Prueba. Ford Ranger Raptor. Uno de los líderes de la resistencia 4×4.
En un continente en el que la utopía eléctrica sigue mareando al cliente final, tenemos aun la fortuna de poder disfrutar de vehículos como el que ilustra este reportaje. Es un modelo habitual en el portfolio de Ford desde hace décadas, permitiéndose el fabricante acabados fuera de la línea habitual de trabajo como lo es este Raptor, dejando en el techo del catalogo la aun mas exclusiva y potente versión Shelby. Se monta en las fabricas que la marca tiene en Tailandia, Sudáfrica y Argentina y se distribuye de ahí al mundo, siendo la pick up más vendida en Europa año tras año desde hace siete. Se comercializa prácticamente a nivel global pudiendo adquirirse en 180 países. Estructuralmente además de las mejoras dinámicas a través de la electrónica, a diferencia de sus hermanas de gama monta muelles en el eje trasero en vez de ballestas, lo que redunda en una menor capacidad de carga pero aumenta la eficacia, el confort y el andar. Exteriormente, es toda una declaración de intenciones. Intimida se la mire por donde se la mire. El frontal parece que se va a comer todo lo que se le ponga por delante con una toma de aire ocupando buena parte de la carrocería. Esta es cuadrada y rotunda con marcados pasos de rueda y una buena zona de carga. Los faros son matriciales de LED y complementan la buena imagen en la configuración de día siendo eficaces en las horas nocturnas. Destaca a simple vista el color naranja que la hace aun más llamativa y las llantas especificas de 17 pulgadas con neumáticos mixtos, que vienen desde el concesionario así como las estriberas que son metálicas. Queda reflejado en la ficha técnica, el gancho o bola de remolque trasero. Las anillas fijas son ya de por sí, muy robustas. Atención a las dimensiones. Más de cinco metros de largo (5,37), superando los dos de ancho, con una batalla de 3,27 y una altura libre de 27,2 centímetros. Los ángulos característicos son respectivamente, de 3, 24 y 24 grados. El completo sistema de cámaras, ayuda en nuestros movimientos fuera del asfalto y sobre todo dentro de él, haciéndose absolutamente imprescindibles en el tráfico urbano y en pasos complicados fuera del asfalto. Técnicamente, las suspensiones se confían a amortiguadores Fox Valve Live de última generación, algo muy de agradecer en un coche de serie. Su comportamiento es ejemplar en tanto si rodamos deprisa como haciendo monte, pudiéndose elegir la configuración a voluntad, aunque el coche sabe muy bien que si rodamos rápido automáticamente se adaptará a lo que más le convenga desde su programación de fabrica., Detecta en todo momento nuestras necesidades según el modo de conducción deseado y nuestro trato al acelerador. Esto permite un buen recorrido en pistas y caminos y gran aplomo en asfalto, no en vano movemos más de dos toneladas y media. Nunca sufrimos rebotes exagerados ni mal comportamiento, eso sí rodando con dos ocupantes y algo de equipaje. Como complemento estructural se han reforzado puntos críticos en el chasis. Para agitar este conjunto de facultades gozaremos de un propulsor de gasolina de seis cilindros en V de tres litros de cubicaje y 292 caballos de potencia. El turbo tiene un sistema que mantiene la presión aunque dejemos de acelerar durante tres segundos (solo en el más deportivo de los modos de conducción). Es una maravilla su uso, siempre empuja con ganas y pese a su generosa potencia, esta llega siempre de forma progresiva. Disponemos de siete modos de conducción que incluye asfalto, superficies deslizantes, tramos trialeros, arena, y uno denominado Baja que invita a ser usado de continuo. A la hora de la verdad tuvimos que repasar todas las posibilidades a conciencia, para saber por lo menos los diferentes modos de uso y como activarlas y desactivarlas. Quien adquiera esta pick up deberá pasar por el proceso aunque finalmente se podrán concentrar las diferentes formas de uso en función de los gustos habituales del conductor. Los escapes dobles pueden ser modificados a voluntad en cuanto a sonoridad, desde un modo ” silencioso”, que ya resulta agradable hasta el “Baja”, una autentica delicia para quien lo escucha desde dentro y una provocación para quien lo hace desde fuera.. Es un brindis al sol, pero le viene al pelo a un vehículo de estas características. La caja de cambios es de diez velocidades y cuenta con la posibilidad de manejarla con levas, para mejorar la agilidad de uso. Nos gusto mucho su funcionamiento, sobre todo que aunque la pongamos en modo de avance o retroceso no hace por que el vehículo se mueva, algo muy de agradecer sobre todo en maniobras y pasos complicados. La zona de carga tiene 1,65 metros de profundidad por casi dos de ancho. Nuestra unidad montaba tapa corrediza, algo que es accesorio en opción. Cuenta con anclajes para diferentes sistemas de fijación de objetos tomas de luz para aparatos electrónicos que estarán mejor atendidos si montamos segunda batería, algo también en opción. Su capacidad máxima de carga se cifra en 626 kilogramos. Hicimos la prueba colocando medio palet de vino que supera los 500. La carrocería cedió una docena de centímetros, pero la Ford se siguió moviendo sin problemas. No está pensada para carga, para eso sus hermanas de gama con ballestas en el eje trasero, pero es perfecta para unas cajoneras, la nevera, cofres de carga, tienda de techo etc. Desde el puesto de conducción, nos sentiremos a bordo de un avión. Espacio de verdad para todo, multitud de huecos para objetos, una inmejorable postura de conducción y buena visibilidad gracias a la también generosa superficie acristalada. La práctica totalidad de los interruptores son manuales, aunque disponemos de pantalla digital vertical bien integrada. Los asientos traseros son capaces de verdad para tres personas y se puedan abatir sobre sí mismos tanto la banqueta como el respaldo. Todos los ocupantes disfrutaran de una tapicería de tacto agradable y atractiva con detalles en el color de la carrocería. En marcha,