Y lo decimos por que en un mercado en el que los coches se parecen cada vez más, Toyota ha apostado por mantener para uno de sus mayores éxitos de ventas un diseño que no admite confusiones con la competencia. El exterior es ya de por sí, una declaración de intenciones. Recuerda bastante a alguno de sus “primos” de Lexus, con rasgos rectos y perfiles muy afilados . El frontal, con las ópticas rasgadas y una generosa boca, refuerzan el aspecto agresivo, con un lateral que con aletines en los pasos de rueda, las bonitas llantas (de hasta 20 pulgadas), las manecillas enrasadas y la carrocería en tono bicolor (hay multitud de opciones de personalización en cuanto al colores incluyendo los que cambian de tono según la luz), ratifican las intenciones de ser diferentes. La parte trasera sacrifica visibilidad y acceso en aras a mantener ese diseño al margen de las modas tan atractivo, pero mejora respecto de su versión anterior. La boca de carga puede parecer justa, pero lo compensa el también horizontal diseño de los pilotos traseros y se agradece el spoiler doble y el difusor de la parte baja. Interiormente, se mantiene el toque de distinción, con asientos generosos en tamaño, diseño sencillo y claro con una pantalla que va de las 8 pulgadas a las 12,3 según versiones. Agradecer que se mantengan muchas funciones con interruptor huyendo de lo digital. Los asientos traseros, han ganado en espacio respecto al predecesor, bien para dos pasajeros, pero justos para tres, aunque mantienen la calidad general de todo el interior. El maletero cubica según versiones de motorización entre 388 y 310 litros, cifra que puede parecer justa pero el enfoque juvenil manda. El nivel de carga es cómodo, ya que el fondo oculta los cables de la versión enchufable o como poco el kit de reparación de pinchazos. No montan en ningún caso rueda de repuesto. A bordo, la vida es fácil. Muy buenos materiales, impecables acabados y un andar acorde con los estándares del fabricante japonés. Disponemos de propulsores de entre 140 y 223 caballos y posibilidad de gasolina simple, hibrida o hibrida enchufable. Se complementa la motorización con cuatro modos de conducción: Eco, Normal, Sport y Custom. Su andar es bondadoso y agradable con unos tarados de suspensión que se adaptan de forma impecable al terreno sea una autopista recién asfaltada o una carretera de montaña parcheada. Hacerse con un CH-R supone desembolsar 38500 euros como precio de acceso, cifra que subirá según la versión y el equipamiento. Es desde luego una solución tanto para parejas como para familias, ya que contaran con diseño atractivo, lo último en cuanto a motorizaciones cara a las zonas donde se necesita etiqueta ECO, precio contenido para la calidad y equipamiento que ofrece y… es un Toyota. En el monte, complicarse lo mínimo. En el catalogo del fabricante siguen estando las mejores opciones para tener un vehículo con garantías para circular fuera del asfalto. Incluso en nuestro continente donde están “censurados” los mejores modelos por aquello de las restricciones. No tendrá muchas intenciones de salir del asfalto quien se compre un CH-R, pero se puede adquirir con tracción total, lo que junto a su altura libre, nos permitirá movernos en pistas y caminos con buen firme, sin problemas., aunque el objetivo de Toyota es mejorar la dinámica del CH-R en asfalto.