Estamos ante la cuarta generación del modelo, que ha ido evolucionando de ser un SUV medio con posibilidades de defenderse fuera del asfalto a convertirse en el perfecto vehículo familiar capaz de adentrarse por caminos y pistas en buen estado.
EN CARRETERA, UN DISPARO.
Recogimos el vehículo con 7868 kilómetros, comprobando en primer lugar que tiene una planta espectacular. El color blanco lo hacía aun más impresionante, (hay que recordar que los coches en colores claros parecen más grandes) y nos disponemos a escudriñarlo.
La imagen delantera es cuando menos especial, mantiene la de sus compañeros de gama, pero en este caso por tamaño, la parrilla frontal parece decidida a comerte. Las ópticas se ven diferentes a todo y el conjunto es muy atractivo. Lateral más convencional dispuesto a convencer que por tamaño no podremos quejarnos, algo similar a la trasera que puede llegar a recordar a otros modelos en el mercado.
Buen acceso al interior desde cualquier punto y toda una satisfacción estar a bordo. El maletero anuncia 547 litros, cifra algo justa para el generoso tamaño del modelo, pero a la vista nos resulta suficiente, con posibilidades de aumentar la capacidad de carga abatiendo la segunda fila de asientos con solo apretar un botón.
Existe la tercera debajo del maletero (en nuestro país solo se comercializa el Santa Fe con siete plazas) que en contra de lo habitual, no está solo pensado para dos niños ya dos adultos de complexión normal podrían acomodarse sin excesivas apreturas eso sí, para un desplazamiento corto.
Bajo el la tapa del mismo se encuentra el kit anti pinchazos, lo que nos anuncia un inconveniente de este modelo, ya que todo coche que este pensado con posibilidades de rodar fuera del asfalto debería llevar su correspondiente rueda de repuesto gemela de las otras cuatro y aquí no está. Se da la circunstancia que el acabado de cinco plazas comercializado en otros mercados si la lleva en vez de los dos últimos asientos.
Calidad en los materiales utilizados, y sensación agradable al tacto en todo los susceptible de ser tocado. Muchos botones, y mandos pero todo dentro de lo normal. Destaca la pantalla del navegador de 8” quizás intrusiva por lo que sobresale en un conjunto tan armonioso. Asientos eléctricos climatizados, circunstancia existente también en el volante y buena altura y posibilidades de reglaje longitudinal permiten adoptar cualquier tipo de posición a la hora de conducir. Hacerse con todo lo que alberga este coche en cuanto equipamiento e instrumentación lleva su tiempo, ya que es muy completo, incluyendo por ejemplo cuatro tipos de posibilidad de conducción, desde la tranquila “Eco”, hasta la más dinámica “Sport”.
Una vez en marcha, deberemos tener en cuenta que llevamos un vehículo de casi cinco metros y medio aunque es fácil de mover en tráfico urbano. En los pasos estrechos y maniobras habituales en la ciudad, los sensores y las cámaras ayudan. Muy bien por mantener los testigos acústicos trabajando junto con la visualización en pantalla, algo que no se mantiene en modelos de la competencia, de similares dimensiones. En vías rápidas es una delicia, los 200 caballos que anuncia el fabricante se trasmiten con suavidad dadas las bondades de un cambio automático de cocho velocidades, progresivo y agradable y disfrutaremos de paso de una buena insonorización.
Si queremos exprimir la mecánica, podremos utilizar el cambio secuencial y las levas del volante que para ser bien manejadas deberían ser más grandes. Muchas ayudas a la hora de los desplazamientos largos, como el display que aparece reflejado en el parabrisas, un control de crucero adaptivo que funciona sin estridencias, frenada de emergencia y dirección asistida de endurecimiento progresivo. Los tarados de suspensión, más firmes de lo que pudiera haberse concebido para un modelo de estas características se agradecen y no hay cabeceos en frenadas intensas ni balanceos en carreteras de montaña, donde el Santa Fe también se defiende. Devolvemos el coche con 9020 kilómetros, 1152 más que cuando lo recogimos. El consumo, con dos personas a bordo y su correspondiente equipaje, se ha quedado en el umbral de los ocho litros, uno y medio más de lo anunciado por el fabricante, pero no hemos ido a ahorrar por lo que nos parece comedido.
EN EL MONTE, POR EL CAMINO MAS FÁCIL.
Las circunstancias ayudan y que mejor manera de probar el coche en una ruta para ver como se defiende lejos del asfalto. Con las premisas de que movemos cerca de dos toneladas de peso, contamos con una altura libre de tan solo 18,5 centímetros y unos ángulos característicos justos, nos adentramos en pistas en perfecto estado, y en otras tocadas por inclemencias meteorológicas y paso de maquinaria agrícola. El Santa Fe, se mueve con soltura, notándose en este caso que los tarados de suspensión nos trasmiten las irregularidades del terreno sin disimulo, pero el rodar general es agradable.
El espinoso tema del tren rodante, está confiado a unas preciosas llantas de 19 pulgadas con neumáticos 235/55 con dibujo totalmente enfocado al asfalto, lo que limita la movilidad en campo. Está contemplado en ficha técnica la utilización de llanta 17 con neumáticos 235/65.
Afrontamos posteriormente un terreno ideal para probar un todo terreno, un circuito de motocross, que a las ya habituales rampas e inclinaciones se sumaba que estaba invadido por la hierba por lo que el avance era comprometido hasta en zonas llanas. El Santa Fe, es un tracción delantera por defecto hasta que el tren trasero nota perdida de adherencia comenzando a traccionar lo que garantiza la tracción total.
Puesto a prueba, el sistema funciona, y además de forma fulminante. Si afrontamos pasos más complicados, se dispone de diversas ayudas empezando por la posibilidad a baja velocidad de bloquear el diferencial central para que pase de forma continua la tracción a los dos ejes, asistente de arranque en pendiente y control de descensos, lo que nos permite afrontar obstáculos más o menos complicados.
Comprobamos que los recorridos de suspensión son mínimos, lo que impide muchas alegrías y que los bajos llevan una protección integral, lo que puede animar a más de uno. Mejoraría y mucho con la adopción de neumáticos mixtos y puestos a pedir, sacarlo del concesionario con llanta 17” para ganar en balón y tener más opciones de modelos de rueda.
Estamos ante un modelo de calidad contrastada, andar impecable y que ofrece por 55500 euros que es el precio de la versión probada, tanto como otros modelos de mayor apariencia. Para familias dinámicas que gustan de moverse en la naturaleza, es una opción más que interesante.
LA OPINIÓN DE MANUEL MARÍN: “ES ESPECTACULAR”.
En este caso tenemos opinión por partida doble, ya que son los Marín padre e hijo, poseedores de un Terracan los que nos hablan del nuevo modelo: «Estamos muy contentos de haber comprado este Hyundai, cada día nos da más satisfacciones y con mínimas cosas pasa por donde pasan todos. Raro es el fin de semana que no sale al monte y no da el más mínimo problema, pero vemos ahora este y parece de otra galaxia. Lo que ha avanzado la marca en prestaciones, calidad y acabados. Es espectacular, pero se ve a los modelos de la marca cada vez menos camperos. Es la tendencia y lo veo lógico. Por eso para el monte es preferible el Terracan, pero para viajar y la vida diaria, mejor este Santa Fe, desde luego que no pasa desapercibido».