junio 15, 2020

Todas las noticias de junio 15, 2020 en el mundo del 4x4

rutas 4x4

Viajes. Marruecos visto desde un 4×4 por los que siguen allí. El desierto mas solitario que nunca.

Juan Antonio Muñoz, propietario de tres alojamientos singulares en el país alauí, ha aprovechado la situación socio sanitaria, para realizar una ruta 4×4 circular, en 24 h, que nos acerca un desierto sin visitantes, turistas e incluso sin apenas población local. Destacar que el material gráfico es actual, sin uso del vasto archivo del autor, que prepara este y otros recorridos para cuando pueda reabrir las puertas de sus establecimientos, y el aficionado a los viajes y la exploración, pueda disfrutar de ellos. La web para estar al día es: wwwjuanantoniomunoz.com 9 junio 2020 5:30 pm. Salimos desde Casa Juan hacia Tagounite. No hay un rumbo fijo, simplemente hay que dejarse llevar por el desierto y por lo que vayamos descubriendo a nuestro paso. Me acompaña Abdeljalil que, después de pasar tres meses confinado en la casa, está deseando saborear la libertad. Todavía no se ha levantado el confinamiento, pero ya tengo la autorización para poder iniciar esta ruta de prospección. Hemos cargado el coche con varias bolsas de ropa que a lo largo de estos meses me han ido trayendo grupos de clientes sobre sus todo terreno. Estoy convencido de poder encontrar asentamientos de nómadas que, junto con sus rebaños, permanecen en las zonas del desierto próximas a puntos de agua. 7:05 pm. En la lejanía se aprecian tres manchas blancas salpicadas en el bosque de acacias. Conforme nos vamos acercando, aparecen de entre lo que parecen jaimas, cabecitas de niños curiosos saliendo por los trapos que forman las paredes de una de las tiendas. Abdeljalil se acerca para saludar y romper la desconfianza que produce nuestra llegada. Daoud, que es como se llama el jefe del grupo, lo primero que hace es advertir a Abdeljajlil que no permitirá que se haga ninguna fotografía a su familia. Hace algunos meses, una extranjera casada con un marroquí de Tagounite, sacó algunas fotos de su mujer y luego las publicó en Facebook. La eterna excusa para temer a una cámara de fotos más que a un Kalashnikov. 7:30 pm. Daoud nos ha preparado un té. La tensión se ha relajado y Abdeljalil me va traduciendo historias de su conversación con el señor del desierto. Toda la familia se ha sentado junto a la puerta de un refugio que para ellos representa su único hogar. Una mezcla de trapos formando un colorido patchwork que durante años les ha protegido de las continuas tormentas de arena, de las heladas del invierno y del azote de los rayos del sol que todo lo abrasa durante estos meses. 08:10 pm. Después de compartir la sandía que llevamos con toda la familia, nos despedimos para poder montar nuestro campamento a escasos 100 metros de sus tiendas.  Mientras, padre e hijos pequeños, se apresuran en mantener junto a su rebaño de cabras y dromedarios. Todos, en torno a un pozo que Daoud ha tenido que perforar para obtener un líquido más valioso que el oro. Lo que me sigue admirando es la capacidad de estos animales para encontrar alimento en un suelo de una aridez y desnudez sobre la que no se aprecia ni una sola brizna de hierba, por lo menos hasta que las próximas lluvias reaviven la vida del desierto. 08:35 pm. El sol desaparece tras las montañas y se despide iluminando el escenario con las luces de África. Es difícil acostumbrarse a esta carga de energía visual capaz de hechizar al más insensible de los viajeros. En momentos así se entiende por qué Daoud prefiere vivir junto a sus hijos al margen de las aglomeraciones urbanas. Su última pregunta, antes de que nos fuéramos a montar el campamento, lo dice todo: ¿Sigue la gente confinada en sus casas? 10:30 pm. Cuesta ir a dormir. Los juegos celestes mitigan el efecto del cansancio, creando un hechizo visual en el que la luna, casi llena, las nubes con sus juegos de formas infinitas y el titileo de las estrellas, parecen atarnos a nuestras butacas para esperar el siguiente acto. 06:25 am. El sol nos acaricia con suavidad mientras nos da los buenos días. Sus rayos van activando a los seres vivos a los que inyecta una dosis de energía para poder soportar las duras horas que nos esperan bajo una temperatura que alcanzará los 40 grados. La mujer de Daoud prepara el desayuno y ordena y ordeña a los animales antes de que éstos inicien una nueva jornada en busca de algo que ramonear. Mientras tanto, los niños se apresuran a comenzar el día con una sesión de juegos en su particular parque de recreo: una acacia sobre la que se ha instalado un columpio con la ayuda de un neumático y una cuerda. 09:20 am. Nos despedimos de nuestros nuevos amigos no sin antes obsequiarles con una bolsa llena de ropa. Espero poder regresar en breve con Sara, mi hija de 7 años. Vivencias de este tipo son una de las mejores fuentes de aprendizaje y educación para los más pequeños, muchos de los cuales viven completamente alejados de la sencillez y del mundo de fantasía que nos ofrece la naturaleza que nos rodea. 10:45 am. Las acacias van desapareciendo conforme avanzamos en nuestra ruta. El suelo muestra una esterilidad que llega a asustar. Parece casi imposible que en este lugar pueda haber vida. Pero, cuando ésta aparece en cualquiera de sus formas, humanos y animales se instalan para sobrevivir y descansar antes de continuar su ruta. Hemos encontrado otra familia asentada bajo el amparo y cobijo de una acacia aislada. Un paisaje cuyo infinito viene marcado por la línea del horizonte. Un dromedario atado en un arbusto; un perro escuálido igualmente atado bajo la acacia y con los platos de agua y de comida vacíos; cabras que parecen no saber hacia dónde ir; bidones que esperan que alguien los llene en el pozo más cercano y dos mujeres encendiendo un fuego con el que cocinar y preparar algo de pan. Después de saludar, preferimos continuar y no tomar el té que nos ofrecen. No queremos hacer uso de nada que pueda alterar su frágil economía. 12:35 am. La monotonía del paisaje se

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Viajes. Marruecos visto desde un 4×4 por los que siguen allí. El desierto mas solitario que nunca.

Juan Antonio Muñoz, propietario de tres alojamientos singulares en el país alauí, ha aprovechado la situación socio sanitaria, para realizar una ruta 4×4 circular, en 24 h, que nos acerca un desierto sin visitantes, turistas e incluso sin apenas población local. Destacar que el material gráfico es actual, sin uso del vasto archivo del autor, que prepara este y otros recorridos para cuando pueda reabrir las puertas de sus establecimientos, y el aficionado a los viajes y la exploración, pueda disfrutar de ellos. La web para estar al día es: wwwjuanantoniomunoz.com 9 junio 2020 5:30 pm. Salimos desde Casa Juan hacia Tagounite. No hay un rumbo fijo, simplemente hay que dejarse llevar por el desierto y por lo que vayamos descubriendo a nuestro paso. Me acompaña Abdeljalil que, después de pasar tres meses confinado en la casa, está deseando saborear la libertad. Todavía no se ha levantado el confinamiento, pero ya tengo la autorización para poder iniciar esta ruta de prospección. Hemos cargado el coche con varias bolsas de ropa que a lo largo de estos meses me han ido trayendo grupos de clientes sobre sus todo terreno. Estoy convencido de poder encontrar asentamientos de nómadas que, junto con sus rebaños, permanecen en las zonas del desierto próximas a puntos de agua. 7:05 pm. En la lejanía se aprecian tres manchas blancas salpicadas en el bosque de acacias. Conforme nos vamos acercando, aparecen de entre lo que parecen jaimas, cabecitas de niños curiosos saliendo por los trapos que forman las paredes de una de las tiendas. Abdeljalil se acerca para saludar y romper la desconfianza que produce nuestra llegada. Daoud, que es como se llama el jefe del grupo, lo primero que hace es advertir a Abdeljajlil que no permitirá que se haga ninguna fotografía a su familia. Hace algunos meses, una extranjera casada con un marroquí de Tagounite, sacó algunas fotos de su mujer y luego las publicó en Facebook. La eterna excusa para temer a una cámara de fotos más que a un Kalashnikov. 7:30 pm. Daoud nos ha preparado un té. La tensión se ha relajado y Abdeljalil me va traduciendo historias de su conversación con el señor del desierto. Toda la familia se ha sentado junto a la puerta de un refugio que para ellos representa su único hogar. Una mezcla de trapos formando un colorido patchwork que durante años les ha protegido de las continuas tormentas de arena, de las heladas del invierno y del azote de los rayos del sol que todo lo abrasa durante estos meses. 08:10 pm. Después de compartir la sandía que llevamos con toda la familia, nos despedimos para poder montar nuestro campamento a escasos 100 metros de sus tiendas.  Mientras, padre e hijos pequeños, se apresuran en mantener junto a su rebaño de cabras y dromedarios. Todos, en torno a un pozo que Daoud ha tenido que perforar para obtener un líquido más valioso que el oro. Lo que me sigue admirando es la capacidad de estos animales para encontrar alimento en un suelo de una aridez y desnudez sobre la que no se aprecia ni una sola brizna de hierba, por lo menos hasta que las próximas lluvias reaviven la vida del desierto. 08:35 pm. El sol desaparece tras las montañas y se despide iluminando el escenario con las luces de África. Es difícil acostumbrarse a esta carga de energía visual capaz de hechizar al más insensible de los viajeros. En momentos así se entiende por qué Daoud prefiere vivir junto a sus hijos al margen de las aglomeraciones urbanas. Su última pregunta, antes de que nos fuéramos a montar el campamento, lo dice todo: ¿Sigue la gente confinada en sus casas? 10:30 pm. Cuesta ir a dormir. Los juegos celestes mitigan el efecto del cansancio, creando un hechizo visual en el que la luna, casi llena, las nubes con sus juegos de formas infinitas y el titileo de las estrellas, parecen atarnos a nuestras butacas para esperar el siguiente acto. 06:25 am. El sol nos acaricia con suavidad mientras nos da los buenos días. Sus rayos van activando a los seres vivos a los que inyecta una dosis de energía para poder soportar las duras horas que nos esperan bajo una temperatura que alcanzará los 40 grados. La mujer de Daoud prepara el desayuno y ordena y ordeña a los animales antes de que éstos inicien una nueva jornada en busca de algo que ramonear. Mientras tanto, los niños se apresuran a comenzar el día con una sesión de juegos en su particular parque de recreo: una acacia sobre la que se ha instalado un columpio con la ayuda de un neumático y una cuerda. 09:20 am. Nos despedimos de nuestros nuevos amigos no sin antes obsequiarles con una bolsa llena de ropa. Espero poder regresar en breve con Sara, mi hija de 7 años. Vivencias de este tipo son una de las mejores fuentes de aprendizaje y educación para los más pequeños, muchos de los cuales viven completamente alejados de la sencillez y del mundo de fantasía que nos ofrece la naturaleza que nos rodea. 10:45 am. Las acacias van desapareciendo conforme avanzamos en nuestra ruta. El suelo muestra una esterilidad que llega a asustar. Parece casi imposible que en este lugar pueda haber vida. Pero, cuando ésta aparece en cualquiera de sus formas, humanos y animales se instalan para sobrevivir y descansar antes de continuar su ruta. Hemos encontrado otra familia asentada bajo el amparo y cobijo de una acacia aislada. Un paisaje cuyo infinito viene marcado por la línea del horizonte. Un dromedario atado en un arbusto; un perro escuálido igualmente atado bajo la acacia y con los platos de agua y de comida vacíos; cabras que parecen no saber hacia dónde ir; bidones que esperan que alguien los llene en el pozo más cercano y dos mujeres encendiendo un fuego con el que cocinar y preparar algo de pan. Después de saludar, preferimos continuar y no tomar el té que nos ofrecen. No queremos hacer uso de nada que pueda alterar su frágil economía. 12:35 am. La monotonía del paisaje se

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