Mini afronta el reto del Dakar con dos coches muy diferentes, que interpretan el estilo Mini, cada uno a su manera: los Mini John Cooper Works Buggy y John Cooper Works Rally. Con una competitividad sobradamente demostrada y bajo la gestión del equipo X-Raid, Mini apuesta por dos configuraciones mecánicas distintas, cada una con sus fortalezas. El Mini John Cooper Works Buggy debutó en el Dakar en 2018 y tras esa primera participación, que se tomó a modo de prueba, este año competirán tres unidades pilotadas por Carlos Sainz, Stéphane Peterhansel y Cyril Despres. El Mini John Cooper Works Rally se lanzó en 2016 y sustituyó al MINI ALL4 Racing cuatro veces ganador del Dakar (2012, 2013, 2014 y 2015). Con un centro de gravedad más bajo, chasis renovado y mejor maniobrabilidad, esta base ha sido evolucionada año tras año y su competitividad ha quedado demostrada esta temporada con la victoria en la Copa Mundial de Rally Cross-Country de la FIA. Nani Roma, Jakub “Kuba” Przygonski, Yazeel Al-Rajhi, Orlando Terranova y Boris Garafulic serán sus pilotos. Tanto el uno como el otro son prototipos diseñados para la competición, que cumplen con las normas técnicas y de seguridad de la FIA (International Automobile Federation) y se engloban en la categoría de vehículos denominada T1. La base de ambos es un chasis tubular que aloja los componentes mecánicos y de seguridad, y sobre el que se monta una carrocería de fibra de carbono. Pero dentro de esta reglamentación hay grandes diferencias entre los coches con tracción a las cuatro ruedas (4×4) y los de tracción a un solo eje (4×2), que hace que los automóviles sean completamente diferentes. El reglamento intenta equilibrar las prestaciones de ambos, compensando la menor capacidad de tracción del 4×2, con ventajas en otros terrenos, como las suspensiones, neumáticos, pesos o dimensiones, entre otros. Rally y Buggy: ¿dónde están las diferencias? Los dos Mini del Dakar tiene un motor basado en el propulsor de producción BMW 50d, pero modificado para cumplir con las exigencias de los rallys off-road y con la reglamentación, que obliga a montar una brida de 39 mm. que limita la entrada de aire a la admisión. Nani Roma destaca que “este año tenemos un motor diferente al del año pasado, con un turbo variable mucho más moderno, que funciona mucho mejor y tiene más potencia”. Cada motor destinado al coche del Dakar se monta a mano en BMW Steyr. Sólo se utilizan piezas de serie, que se calibran antes del montaje para un perfecto equilibrio de pesos. En cuanto a las cajas de cambio, ambas son secuenciales de seis velocidades, construidas por X-Trac en el Buggy y por Sadev en el Rally, que tiene diferenciales inteligentes en ambos ejes para el sistema de tracción a las cuatro ruedas. Además de la tracción total, las otras dos grandes ventajas del Mini John Cooper Works Rally son que lleva tres ruedas de repuesto (dos en el buggy) y que ofrece una mejor visibilidad, algo muy importante para detectar a tiempo las trampas y obstáculos de los rallies todo terreno. A partir de aquí, todo son ventajas para el buggy. El reglamento permite al Mini John Cooper Works Buggy un peso mínimo inferior (1.675 kilos, por los 1.850 kilos del 4×4) y un mejor reparto. Y es que en el Mini John Cooper Works Rally los depósitos deben ir por detrás del arco antivuelco que está a la espalda de los ocupantes, y el motor debe estar alojado en la mitad delantera del vehículo. En el Buggy, los depósitos de combustible pueden ir bajo los asientos, lo que mejora el centro de gravedad. Y el motor puede ser central trasero, lo que facilita un reparto de pesos más equilibrado. Otra de las grandes ventajas del Buggy es que puede montar unas suspensiones con mayores recorridos y unos neumáticos de mayores dimensiones. En el Mini John Cooper Works Rally los recorridos de las suspensiones están limitados a 280 mm. y las llantas tienen que ser de 16 pulgadas, con un diámetro máximo de rueda de 810 mm (de 17 pulgadas y un diámetro máximo de 940 mm. en el 4×2). Además, el buggy se beneficia de un elemento muy eficaz en la arena y las dunas, pues puede equipar un sistema de inflado y desinflado de neumáticos desde el habitáculo; mientras que los pilotos de los 4×4 tienen que bajarse del coche y realizar esta operación manualmente, con la consiguiente pérdida de tiempo. Por último, el Mini John Cooper Works Buggy se beneficia de una mayor anchura (2.200 mm por los 2.000 de su “hermano”) y distancia entre ejes (3.100 mm, 2.900 mm. en el Rally). Un comportamiento diferente. El coche de dos ruedas motrices rinde mejor en terrenos fuera de pista, gracias a sus mayores recorridos de suspensión, neumáticos y batalla. Después de probar el vehículo por primera vez, uno de los pilotos participantes en el Dakar 2018 -que el año anterior había competido con el 4×4- declaró que “es un coche muy diferente de conducir. Cuando llegas a la curva tienes que analizarlo, porque derrapa más y debes pensar en cómo atacar para hacerlo de forma limpia. Pero, por otra parte, si estás en una recta llena de baches no tendrás que preocuparte por ellos. Es increíble lo rápido que puedes ir sobre agujeros o resaltos, y no te das cuenta desde el interior del coche”. Carlos Sainz y Lucas Cruz tendrán más dificultades para ver el terreno al que llegan al ir con el cuerpo más tumbado y tener una peor visibilidad, pero sufrirán un menor castigo corporal con unas suspensiones más benévolas y con mayor recorrido; y unos neumáticos con una superior capacidad de absorción. Y en las durísimas etapas del Dakar ir más cómodo es una ventaja importante. Además, al desplazar una menor masa, las inercias son menores, los aterrizajes se hacen más llevaderos y las prestaciones puras son más fáciles de conseguir. Para Nani Roma, “la mayor ventaja del buggy