Edición en papel en la revista Todo Terreno. Los buggies ligeros, no paran en su escalada de prestaciones, peleando de tu a tú con los más pesados y menos agiles todo terrenos de competición convencionales. Este Can Am es el modelo más en forma. Texto y fotos: Ángel Montalbán. Todo comenzó en un enduro 4×4 del certamen andaluz que cosas se disputo en Águilas, donde el piloto Pep Vila se presentó en el parque cerrado con RBS Obey con la intención de que el resto de deportistas de la especialidad lo conocieran y lo consideraran como una alternativa económica para competir con los 4×4 de carreras convencionales. Durante la temporada siguiente peleó lo indecible con los técnicos de la Federación Española para que el vehículo pudiera homologarse y una vez llevado a cabo, tanto Pep como su hijo Miquel llegaron a cuajar buenos resultados deportivos. Polaris entro con más unidades a competir en años posteriores, y tras un segundo puesto absoluto de Marc Blazquez en una Baja Almanzora, llegaron dos victorias absolutas en esa carrera del Nacional de Todo Terreno de mano de Jordi Abril y Sami Plaza respectivamente en 2015 y 2016. La idea había funcionado. No solo se corría con ellos sino que también ganaban carreras. Su escaso peso y dimensiones les hacían imbatibles en según qué condiciones de carrera, sobre todo en trazados tortuosos o terreno embarrado. Ahora, estar delante con uno de estos vehículos disparó los costes de los mismos. Artic Cat, apareció fugazmente con una unidad en manos de Xavi Serra, y como ultimo invitado apareció… Can Am. Y ha podido con todos con la unidad que ilustra estas páginas que en manos del cuatro veces Campeón de España Manuel Plaza, y copilotado por su hija Mónica, han sido muy competitivos, llegando a ganar una carrera del presente Nacional el I Rally Dehesa de Extremadura, una de las más duras que se recuerdan no solo por un exigente trazado sino por unas altísimas temperaturas que se registraron durante todo el fin de semana de carrera. UN PROYECTO SENCILLO QUE FUNCIONA. Plaza es toda una institución en la especialidad, y no suele dar puntada sin hilo. El Can Am está en la punta de potencias del sector, que ronda de momento los 170 caballos (futuros modelos de varias marcas anuncian la llegada de propulsores que rondaran los 200) para 719 kilogramos que pesa el modelo en vacio según se vende en los concesionarios oficiales de la marca, que los reciben a cuenta gotas ya que la demanda del modelo a nivel mundial es brutal, enviando desde fabrica pedidos descomunales a países árabes donde las ventas son de tal calibre que eligen colores personalizados fuera de la gama oficial y el fabricante, satisface los deseos de los clientes finales. Sus medidas son equivalentes a las de un 4×4 pequeño como por ejemplo un Jimny, por lo que el aspecto del coche no es precisamente de “buggie ligero”. Se ha trabajado lo justo para mantener en lo posible la mecánica de serie pare tener la mayor fiabilidad. Suspensiones, trenes rodantes y frenos se han mejorado ostensiblemente, sobre todo en este último aspecto que ha sido todo un quebradero de cabeza para el piloto conquense. Gracias a los hombres de J.Juan el desarrollo de la configuración definitiva. Los problemas de efectividad y fatiga han sido solucionados. Parte del problema era el pequeño diámetro de las llantas de origen que ahora son de 17 pulgadas con neumáticos técnicos como los de cualquier todo terreno convencional lo que ha permitido incorporar discos y pinzas de mayor diámetro y tamaño respectivamente. La suspensión también se ha retocado en cuanto a geometría, pero se mantiene la monta de origen. Lo que si se ha modificado es la carrocería, que a diferencia de otros modelos es de duraluminio de ocho milímetros de grosor, de líneas muy rectas y con facilidad en el desmontaje y estratégicas aberturas para mejorar la refrigeración. Al ser pocas piezas no han aumentado en exceso el peso. Más complicado ha sido llevar a cabo la jaula antivuelco, que aparte de ser imprescindible reglamentariamente en materia de seguridad, debe hacer más rígido el conjunto. Muy complicada la fase de homologación federativa, ya que incluso no tener la documentación conforme, impidió al equipo participar en el Mar de Olivos cita jienense del certamen. Los de Cuenca son duros y no han parado hasta tener todo legal para correr. En orden de marcha, alcanza los 870 kilogramos a lo que hay que añadir un deposito suplementario que cubica 40 litros. Sus dimensiones son de 335 centímetros de largo por 183 de ancho y 170 de alto y una batalla de 102, mayor que la de muchos todo terreno cortos. EN MARCHA, UN TERREMOTO. Aprovechando una sesión de test que Plaza había preparado en Masia Pelarda el piloto nos invitó a conocerlo de cerca y con tranquilidad, oferta a todas luces irrechazable. Tras bajar el vehículo de su remolque, recibió los últimos ajustes de montaje, sobre todo en el tren trasero donde acoplar la nuevas medidas del disco y la pinza respecto del buje y la llanta llevo su tiempo. Fue el momento de comprobar que todo estaba bien terminado y que el mejor argumento de este tipo de vehículos la accesibilidad mecánica era perfecta, con la posibilidad de cambiar la correa del variador (pieza que sufre el mayor esfuerzo en este tipo de vehículos de forma fácil y rápida). Todos los elementos de competición saltan a la vista, asientos, cinturones, extinción, aparatos de medición de distancias, etc. Todo parece sencillo y básico pero está bien pensado. A diferencia de un 4×4 de los de toda la vida que para muchas cosas ha de pasar por un taller o un foso, un garaje será suficiente para mecanicar en este Can Am, algo que muchos pilotos privados agradecen. Acto seguido, Plaza arrancó y se dispuso a dirigirse a uno de los circuitos que Masia Pelarda tiene en sus instalaciones, pero nos sorprendió un tremendo