Es uno de los iconos del sector desde hace décadas, se actualiza periódicamente, introduciendo mejoras tanto técnicas como dinámicas y de seguridad. Lo que el fabricante mantiene imperturbables son sus rasgos característicos, con líneas cuadradas y un frontal que conserva los faros redondos y las siete aperturas de ventilación como cuando se presentó el modelo en los años cuarenta del siglo pasado.
El que tenemos la ocasión de conducir es el denominado JL que presenta sus instenciones a la primera mirada con los rótulos de Rubicón en los laterales del capó delantero. El color gris metalizado, le da un toque serio, lo que permitirá a su propietario cuando vuelva de trialear, tras darle un agua acudir a cualquier acto social dejando a las claras que no es un conductor cualquiera y que rodar en asfalto es solo un trámite.
La carrocería, presenta un diseño más aerodinámico, si es que este modelo lo puede llegar a ser, con la parte delantera del capó redondeada, las aletas delanteras llegando al paragolpes y contando en la parte alta de la trasera con un… ¡spoiler!
Diversas salidas de aire, unas preciosas llantas de 17 pulgadas, con neumáticos no mixtos, sino de tacos y una buena altura libre al suelo, acaban por demostrar que estamos ante un todo terreno de verdad.
Para apoyar esta afirmación, los bajos con una mínima protección frontal, le muestran como una raza a extinguir, al montar chasis macizo de largueros y travesaños, y eje rígido en ambos trenes rodantes, que son nada menos que dos Dana 44 reforzados. Evidentemente, solo por apariencia se le suponen valores y aptitudes más que sobradas para rodar por el monte.
EN MARCHA, UN LUJAZO.
A bordo más satisfacción, posición elevada de verdad, algo que se percibe desde el acceso, que requiere atención para no tropezar con nada. Los asientos son de piel de superficie suave, con la palabra Rubicón pespunteada en el respaldo.
Tacto agradable en todo lo que tocamos y podemos comprobar desde el minuto uno, que si bien tienen presentes los rasgos característicos del modelo, como el parabrisas apaisado y el tablero horizontal y estrecho, el Wrangler ha incorporado el equipamiento y la calidad de vida a bordo de cualquier berlina de representación.
Disponemos desde control de crucero hasta asientos y volantes calefactados pasando por pantalla digital de buen tamaño (con camara trasera que en algunas maniobras se agradece) o climatización. Lejos está el mundo espartano del modelo.
Si se mantiene la filosofía de la versatilidad de carrocería, pudiéndose desmontar el techo de la parte delantera en dos partes y el trasero completamente dejándolo descapotable, pudiendo incluso en una segunda fase desmontar las puertas. En cuanto a maletero, es testimonial con las cuatro plazas disponibles, pero generoso con los asientos traseros abatidos.
En marcha hay que destacar la buena insonorización del habitáculo, algo que en los desplazamientos es muy de agradecer, notándose tan solo el rodar de los neumáticos de forma sutil. El taco es lo que tiene.
Un impecable equipo de sonido con altavoz de refuerzo de graves en la parte trasera animará a estar más pendiente de llevar buena música que de escuchar nada más. Buen ritmo en vías rápidas los 200 caballos del motor, se notan en cualquier circunstancia así como el generoso par de 450 Nm.
En carreteras secundarias y de montaña, deberemos tener en cuenta que llevamos un vehículo de más de dos toneladas de peso y generosa altura en el centro de gravedad, lo que obligara a no perder la concentración al volante. Es importante recordar, que el vehículo permite rodar solo en tracción trasera, lo que redunda en un menor consumo, pero lo hace delicado de manejar en carreteras viradas sobre todo con el piso mojado.
Se agradecen los tarados de suspensión firmes, habrá a quien le resulte incomodo, pero dan mucha confianza. Mejor en estas circunstancias rodar con la tracción total permanente, algo que ahora el Wrangler se puede permitir gracias a la incorporación del diferencial central. Si las condiciones de la vía empeoran, este Jeep está preparado.
LLEGA LA HORA DE LA VERDAD.
Locos por salir del asfalto, ¿que mejor que una ruta de casi un centenar de kilómetros por el Valle del Tiétar? Dicho y hecho. Lo primero es abordar una pista de las buenas, de las que invitan a correr. Este Jeep es una delicia, permite rodar muy rápido, quizás demasiado y los kilómetros pasan sin sentir. Si el terreno se ondula y aparecen baches, se puede mantener un buen ritmo, teniendo en cuenta que se puede producir algún que otro rebote. En estas circunstancias, pocos modelos podrían seguirle. El Wrangler está pensado para darle mala vida y a la hora de la verdad se agradece.
Si nos ponemos a trialear, ya no hay quien le siga. En cajas de tres puertas no hay nada en el mercado que se le acerque ni de lejos. Es una delicia por no hablar de una garantía total. Se puede insertar la tracción total con reductora (4:1), bloquear los diferenciales delantero y trasero y desconectar la barra estabilizadora delantera. Impecable situación. Detalles como la toma de admisión en la parte alta del vano motor o la electronica muy protegida se agradecen.
Le ponemos a prueba en una de las peores condiciones posibles. Montículos de diferente tamaño tapizados por un manto de hierbajos húmedos, perfectos para complicar el avance. El Jeep progresa sin problemas, ayudándonos con pequeños golpes de gas si el obstáculo se resiste. Ni un chirrido, ni un mal ruido, ni una queja. Perfecta progresión. Es una verdadera maravilla y muy de agradecer en los tiempos que corren en los que los vehículos con capacidades para circular fuera del asfalto son una especie en extinción.
Puestos a ponerle pegas, encontramos dos carencias. Por un lado la ausencia de cerradura en el capó, lo que permite abrirlo con tan solo accionar el broche externo y por otro la falta de reposapiés para el izquierdo en el puesto de conducción.
Ambos elementos están disponibles en el amplio catalogo que Mopar tiene para el Wrangler. Este es otro dato a tener en cuenta. En cuanto a los consumos, no rodamos en plan ahorro ni un kilómetro lo que nos subió hasta el umbral de los diez litros, cifra nada desbocada para el tipo de coche y la conducción que llevamos a cabo del mismo. Hay que tener en cuenta que hicimos muchos kilómetros con la tracción total y unos pocos con las cortas las cortas puestas.
ABSOLUTAMENTE DESEABLE.
Siempre nos quejamos de que los modelos que probamos, necesitan como mínimo neumático mixto para poder sacarlos del asfalto y mejorar las protecciones en función de los que traiga de fábrica, pero este Rubicón, no necesita nada y lo que es mejor, hasta el modelo de rueda está reflejado en la ficha técnica. Del concesionario al monte sin problemas.
Algunos de nuestros seguidores, los más radicales, lo modificarían hasta dejarlo irreconocible y por supuesto más eficaz, ya que el Wrangler es uno de los modelos con mayor cantidad y calidad de accesorios, desde neumáticos de mas tamaño, hasta techos bikini, pasando por potenciaciones, cabestrantes, paquetes de elevación y demás parafernalia campestre.
Nos ha encantado este coche, una vez más. Ahora es más señor a bordo, más confortable, más agradable en todo, pero lo mejor es que de serie está perfecto, no hay que tocar nada. En lo que a carrocería de tres puertas se refiere, no tiene rival a la vista, salvo que a sus enemigos se les “ayude” con optimizaciones con las que no se le puede sacar de la tienda. Todo este despliegue hay que pagarlo, y es que una unidad como la que ilustra estas páginas, supera los 57000 euros, precio costoso, no caro. Seria caro si fuera malo y el Wrangler se hace bueno para todos los aficionados.
LA OPINIÓN DE ALBERTO DORSCH BUZON*: “El Wrangler fue el primer coche que me compré”.
“Tenía yo 19 años y estaba loco por el mundo del todo terreno, y como no podía ser de otra manera me fijé en el modelo y en cuanto pude, me compré uno. Recuerdo que consumía bastante, pero era perfecto para mis intenciones de salir al monte a completar rutas o participar en triales para aficionados. Es increíble el salto que ha dado el modelo en acabados y calidad de vida a bordo sin perder capacidades para superar obstáculos. Me ha gustado mucho, de hecho nunca dejó de llamarme la atención. Tal y como esta de estricta serie, vale para salir a cualquier camino sabiendo que no te quedas y hacer incluso algún viaje a Marruecos sin tener que mejorar nada. Es digno de celebrar que Jeep mantenga un modelo así en su gama, y le auguro un largo futuro”.
*Alberto Dorsch Buzón, es tres veces Campeón de España de rallies todo terreno en la categoría de coches de serie, ha participado varias temporadas en diversos certámenes de trial 4×4, y profesionalmente lleva décadas ligado a la venta de vehículos siendo el Director Comercial del concesionario Toyota Kobe Motor.