En pleno verano es complicado moverse por el monte sin pasar calor. Hay que buscar zonas donde las temperaturas sean benévolas y en Iberutas eligieron el Maestrazgo aragonés, en la zona este, en la frontera con la Comunidad Valenciana.
Se convocó al grupo en el Hotel La Trucha junto al rio Pitarque, en la que fue la primera fábrica de papel moneda del estado y posteriormente industria textil. Tras completarse la caravana de doce vehículos, en la cena en Villarluengo se dieron los pormenores de lo que se iba a vivir durante el fin de semana.
El sábado de buena mañana, comenzó el movimiento con un primer tramo de cincuenta kilómetros en su práctica totalidad fuera del asfalto, comenzando con subida continua hacia zonas de montaña, con varios vadeos, y cancelas de ganado para atravesar pistas y caminos de diversa dificultad destacando una bajada continua, larga y pedregosa. La parte final era sobre terreno más abierto hasta llegar a la localidad de Tronchón, donde tuvo lugar la comida.
Por la tarde, de nuevo en faena para abordar más de sesenta kilómetros que hicieron subir a la caravana, también entre explotaciones ganaderas a alcanzar zonas altas de montaña para volver a descender y acabar en pistas anchas y de buen piso esquivando diferentes rebaño los, con el Mirador de Pitarque como meta.
De nuevo tras pasar por el hotel, y darse un buen baño en la piscina, cena en Villarluengo, donde se comentaron las experiencias del día, y se comentó lo que quedaba pendiente de llevar a cabo el domingo.
El domingo, primera parada en Aliaga para conocer de cerca la antigua central térmica hoy en desuso pero con zonas aun visitables como el laboratorio donde los más avezados en cálculo infinitesimal, consiguieron explicar las formulas matemáticas que aun pueblan las paredes.
Posteriormente, de nuevo al camino para completar cincuenta kilómetros con varios vadeos al principio, y tras subir hasta una zona de aero generadores, recorrer la parte más técnica del rutometro en una bajada técnica con varios escalones que desembocaba en la población de Escucha, donde en dos grupos se visitó la Mina “Se Verá” dentro del Museo de la Minería existente en las afueras del núcleo urbano.
Posteriormente, casi treinta kilómetros de asfalto para llegar a Galve y llevar a cabo la comida junto a una de las reproducciones de dinosaurios existentes en la zona, plagada de huellas de los grandes animales desaparecidos. Con el sorteo de regalos se dio por terminada la actividad, volviendo los participantes a sus bases, algunas de ellas en provincias más alejadas. Todo el mundo se quedó con ganas de repetir. Lo harán.