreal y abstracto. Los porteadores nos indican desde lo alto que tenemos que iniciar el descenso,