Transanatolia. La trastienda de la carrera. Una semana compitiendo con vehículos 4×4 en espacios abiertos.
Es lo mejor que tiene esta prueba, la posibilidad de meter una caravana de competición por sitios donde en otros países son pura ciencia ficción, además de que en Turquía se disponen de generosas superficies de variada formación, desde orografía prácticamente plana, hasta media montaña y con diferentes tipos de terreno. Esto lo saben en el “núcleo duro” de la carrera, formado por los hombres que aparecen en la foto. De izquierda a derecha: Orhan Celen, Burak Büyükpinar (verdadera alma mater) y Gokan Basiplikci. Apoyados por el Ministerio de Turismo de aquel país, llevan a cabo un recorrido pensado no solo en que sea selectivo variado y técnico para los participantes, sino que haga hincapié en lugares de espacial valor histórico, paisajístico y monumental, sin olvidar las zonas que se empiezan a despoblar por la migración del medio rural a las grandes capitales. Esta filosofía está presente hasta en la carteleria promocional de la prueba, así como el apoyo de los políticos en las ceremonias de pódium y entrega de premios, que son en lugares multitudinarios y de fácil acceso, incluyendo actuaciones musicales, y como no, la presencia de los politicos locales, regionales y nacionales. De hecho parte del recorrido es “sugerido” por las instituciones en base a las necesidades de promoción de según qué sitios. Estas son toda una fiesta que incluye hasta actuaciones musicales. Son un grupo fijo de más de cincuenta personas que se reparten las diferentes labores a llevar a cabo dentro de la organización. Desde actos promocionales hasta las de prensa, pasando por la logística, la seguridad y la recogida de los posibles residuos que la caravana llegara dejar a su paso. Destacar que en el equipo humano, turco en su práctica totalidad, encontramos a Giulio Fantoni, como realizador del rutometro. Este italiano es el responsable de cartografía de Overdrive en el Dakar y demás pruebas del Mundial donde participa el equipo. Es un verdadero lujo, oír sus explicaciones en el breafing sobre la etapa del día siguiente, no dejando detalle por transmitir. Importantísima también la flota de la que se dispone en la organización del Trnasanatolia. Nada menos que tres trailers. Uno de ellos la cocina, otro los lavabos y las duchas y otro con varias habitaciones y terraza que hace las funciones de cuartel general, sala de prensa, oficina de carrera, escenario y todo lo que se tercie. Un autobús acondicionado interiormente, sirve de segunda oficina móvil. Esto se traduce en buenos vivacs, con mobiliario suficiente para comer o trabajar sentado, suficientes tiendas comunes para dormir, e incluso escenarios donde alguna noche se amenizaba a la concurrencia con diferentes actuaciones y promociones. Ocasionalmente, en los campamentos más remotos se contrataba un repetidor móvil para garantizar buena cobertura en las comunicaciones. Paralelamente, los tres organizadores, utilizan todo terrenos equipados para garantizar una mayor agilidad en los desplazamientos, lo que le permite un seguimiento óptimo de las evoluciones no solo de la carrera sino de toda la caravana. Buscan lugares cómodos donde verificar, con espacio de sobra y posibilidades de promoción de los patrocinadores, además de ser lugar de paso para dar bien a conocer la carrera. El típico sitio donde no se estorba y se puede aparcar de repente cuando uno se lo encuentra. También se pone en marcha una zona comercial pensada para los patrocinadores. Entre los técnicos, cabe destacar, una marca de neumáticos, que no solo da a conocer su producto, sino que además, dispone de un camión taller donde los participantes pueden reparar y montar sus ruedas sin problemas. Paralelamente se encuentra una firma de utillaje, que aparte de mostrar sus referencias, dispone de completos carros de taller, con toda clase de llaves, destornilladores y demás “artilugios”, que permiten que a nadie le falte nada a la hora de tener una avería, bien porque se la ha dejado en casa o bien por rotura o avería de la misma. Precisamente, esa filosofía de que: “Entramos juntos, salimos juntos”, pensada para fomentar la camaradería, hace que para que más gente pueda disfrutar del montaje de la carrera, exista la categoría “raid”, en la que coches de estricta serie, o con mínimas preparaciones, puedan llevar a cabo el recorrido completo. Son claramente identificables por llevar el dorsal de otro color. La clasificación se lleva a cabo en base a los que han sido más fieles con el trazado correcto facilitado por el Stella, evitando en todo caso la velocidad, que está controlada. En el fondo, mas coches en la pista, la posibilidad de que se pasen a la categoría de carreras de verdad, parques cerrados más vistosos… En definitiva demuestran que optimizando los recursos, un organizador privado puede montar una carrera de una semana sin problemas, eso sí con apoyo institucional, que no siempre es dinero, sino permisos, posibilidades de promoción, etc. Baste un dato, el podio final fue en la plaza central de localidad de Saliurfa, delante del museo arqueológico de la ciudad, con toda clase de facilidades. En su afán por obtener notoriedad internacional, la edición de este año ha sido pre inspección F.I.A. por lo que el Observador Uwe Schmidt estuvo presente, comprobando de primera mano el día a día de la competición en materia de seguridad, reglamentos y aplicación de los mismos. Mientras, nuestros tres amigos, que en la imagen aparecen en un engañoso momento de relax, trabajan en futuras ediciones, en las que quizás no acaben de estar en el calendario F.I.A. pero si procuren que los equipos de otros países tengan mucho más fácil la participación. Todo se andará.