Con salida y llegada en Erfoud y la presencia de casi 50 vehículos entre todas las categorías, esta prueba, organizada por Esteban Aguirre, se consolida en el calendario con tan sólo tres ediciones a sus espaldas. Texto y Fotos: Alberto Pascual El pasado domingo 1 de mayo se daban cita, en el Hotel Xaluca de Erfoud, organización, prensa y participantes de la edición 2016 de Explorers Aventura. Esta prueba ha conseguido, con tan sólo tres ediciones celebradas, convertirse ya en una cita de referencia para los aficionados del motor. Y no sólo del 4×4 tradicional; además de las ya habituales categorías de motos enduro y 4×4, este año participaban por vez primera varios buggies, dejando entrever, con sus buenas sensaciones, que el año próximo serán bastante más numerosos. La prueba se ha estructurado en bucle (salida y llegada en el mismo punto) para facilitar la logística de gran parte de los participantes; si bien los recorridos en línea no suponen un inconveniente para los 4×4, en el caso de buggies y motos es mucho más operativo así, evitándoles largos y aburridos tramos de enlace al final de las cinco etapas, para recoger sus remolques. Otra de las señas de identidad de Explorers Aventura, los alojamientos, se han cuidado este año con especial interés; Así, se ha recurrido durante 5 de las 6 noches incluidas en la inscripción a los establecimientos del grupo Xaluca, referencia obligada en el sur de Marruecos. Y es que, para la organización de la Explorers, garantizar un buen descanso después de cada etapa es tarea prioritaria. El otro factor de importancia en cualquier evento de este tipo, los recorridos, también ha sido objeto de especial atención. Apenas había terminado la edición 2015, ya había equipos de reconocimiento en las zonas a recorrer y, ya con todo preparado, apenas un mes antes de la salida, fueron revisados todos los tramos personalmente por la dirección de la prueba. Una manera de asegurar que todo está correcto, y evitar sorpresas a los participantes. A tener de los comentarios de estos, el resultado es más que satisfactorio, pues la organización no ha recibido sino felicitaciones en este sentido. La dinámica de la prueba se estructura en base a unos recorridos a completar en un tiempo máximo, indicados por una serie de waypoints correlativos que hay que ir validando automáticamente al paso por los mismos. El tiempo está calculado de manera que sea factible su realización sin necesidad de un ritmo “de carreras”, pero que tampoco permita bajar la guardia. Por eso, aunque sobre el papel las diferencias deberían ser mínimas, sobre el terreno empiezan a aparecer desde la primera etapa: Filosofías más turísticas, descuidos al rodar por algún punto de paso puntuable o imprevistos diversos hacen que los empates desaparezcan con rapidez. La seguridad de los participantes se ha cuidado especialmente. Así, todos ellos están equipados con un geolocalizador, con el cual la organización puede conocer donde se encuentran en cada momento. Además, este dispositivo permite enviar varios mensajes de solicitud de ayuda, tanto médica como mecánica, que permitan a la organización activar los protocolos necesarios con la ambulancia 4×4 y el equipo médico presentes durante todo el recorrido, algo que, afortunadamente, no ha sido necesario. Etapa 1: Erfoud – Boumalne Dadès. La primera etapa se desarrollaba entre las ciudades de Erfoud, en la región del Tafilalet, y Boumalne Dadès, enclavada en la falda sur del Alto Atlas. Por ello, se hacía necesario atravesar dos importantes cadenas montañosas: El Jbel Ougnat y el Jbel Sargho. Por delante, 8 horas de tiempo máximo para realizar 270 km, 110 puntos “normales” y 2 “especiales”. Estos últimos, situados fuera de la ruta, requieren de mucha más estrategia y tiempo para acceder a ellos, y pueden condicionar de manera importante las clasificaciones. Algunos participantes comenzaban ya con problemas; el segundo punto de la etapa, situado en una zona de pequeñas dunas, cogía desprevenidos a muchos de ellos, que veían como sus coches eran víctimas de importantes atascos. Poco a poco, con la ayuda mutua imprescindible en este tipo de eventos, fueron saliendo de allí, aunque con importantes retrasos que condicionarían las aspiraciones de algunos. Tras una travesía rumbo sur, con dos impresionantes puntos “panorama”, la estación de servicio situada en Mecissi era el control de paso de la etapa. Las motos aprovechaban para repostar, mientras que los buggies y 4×4 tan sólo validaban su paso por el mismo y continuaban rumbo Oeste, a través de hammadas y cañones, hasta Alnif. La segunda parte de la etapa, el Jbel Sargho, era, como se esperaba, un recorrido muy montañoso. Aunque algunos especulaban con que se trataría del mismo recorrido de la edición anterior, la realidad es que se trataba de pistas inéditas en más del 90% del trazado. Pistas generalmente en buen estado, pero que exigían estar muy atentos a los navegantes para no errar en los cruces y desviaciones. En el control de llegada, se hacía patente la dureza de la etapa. Tan sólo siete equipos de los casi veinte que formaban la categoría 4×4 lograban puntuar, y lo hacían con importantes diferencias. SP-Accenture Adform y Rumbo Zero dejaban ya desde el principio claras sus aspiraciones, obteniendo las dos primeras posiciones, dejando el tercer escalón del pódium para los valencianos de RV Racing Team, aunque ya distanciado más de 300 puntos de los primeros clasificados. En la categoría Buggies, se produce un empate técnico entre los tres participantes, que habrá que romper en las próximas jornadas. Etapa 2: Boumalne Dadès – Zagora. Un nublado, frío y lluvioso día recibía a los participantes en el control de salida de la segunda etapa. Todavía queda por delante un tramo montañoso, rumbo sur, de nuevo en el Jbel Sargho, antes de alcanzar el Valle del Draa, camino ya de nuestro destino, Zagora. De nuevo 8 horas de tiempo máximo para realizar, en este caso, 225 kilómetros, 102 puntos y sólo uno especial. Un control de paso, situado en el cruce de Tansikht a mitad de la jornada,