Prueba. 1000 kilómetros con el Alfa Romeo Stelvio First Editión 2.0 AWD. Disparo italiano.
Como tantas otras marcas, Alfa Romeo no ha podido evitar hacerse eco de la cada vez mayor presencia de modelos SUV en el mercado, sobre todo en el segmento Premium, plagado de firmas que en principio no hubieran comercializado vehículos de este tipo hace unos años. Tamaño generoso, cinco puertas, mayor altura de la carrocería y posibilidad de adquisición con tracción total para los más osados, han llegado a los que deciden en Italia y desde hace semanas el Stelvio, rueda por nuestras carreteras. Hemos podido probar uno de ellos. Como aficionado al automovilismo, Alfa es una marca que tenemos en el disco duro tanto en el día a día como en la memoria histórica y acercarse a uno siempre provoca un plus de interés. El coche por fuera es muy, muy bonito, además el color (denominado por el fabricante como rojo competizione) lo realza, ya que imita el que llevaban los de carreras durante buena parte del siglo pasado. El primitivo rojo Italia. Líneas armoniosas, con un frontal típico de la marca y llantas resultonas le convierten en un conjunto impresionante. Se puede decir que dentro de la similitud de líneas de muchos modelos del segmento, este parece tener su toque diferenciador. Marca de la casa, combinan diseño y soluciones actuales, como faros de Xenon o llantas de aleación de generoso diámetro, con cromados impecables o la eterna imagen de la parrilla de la marca. Por encima de todo, se mantiene el carácter deportivo que Alfa Romeo imprime a todas sus creaciones. El interior no le va a la zaga. Asientos cómodos y envolventes, volante con tacto agradable y perfecta ergonomía en todos los interruptores. Todo es fácil de entender y con un uso mínimo de teclas y botones, todo muy intuitivo lo que se agradece. Tiene toda la información, pero no apabulla con relojes, pantallas, testigos o luces. Es muy espacioso para cualquiera de los ocupantes, con una posición de los asientos cómoda independientemente de la morfología del pasajero. El maletero supera por poco los 500 litros pero nos pareció capaz para guardar varios equipajes. Bajo un falso fondo hay otra zona de carga en la que existen varios compartimentos que incluyen el kit anti pinchazos ya que ni en opción se puede adquirir con rueda de repuesto. Extras como el techo panorámico o el equipo de música, convierten un viaje en una agradable experiencia. UN AUTENTICA BOMBA. Puestos en marcha, todo resulta ser muy agradable y silencioso, sus generosas dimensiones exteriores parecen más pequeñas una vez a bordo cualquier movimiento es fácil. En vías rápidas, tendremos una berlina de buenas prestaciones, son casi 300 caballos (280), para poco más de 1700 kilos y el Stelvio es ágil. El cambio de ocho velocidades es eficaz y agradable y realmente aunque tiene tres posiciones de uso, la Normal la deportiva Dynamic y la mas progresiva Advanced Eficiency, una vez probadas no notamos excesivas diferencias salvo en el modo deportivo que apura las marchas algo más. Nuestro recorrido desde Madrid por la A-5 nos lleva de vía rápida a una carretera verdaderamente pensada para disfrutar, la que va desde Talavera de la Reina a Herrera del Duque capital de la Siberia Extremeña. Aquí es donde el Stelvio saca a relucir todo su potencial. Cabe recordar que rodamos con un vehículo de propulsión con la tracción en el eje trasero, que cuando detecta perdidas de adherencia pasa tracción al delantero hasta llegar incluso al 50-50. Puestos en el modo Dynamic y manejando el cambio con las levas del volante (estas tienen generosa longitud, por lo que quedan a mano por muy cerrado que sea el viraje), abordamos la inmensa variedad de curvas rápidas que tiene ese tramo, gozando de una estabilidad y aplomo impecables, lo que nos permite llevar un ritmo altísimo. Tan solo nos resulto molesta alguna de las ayudas a la conducción que resultaron ocasionalmente intrusivas por detectar como obstáculos elementos fijos que solo aparecían fugazmente en alguna de las trazadas. Posteriormente pudimos rodar por carreteras locales, ratoneras y reviradas en el Parque Natural de Cabañeros donde en algunos tramos te hartas verdaderamente de “dar manotazos” por la interminable sucesión de curvas. El Stelvio pasa bien por todo y da gusto conducirlo. No parece que estemos a bordo de un SUV, ya que el carácter deportivo sobrevuela cualquier acción. Este Alfa tiene los tres mandamientos de un vehículo rápido: anda, se tiene y frena. EN CAMPO, CON LIMITACIONES. Pocos de los que adquieran un Stelvio, se atreverán a sacarlo del asfalto, como mucho llegar a esa finca en la que tenemos un compromiso social y que tiene el acceso sin asfaltar, o abordar carreteras nevadas si es que la climatologia se tuerce. De todas maneras, si el camino está bien de piso, sin problemas. Es más, lo pide a gritos, su comportamiento es tan explosivo que hará las delicias de quienes lo aprieten. Se puede jugar con el sin problemas teniendo un comportamiento muy noble. Siempre hablamos de cómo mejorar la configuración de serie, desde luego con modificaciones que no tengan que dar cuanta en la ITV, pero el Stelvio está bien así, el asfalto es su espacio natural. De todas maneras, rodando con cautela, se puede llegar a muchos sitios a priori complicados para el modelo. Alguna de las fotos que ilustran este reportaje, dan fe de ello ya que con el Stelvio llegamos sin problemas a lugares como el Sitio de Malamoneda o el Dolmen de San Martin de Montalbán, con algunos pasos con pronunciadas roderas, inclinaciones o cubiertos de vegetación, donde según en que circunstancias (barro o hierba) el avance con un 4×2 se vería comprometido. Conviene activar el modo Advanced que actúa sobre la dirección, la respuesta del motor y el cambio, suavizando las reacciones del coche. El sistema de control de descensos también ayuda, es efectivo y permite rodar a mínima velocidad algo que se agradece en algunos pasos. Tampoco tenemos que olvidar que no tenemos una excesiva altura libre, llevamos ruedas