A bordo de una Hilux de Overdrive con Nani Roma. Una pick-up de altas prestaciones.
Nada más terminar la última carrera del certamen en Cuenca, por gentileza de Toyota España nos pudimos sentar en el asiento de la derecha con Joan, circunstancia que no era nueva ya que cuando estuvo en Mitsubishi y posteriormente en Mini pudimos disfrutar de su pilotaje. Para la ocasión la unidad de carreras era una Hilux Overdrive 2.013 que aun mantiene las ruedas de repuesto en la parte trasera y no dispone de las mejoras de motor que tiene la que utilizara para disputar el próximo Dakar americano que se encuentra inmersa en la última revisión antes de embarcar para cruzar el Atlántico. Esta Toyota esta mantenida por los hombres de MR (Manuel Russo) representantes de Overdrive en la península. El coche está tal y como acabo la carrera, tan solo un lavado y la retirada de la publicidad obligatoria lo diferencian de cómo entro en el parque cerrado final. Subirnos no ha sido complicado, la ayuda de Alex Haro el copiloto de verdad es fundamental. Una vez a bordo nos disponemos a rodar, haciéndolo durante unos centenares de metros de forma tranquila para que el Toyota adquiera la temperatura ideal de funcionamiento. El tramo acotado es parte de la prologo de la carrera que se celebró el viernes, concretamente el tramo del final que acababa combinando rectas cortas con curvas cerradas y pasos rotos incluyendo una trialera de subida. Roma controla el vehículo con su habitual eficacia, los más de 700 kilómetros de carrera que acaba de hacerse se notan. Pese a estar rodando con uno del todo terreno más apetecibles del momento, en vez de fijarnos en su impecable pilotaje, mantenemos una buena charla: “Quería rodar en este tipo de trazado, porque refleja fielmente lo que he vivido durante estos tres días de carrera. Hay sitios donde no cabemos literalmente y casi hay que hacer maniobra”, afirma, “además de lo que se castiga la carrocería por la vegetación existente que te golpea puertas y techo”, continua. El sonido es fuerte pero delicioso y es que como los motores de gasolina para destacar entre la competencia nada, aunque lo que más nos ha impresionado es la eficacia del cambio que impide no solo que el motor caiga de vueltas sino que también perdamos ni un caballo de potencia. Pese a que es contenido de medidas la buena batalla convierte a esta Hilux en un vehículo muy estable, sobre todo al hacer cierto tipo de trazadas que incluye subirse por el talud en algunas curvas, Roma nos tranquiliza: “Ni se entera, puedes atacar con confianza”, acabamos en una trialera de subida, que el Toyota aborda como si fuera una sencilla rampa de garaje. Si esta va así, la “buena…” Lo dicho Toyota, 4×4 y de gasolina. ¿A qué aficionado no le gusta?