Dos semanas de competición, con más de 10000 kilómetros de recorrido, de los que más de la mitad eran contra el crono ha sido el reto deportivo al que se presentaron algo menos de medio centenar de participantes, que han tenido el barro como protagonista de las primeras jornadas, enormes dunas a continuación y lluvias torrenciales en los últimos días, que obligaron incluso a la organización a anular la última etapa, por lo que había que saber salir adelante en cualquier terreno para destacar en la carrera, que salió de la capital rusa, Moscú y termino en la china de Xi-an.
Los favoritos eran los Peugeot DKR que tenían en manos de Loeb-Elena la última versión del prototipo francés, el Maxi, que perdió toda sus opciones cuando lideraba la prueba a pocas etapas del final tras sufrir un brutal aterrizaje en el que daño seriamente su vehículo, acabando muy retrasado. Circunstancias similares pero en las primeras etapas, hundieron en la tabla a otro de los DKR el de Peterhansel-Cottret.
Así las cosas por segundo año consecutivo, el prototipo francés superviviente, el de Despres-Castera, se hacía con la victoria con más de una hora de ventaja sobre los a la postre segundos, Lavielle-Garcin a bordo de uno de los prototipos locales, Baic.
El podio lo completo el equipo chino Han-Hin a bordo de un buggie SMG, imponiéndose de paso en dos ruedas motrices.
Cuartos en meta, el primer Mini, el de los norteamericanos Menzies-Mortensen salvando el honor del equipo.
En el puesto decimoséptimo y primer buggie ligero, el Polaris del chino Ruijin al que copilotaba Rafael Tornabell.
Más españoles en meta, Moi Torrallardona que copilotaba a Gerard de Rooy y Ferran Marco que navego en la cabina de Ardavicius al tener su primer piloto que retirarse. Ambos se clasificaron entre los diez primeros de la categoría.