Prueba. 1000 kilómetros con la Toyota Hilux. Valor seguro.
Año tras año, el mercado planetario da la razón a este modelo, que consigue un éxito comercial continuo. Últimamente la competencia ha puesto en el mercado versiones muy atractivas, enfocadas al cliente particular que gusta de tener un 4×4 capaz y de imagen espectacular, pero a la hora de la verdad, las cifras caen para la Hilux, que consigue interesar a empresas y profesionales, por su fiabilidad, coste ajustado de mantenimiento y versatilidad de opciones de compra. Su última actualización mantiene el nivel, y pese a que lleva meses rodando hemos querido conocerla a fondo. Hay que recordar que existen versiones básicas enfocadas para el trabajo puro y duro, pero nuestra unidad, es la de mayor equipamiento y acabado más lujoso, lo que la convierte en una alternativa para los que quieren tener un todo terreno familiar pero tambien enfocado a las rutas y los viajes. Ante la escasez de oferta de 4×4 puros en el mercado, las pick up, se convierten en una opción interesante. Se puede usar tanto en el día a día como en las escapadas de fin de semana o vacaciones. Exteriormente, mantiene las líneas características del modelo, con un frontal de rasgos más afilados incorporando luces de Led. Aletines y estriberas completan las diferencias. Quizás lo que más llama la atención es el logo “Invincible”, que en los laterales y en la caja de carga aparece destacado sustituyendo al habitual “TOYOTA” de la parte trasera. Tiene su explicación. Es tal la distribución del modelo, que aparte de la Cruz/Luna Roja, las empresas de safaris y las de naturalistas y científicos, es muy utilizada desde hace décadas por ejércitos de “dudosa” procedencia, incluso para colocar tras cortar el techo piezas de artillería en la caja de carga, ya que la Hilux aguanta el peso y sobre todo el retroceso en caso de disparo. El fabricante por aquello de la imagen, quito el nombre de la marca en primera instancia y coloco los susodichos logos. Personalmente, no nos convence, pero son vinilos, que se pueden retirar sin más si es que no nos gustan. Las dimensiones son considerables y es un dato que deberemos tener en cuenta antes de hacer según que maniobras, ya que movemos más de cinco metros de longitud. Eso sí una vez a bordo, nos encontraremos como en cualquier berlina espaciosa, tapicería de cuero, asiento del conductor de reglaje eléctrico, buenos materiales, sobre todo agradables al tacto. Pantalla digital con conexión a todo tipo de Smartphone y la práctica totalidad de la instrumentación con interruptores, huyendo del tan poco fiable sistema digital de la botonadura. En la parte trasera, espacio de sobra para dos, algo más justo si son tres los ocupantes aunque por la propia estructura de la carrocería, se mantiene la habitual verticalidad en los respaldos, conservandose eso sí, la posibilidad de subir la banqueta de forma vertical para aumentar la carga incluyendo un pequeño cofre de carga. Contamos con un motor diésel de cuatro cilindros en línea 2.8 que da 204 caballos alcanzando una velocidad máxima de 175 kilómetros por hora. El cambio es automático de seis velocidades con posibilidad de insertar reductora. El deposito de Ad Blue se encuentra en el vano motor. En cuanto a consumos, el fabricante anuncia un combinado menor a los diez litros, pero a nosotros nos fue imposible bajar de once, eso sí sin tener mucho interés en ahorrar. Destacar que con la tracción total puesta y en largas el consumo apenas varió, y con la reductora puesta tampoco se disparo, a buen seguro por rodar siempre con un ocupante y sin apenas carga. En marcha, suavidad de uso y placer de conducir, teniendo en cuanta de que partimos de un modelo pensado para profesionales del trabajo duro. El cambio funciona con progresión y sin sobre saltos y que en modo secuencial sobre todo si vamos cargados, ayuda a que los frenos se mantengan en optimo funcionamiento. La posición de conducción mas de salón que de coche hace que el paso de los kilómetros no se note, por lo que los viajes largos no serán un problema. Los precios oscilan desde los poco más de 30000 euros para las versiones básicas hasta los más de 50000 de la Invincible. A cambio tendremos un modelo robusto, fiable, capaz y que pese a la que está cayendo tiene muchos años de vida por delante. No olvidemos que Europa es solo una pequeña parte del mundo. Carga. Punto fuerte del modelo. El mantener ballestas en el eje trasero, supone poder seguir cargando la Hilux con garantías con un peso máximo autorizado de 1060 kilogramos. La caja de carga de nuestra unidad de prueba, viene con revestimiento plástico que es accesorio y tiene una longitud de metro y medio de largo, superando los dos con la tapa bajada. La lista de accesorios es innumerable a la hora de cubrir este espacio, desde simples persianas para cubrir lo guardado a camperizaciones completas. Se agradecería un amortiguador de apertura cierre de la tapa ya que esta tiene un peso considerable. En el monte. Preparada y capaz. Que mejor escenario que las instalaciones turolenses de Masía Pelarda para poner a prueba la Hilux. Lo primero directos a las variadas zonas trialeras existentes, donde la pick up, no dejo se sorprendernos por su buen trabajo general. A la hora de rodar por pistas y caminos, el comportamiento general es muy bueno. Si el piso es bueno o con mínimas ondulaciones, los tarados son correctos. Ante un obstáculo o rodera transversal, se siente dura y transmitiendo el obstáculo invitando a pasar esas zonas con cautela. Por ángulos característicos, ataque, ventral y salida (29º-23º-26º respectivamente), altura libre de 31 centímetros y profundidad de vadeo de 70, nos moveremos sin problemas en cualquier circunstancia, sin olvidar que pesa más de dos toneladas. Es de agradecer que los mandos sigan siendo con interruptor, lo que asegura su puesta en marcha y desconexión sin problemas. Pasar de 4×2 a 4×4 y viceversa es rápido y sin