Mundial. 34º Baja Portalegre. Ten Brinke-Colsoul superan la inundación. Los de casa, salvan los muebles.
Con máximas medidas de seguridad, tanto personal como colectiva, la carrera se puso en marcha algo que estuvo en duda hasta poco de arrancar. Lo más complicado, conseguir convencer al público de que no acudiera a ver la competición, cosa que cumplieron consecuencia de la cultura y el respeto de los portugueses sobre y para el mundo del todo terreno de competición. Muy triste comprobar que lugares atestados de espectadores en las más de tres décadas de celebración que lleva la carrera, tenían a los miembros de la organización y a los periodistas acreditados como únicos testigos de las acciones de los participantes. Por compensar, se pudo seguir gran parte de la prueba en directo a través de diversas cadenas y plataformas. Las intensas lluvias fueron protagonistas, ya que desde las verificaciones del jueves cayeron torrencialmente, lo que obligo a los responsables de la prueba a hacer modificaciones en el trazado desde la misma prologo llevada a cabo el viernes por la mañana, que se recortó evitando el típico paso doble del rio por no dañar la zona en exceso. La intensidad de agua aumentaba o disminuía por momentos por lo que esta primera especial era una lotería influyendo en el resultado final ya que la adherencia o el estado del terreno variaba de un competidor a otro. Con los deportistas más tensos de lo normal con el tema acuífero, se abordo el tramo de la tarde que tenia ochenta kilómetros en su idea original. El agua cayó con más ahínco y todas las zonas inundables cumplieron con su denominación creándose descomunales lagunas y subiendo el nivel en algunos pasos hasta ser muy complicado de abordar. Nueve vehículos consiguieron la proeza de terminarla pero el resto de la caravana entre atascos y sobre todo en el caso de los buggies ligeros con el agua al cuello, (no es una frase hecha sino la situación literal que se estaba viviendo), obligaron a la organización a neutralizar el tramo y sacar a los vehículos como buenamente se podía. El parque cerrado se convirtió en un tendedero colectivo con la ropa ignifuga camino de las lavadoras-secadoras publicas que se encontraban y los secadores de pelo agotados en muchas tiendas en aras a poder dejar el equipo en condiciones para la jornada del sábado. Esta tenía previstas dos especiales, una de 180 kilómetros a primera hora de la mañana y otra de 140 para cerrar el fin de semana de competición. Avanzada la madrugada, desde dirección de carrera, se hacía oficial, la suspensión del primero de los tramos y la celebración de los ochenta primeros kilómetros del segundo, cercenando el recorrido de forma brutal pasando de los más de cuatrocientos a poco más de cien. Esta coyuntura que tendrá un capítulo aparte en unos días en nuestra web, dejo la carrera en muchos casos en manos de la suerte de haber salido beneficiado o perjudicado con el tiempo adjudicado a todos los que no acabaron (reglamentariamente al peor de los tiempos de los nueve participantes que terminaron el primer tramo), sin posibilidad física de recuperar el día que se afrontaba él a priori el grueso de la competición. La victoria fue para la Toyota Hilux de Bernard Ten Brinke-Tom Colsoul, quienes no tuvieron un mal momento durante todo el fin de semana. Segundo s en meta el primero de los buggies ligeros, el de Guillaume de Mevius-Martijn-Wydaeghe, el mejor de los vehículos que dadas las circunstancias, pudieron pelear de tú a tú con los prototipos. Por tan solo tres segundos superaron al Mini de Vladimir Vasilyev-Dmitro Tsylo, siendo los rusos los que cerraron el podio. En cuanto a los equipos de casa, las condiciones de carrera no fueron del todo favorables por todo lo comentado, siendo Luis Recuenco-Sergio Peinado, el mejor de los nuestros en meta, debiendo conformarse con el noveno puesto absoluto y cuarto en la categoría de coches. Jesús Calleja-Eduardo Blanco, quedaron algo más atrás, decimoquintos de la general y novenos de los vehículos 4×4. Su reaparición les dejo con más ganas de competir dados los pocos kilómetros que pudieron disputar. Víctor Grasa-Manolo Navarro, fueron el sexto buggie ligero en meta, alcanzando el vigésimo tercer puesto de la general a bordo de su Can Am. Pasados por agua desde el primer kilometro las tres veces que salieron a correr. Justo un lugar más atrás, con idéntica montura, se clasificaron Bernd Hoffmann-Carignani, otros que no estuvieron secos en todo el fin de semana. Los coches de serie, tampoco lo pasaron bien, desde la F.I.A. se les hizo salir los últimos en la prologo, y remontar era complicado. Los mejores fueron los locales Joao Ferreira-David Monteiro a bordo de un Nissan Pathfinder.