Prueba. Volkswagen T-Roc 4×4. Una bomba en el camino.
Estamos ante la versión más deportiva del modelo, y además en concreto de las que se comercializan con tracción total. La unidad es la Sport 2.0 TSI R Line. Se trata de un compacto con la marca de la casa de modelos de mayores pretensiones. Exteriormente sus líneas son agradables y disfruta del buen diseño al que nos tiene acostumbrados la marca. El frontal disfruta de el LED horizontal tan característico de Volkswagen, con iluminación repartida en faros principales y auxiliares. La parte trasera dispone también de iluminación LED muy horizontal, un spoiler que armoniza con el conjunto y cuatro salidas de escape simuladas que es lo único que desentona por pretender demostrar más de lo que se tiene. El interior es correcto con el plástico duro como base para muchas piezas, destacando la posición de conducción y los asientos que sujetan correctamente, algo inherente a las versiones “R”. Pantalla de más de nueve pulgadas, volante de tacto muy agradable. Se abusa del negro brillante y de los instrumentos de activación digital como puntos negativos. Las plazas traseras son correctas para dos, pero el asiento central queda reservado para niños. No hay que olvidar que estamos subidos a un modelo de medidas exteriores contenidas y eso a bordo se nota. El maletero cubica 445 litros con los asientos en su posición original, cifra respetable en su segmento y para las dimensiones que tiene. Bajo la tapa que hace de fondo de carga existe un generoso hueco ocupado por el altavoz de refuerzo de graves del equipo de sonido. De poder elegir sería mejor ocuparlo con una rueda de repuesto. Contamos con un propulsor de 195 caballos al que acompaña un cambio DSG que lo convierten en un tándem efectivo. Siempre se puede pedir más, pero para mover el T-Roc nos ha parecido suficiente. En marcha, cualquier acción es agradable. En tráfico urbano, nos moveremos como pez en el agua , se aparca en huecos impensables para vehículos, no grandes sino medios, sale fulgurante desde los semáforos y permite maniobras de todo tipo sin problemas. En vías rápidas seremos verdaderamente efectivos con buenas aceleraciones en toda circunstancia pudiendo llevar buenas velocidades sin problemas. En carreteras de montaña, este Volkswagen da lo mejor de sí. Su bastidor es el mismo del Golf, de contrastada solvencia y permite llevar ritmos deportivos de verdad, ayudados por el modo “sport” del selector. En esta posición la suspensión es más firme y la dirección más precisa. Da gusto que aun haya pequeños deportivos para disfrutar de una conducción cada vez más proscrita. El modelo se puede adquirir en las versiones básicas desde menos de 30000 euros aunque la versión probada alcanza cerca del doble de esa cifra. Es un Volkswagen, equipado por completo, con mecánica deportiva y hay que pagar por ello. En el monte. Se pueden hacer cosas. Pensado para conducción más bien deportiva, el hecho de tener tracción total, nos permite salir airosos de superficies deslizantes y caminos embarrados. El peso contenido ayuda, y si ponemos el selector de conducción en el modo de rodar fuera del asfalto, mejor que mejor. Desde luego si pensamos hacer uso habitual en estas condiciones es imprescindible la monta de neumáticos mixtos, será imprescindible y deberemos cuidar los bajos ya que las protecciones son mínimas. Los tarados de suspensión eminentemente deportivos hacen que en cuanto las irregularidades sean seria, tendremos una rueda en el aire con facilidad.