Foco. Al Limite 4×4. Segundas partes a veces son buenas.
Para esta segunda entrega, hemos reparado en un equipo muy peculiar. Pese a que pudieran parecer unos meros debutantes despistados y hasta jovenzuelos en aspecto, se trata de dos “perros viejos” del sector. Santiago Bravo, lleva en el mundo del todo terreno desde tiempos inmemoriales. Por su taller han pasado centenares de vehículos que bien, con mínimos retoques han emprendido su aventura de salir del asfalto o con trabajos integrales han conseguido brillantes resultados deportivos o han atravesado continentes enteros. De hecho Bravo atesora un serio bagaje en las disciplinas de trial y sobre todo en extremo en nuestro país y en salidas al extranjero incluyendo una Rain Forest en Malasia. Llevaba tiempo en el dique seco y hace aproximadamente un año encontró una joyita. Un Toyota Rav4 (“Rabioso”, es como le llama el piloto), de primera generación en su segunda serie, que pedía a gritos mantenerse en el perfecto estado de conservación que presentaba. Fuimos lideres en las suplicas de que lo mantuviera tal cual, pero Santi ya le tenía el futuro decidido. Desmontarlo por completo y competir con él en el Nacional de Todo Terreno nada menos. Dicho y hecho. Todo el año trabajando para tener el vehículo a punto para la carrera más cercana a su base de Las Rozas, la prueba de Guadalajara. En el asiento de la derecha Willy Villanueva, que necesitaría un “Foco” exclusivo dada su trayectoria en diversas disciplinas automovilísticas, pero extraño sin el volante delante. Ganaron la categoría Open, y aquello que comenzó con una carrerita se ha traducido en correr el Nacional de este año completo, haciendo a Willy de paso meterse en faena con su propio vehículo, lo que ha obligado a Bravo a buscar navegante, y este ha sido Jorge Fernández, profesional del sector del todo terreno como uno de los responsables del mayor distribuidor de accesorios del continente, Promyges. Hacen buena pareja y han conseguido ganar la categoría en la Baja Almanzora, y ser segundos en Mar de Olivos tras un Can Am que el reglamento ha permitido “colarse”. Conclusión, las segundas partes si pueden ser buenas. Además con una base económica y buena cabeza se puede estar arriba. El coche, de calle impecable entre carrera y carrera.