Texto y fotos: Eduardo Celdran. Tras los meses de inactividad por la situación socio sanitaria, ya teníamos ganas de poder volver al campo, así que esta primera ruta sirvió de prueba piloto, para ver cómo serán las nuevas actividades a partir de ahora. Elaboramos un protocolo de actuación seguro, donde una serie de medidas, ayudaban a mantener la seguridad de los participantes: toma de temperatura en los Breafing de la mañana, reparto de mascarillas Iberutas a todos los participantes, mesas por familias en el restaurante del hotel, mesas por coche en las comidas en el campo y mantener las distancias en las paradas, visitas y reuniones post ruta. Además del seguimiento en los siguientes 14 dias de todos los participantes. Así en esta nueva convocatoria de Club Iberutas 4×4, se nos emplazaba en la provincia de Palencia. Y más concretamente en Mave, para atacar la Montaña palentina, a la que hacía unos años que no visitábamos. El convento de Santa Maria de Mave, seria nuestro cuartel general durante todo el fin de semana, un agradable alojamiento, con un diseño moderno de dentro de unos antiguos muros de convento. Poco a poco, el viernes por la tarde-noche iban llegando los participantes provenientes de Madrid, Coruña y Almería, etc. Disfrutando de los jardines del hotel hasta la hora de cenar, así como de un buen paseo por los terrenos interiores a los muros del convento. Tras la cena, que, para evitar las reuniones, se alargó un poco en las mesas, fuimos a dormir. El sábado por la mañana y tras el desayuno en el patio del convento procedimos a Breafing, tomando la temperatura a todos los participantes. Poniéndonos en ruta inmediatamente. La ruta enlazaba por carretera hasta Aguilar de Campoo, donde más tarde continuaba por pistas hacia Cervera de Pisuerga, pisando un antiguo trazado de tren abandonado. Incluyendo un vadeo con algunas piedras prominentes, donde algunos coches rozaban al pasar. Anulada la hora del piscolabis de media mañana, lo sustituimos por una parada en el Parador Nacional, y disfrutar de las vistas de su terraza, tomando un café. De nuevo en ruta, visita al pantano de Cervera, con vistas de gran belleza, y su presa plagada de golondrinas. Un enlace por carretera nos llevó hasta el mirador de Alto de la Varga, desde donde la panorámica 360º es espectacular al macizo montañoso grisáceo. Ya era la hora de la comida, un sistema nuevo, en vez de juntar mesas en una pradera, para comer y compartir todos juntos, estas nuevas normas, nos obligaros a que cada coche utilizase su mesa y con separación entre ellas. De nuevo en marcha, después de bordear el embalse de Camporedondo, nos internamos en un paisaje completamente distinto, entre bosques. A falta de pocos kilómetros para superar la cumbre de estos montes el Lada de Miguelito, dio problemas de combustible, momento en que los tres Iberuteros junior saltaron, sobre el motor desmontando bomba, filtros, deposito, y dando con la solución. Da gusto ver a las nuevas generaciones, su implicación. Un enlace por carretera, llevo nuestro recorrido hasta Cervera de Pisuerga. Pero aun había propina para volver al hotel aún. Un recorrido siguiendo el rio Pisuerga. Que sirvió para poner el colofón a un estupendo día. Ya de vuelta al hotel, una cerveza en la terraza sirvió para comentar la anécdota del día que no fue otra que la reparación de urgencia del Lada y sus posibles causas. Un coche de 38 años, con el depósito y conducto en mal estado. Una buena cena en el comedor del hotel sirvió para finalizar el día. Ya quedaban pocas fuerzas, pero aun hubo algo de tertulia nocturna. El domingo amanecimos con fresco, y tras el Breafing, iniciamos una ruta más turística pero no menos interesante. Tras los primeros caminos, llegamos a Villaescusa de las torres, donde el rio Pisuerga, se había llevado el puente por delante. Lo cual nos obligó a improvisar una alternativa, para continuar nuestro rutometro que nos llevó primeramente a visitar el Castillo de Gama, sobre una rocosa cornisa, y a continuación por tierra de Lobos, llegamos a Las Tuerces unas formaciones geológicas similares a la ciudad encantada de Cuenca. Un buen paseo a pie, admirando las formaciones y el paisaje. De nuevo en los coches, y ya con cierto retraso, tuvimos que apretar la marcha para completar la ruta entre valles y pequeñas montañas, repletos de campos de girasol. Ya era casi la hora de comer y divisamos un coqueto merendero al resguardo de grandes piedras que nos cortaba el aire reinante. Aun nos quedaba el colofón del fin de semana, llegar hasta lo alto de la Peña Amaya. Lugar histórico y casi místico, situado sobre una inmensa peña y que ya desde la edad de Bronce fue utilizado como fortaleza natural, siendo también de gran utilidad durante la reconquista. Tuvimos que declinar el paseo, ya que el aire reinante, no hacía agradable, salir del coche, así que lo cambiamos por un café de despedida en el pueblo, y el sorteo de regalos de todas las rutas. Además de la entrega de premios, de las rutas virtuales de Portugal. Agradecer al servicio de medio ambiente de Castilla león, en Palencia, por permitirnos visitar estos lugares.