La Moraña está situada al noroeste de Ávila y hasta allí nos hemos desplazado para hacer esta prueba. El CX-30, es un modelo que no pasa desapercibido. En un mundo en el que los SUV de lejos parecen muy similares, el CX-30 tiene un marcado aspecto deportivo. Su vida está a caballo entre el CX-3 y el CX-5 y desde luego ha sido un acierto.
La línea en cuña con el frontal truncado, precisamente ese frontal con una gigantesca toma de aire y los pasos de ruedas y protección lateral muy marcados, destacan su personalidad.
Como complemento una línea de colores muy logrados mejoran una impecable imagen exterior. Nuestra unidad un 2.0 Skyactiv-X de tracción simple y cambio manual, vestía el denominado “Soul Red Crystal”, con irisaciones continuas que le hacen parecer que cambia de color según la luz que reciba.
Si el exterior, destaca, el interior no le va a la zaga. Los materiales no solo son de calidad, sino que transmiten comodidad en todo momento, los asientos envuelven bien y los acolchados de los apoyabrazos son más mullidos de los que se encuentra por norma general. El tacto del volante también es muy agradable y toda la operativa es fácil e intuitiva con pantalla de información que se activa con una rueda en el centro de la consola. La insonorización también es muy buena, y hacer kilómetros con este Mazda es una delicia.
Las plazas traseras, son capaces para dos personas y algo justas si son tres los ocupantes.
El maletero tiene 430 litros de capacidad, alcanzando los 1406 si abatimos los asientos traseros.
No es un coche pensado para uso fuera del asfalto, pero seguimos echando en falta la rueda de repuesto.
En marcha, todo parece concebido para que la vida a bordo sea suave, ágil y dinámico, el cambio manual permite exprimir un propulsor, el Skyactiv-X 2.0 de 180 caballos que adopta lo mejor de los motores de gasolina y diesel con optimización de la chispa de combustión, lo que hace descender de forma considerable las emisiones consiguiendo ser así considerado un hibrido ligero y disfrutar de la etiqueta ECO.
Se mueve bien en todos los terrenos con buen aplomo y comportamiento optimo en todo tipo de vías. Fuera del asfalto, esta versión esta mas que limitada, obligando a adquirir las versiones 4×4 si es que queremos movernos con agilidad en terrenos resbaladizos.
UNA VUELTA POR LOS ALREDEDORES.
Arévalo merece una visita detallada. Es la capital de La Moraña y atesora numerosos episodios históricos, desde la época de ocupación celta hasta nuestros días. El mudéjar es protagonista, y la población está repleta de rincones espectaculares. Está bien dotada en alojamientos y es la capital mundial del cochinillo, base de la gastronomía arevalense.
Comenzaremos nuestro recorrido dejando a nuestra espalda la fortaleza, dirigiéndonos por una calzada adoquinada hacia la derecha en bajada por la Avenida del Castillo. Pasaremos por encima del rio Arevalillo tomando un puente dejando a la izquierda el arco original de entrada a la ciudad. Comenzaremos una subida en la que nada más pasar el puente citado nos saldremos del asfalto a la izquierda para hacer una parada en la Ermita de la Caminanta, del siglo XVI y punto de paso del Camino de Santiago desde Levante.
Llegados a una rotonda, giraremos a la izquierda de vuelta al casco urbano, y tras pasar por otro puente, alcanzaremos la plaza de Fray Juan Gil en cuya rotonda giraremos a la derecha por la calle Miguel de Cervantes, saliendo del núcleo urbano. Tras una bajada aparece al Fondo la Ermita de la Lugareja, que no es visitable coyunturalmente por un litigio sobre su propiedad. Llegaremos a la localidad de Palacios Rubios, girando entonces a la izquierda dirección Vinaderos.
Llegados al pueblo seguiremos la calle principal girando a la izquierda antes de la última casa rodeada de una imponente verja. Dejaremos el depósito de aguas a la derecha acabándose el asfalto poco después. Seguiremos rectos en el primer cruce para hacer posteriormente izquierda, derecha, izquierda en los tres siguientes, dejando en el último a la derecha una caseta de hormigón. Planicies de regadío son nuestro paisaje con la alameda del rio en el horizonte.
Giraremos a la derecha en el siguiente cruce, pasando junto a maquinaria agrícola de riego girando de nuevo a la izquierda entes de que se corte el camino que llevamos. Un nuevo giro a la izquierda antes de abordar uno cerrado a la derecha, que con dos posteriores en el mismo sentido nos devolverán al asfalto, girando a la derecha hacia Arévalo.
La Lugareja aparece ahora más cercana y lo que es más curioso, la vegetación incipiente que la rodea, será en un futuro el césped de los mejores campos de fútbol de nuestro país, ya que la empresa responsable de generar la mejor hierba para jugar, tiene en La Moraña las mejores condiciones para crecer.