Prueba. Seat Ateca Xperience. Sentido común.
Ante la utopía irrealizable de la globalización eléctrica del mercado, hay fabricantes que siguen ofreciendo en su catalogo modelos con argumentos muy al gusto del cliente habitual. Este es un caso claro. Una carrocería que aunque no es nueva se ha sabido actualizar en base a un frontal con nueva parrilla y faros de LED también de nueva factura para asemejarse a sus compañeros de gama. La trasera también se renueva a nivel ópticas y en ambos casos inserciones en los bajos simulan protecciones. Esto unido a los pasos de rueda protegidos, dan el toque pretendidamente campero que el acabado Xperience atesora a nivel exterior. Cinco puertas, equipamiento correcto, buen maletero, precio razonable y espacio para una familia. Lo que a nivel cliente final manda. Es lo que buscan muchos a la hora de solucionar sus problemas de movilidad, pese a quien pese. Los asientos delanteros son cómodos y sujetan mejor de lo que pudieran aparentar. Instrumentación correcta con pantalla digital de buen tamaño y perfectamente integrada. Acabados más que dignos y sensación de que aguantaran tiempo y kilómetros. Los traseros serán perfectos para dos y justos para tres, sobre todo el central. Por otra parte se tiene acceso al maletero que gracias a desplegar el apoya brazos permite transportar objetos de gran longitud como esquíes. El maletero, cuenta con cinco ocupantes con una capacidad de 510 litros, boca de acceso asequible, y puntos de conexión. Suficiente para el día a día y los viajes periódicos. En cuanto al sistema de moverse, otro clásico, el motor 2.0 TDI diesel. 150 caballos, buen rendimiento y consumos contenidos. El fabricante anuncia poco más de cinco litros cada cien kilómetros, cifra que a nosotros nos resulto imposible conseguir, ya que nos quedamos por poco en menos de siete. En marcha, es totalmente previsible. Cómodo, con un motor que responde y capaz para hacer kilómetros sin problemas. Pese a su buen tamaño, las maniobras se hacen sin dificultad y nos permitirá cumplir con toda clase de trayectos. Es un “fijo” a la hora de adquirir un vehículo que cumpla las necesidades básicas familiares. Está disponible desde 30630 euros. En el monte, lo capaz de un SUV 4×2. Y es que aunque hay versión 4×4, el que busque un coche así querrá salir del asfalto lo mínimo. Tampoco ayudan las llantas de generoso diámetro y los neumáticos de perfil bajo. Nos salva la altura libre y el poder elegir el modo de conducción que tiene una posición para superficies deslizantes. A favor también, que pese a la triste costumbre de que desaparezca, en el Ateca Xperience contamos con rueda de repuesto. Es de agradecer.