Subaru con la sexta generación del modelo, mantiene en el mercado una opción muy válida para salir del asfalto, sin perder confort en vías rápidas y contando con lo último en asistencia a la conducción. Hemos hecho un viaje con la última versión y nos sigue convenciendo.
Exteriormente es un modelo que no destaca por un diseño arriesgado, manteniendo líneas clásicas de todo SUV cinco puertas que se precie. Es más largo, ancho y alto que su antecesor, pero mantiene la batalla. Eso sí, está adornado de detalles muy en consonancia con la línea de ser capaz de mucho que pretende transmitir. Pasos de rueda y bajos laterales muy marcados, piezas imitando a metal a modo de protección en la parte inferior de los paragolpes delantero y trasero, prominentes barras de techo…
El frontal, es de líneas horizontales, con inserciones cromadas en la parrilla. Diseño en cuña y parabrisas muy inclinado.
La parte posterior la domina un generoso portón, terminado en su parte posterior por un prominente spoiler.
Con solo acercar el brazo al logo de la marca, se abre lo que nos permite acceder con las manos cargadas. Un detalle más cómodo que andar pasando el pie por la parte baja de la trasera del coche.
El maletero cubica más de 500 litros de capacidad con cinco ocupantes con varias posibilidades de tapar la carga gracias a las diversas configuraciones de su tapa. Si abatimos la segunda fila, se alcanza la nada desdeñable cifra de 1822 litros de volumen.
Las barras de techo se despliegan para cuando necesitemos colocar carga, o diferentes soportes específicos para la misma.
A bordo, el espacio es amplio, se agradece la instrumentación analógica y sobre todo la buena calidad de los materiales y su impecable acabado. Buena postura de conducción y posibilidad de poner el reposacabezas a nuestra medida exacta.
Atrás, tampoco se va nada mal. Dos ocupantes viajaran como si estuvieran en un salón y tan solo si hay quinto ocupante deberá adaptarse a la restricción de espacio a la que obliga el paso del túnel de transmisión
El propulsor es el clásico bóxer marca de la casa, que da 169 caballos. Una pena que por la política europea de emisiones el de 240 que se comercializa en nuestro mercado, no llegue al nuestro. El cambio automático CVT, mantiene su uso peculiar que acelera el propulsor de más si le requerimos de forma inmediata.
En tráfico urbano, tan solo hay que tener en cuenta que movemos casi cinco metros de Subaru, algo que puede ser incomodo en alguna maniobra y a la hora de aparcar. En carretera, máximo esplendor. Hacer kilómetros con el Outback es un placer, sobre todo por la tranquilidad de que si la cosa se pone fea, tanto a nivel meteorológico o del simple estado del asfalto, tendremos la garantía de un comportamiento impecable de la tracción total.
El sistema Eye Sight de ayuda a la conducción es muy competo y hasta según que circunstancias excesivo. Todo sea por la seguridad.
En cuanto al consumo, recogimos el vehículo con 9135 kilómetros y lo devolvimos con 10333, con 1198 realizados a bordo. Viajamos por carretera con una sola persona a bordo y con mínimo equipaje. Hicimos la mayor parte de la ruta Solidaria de Huescar con tres ocupantes. En ningún momento fuimos a ahorrar, mantuvimos siempre velocidades máximas dentro de lo legal y llevamos a cabo también recorridos urbanos. Nuestra nuestro gasto alcanzó los 8,7 litros de media cifra prácticamente idéntica a los 8,6 que anuncia el fabricante. Es un buen dato teniendo en cuenta el volumen y el peso del modelo
Con el Outback, tendremos coche para todo. Rodador incansable, familiar con espacio, equipamiento completo, precio correcto y…podremos defendernos muy bien en el monte. Para tener uno, el precio de acceso está en 36500 euros. Es una compra que merece la pena.
En el monte, superando holgadamente las apariencias.
Desde luego que cualquier modelo de SUV de la marca, tiene mucho que decir fuera del asfalto. Este Outback no obstante, ha pedido algo de capacidad todo terreno al tener más voladizo tanto delante como detrás, teniendo seis centímetros más de morro y tres en la parte trasera. Eso sí, mantiene una altura libre superior a los 21 centímetros gracias s u motor bóxer de configuración horizontal, y desde el fabricante se mantiene la opción de sustituir las protecciones de motor y cambio de plástico por unas metálicas con un coste contenido. Si salimos al monte de forma habitual se convierte en un accesorio imprescindible.
A esto hay que complementarle con la adquisición de neumático de repuesto (nuestra unidad no lo incorporaba, pero el hueco para la misma se mantiene y se comercializa como opción), ya que decididos a mejorar en lugar de pedir la convencional de llanta de chapa embutida y neumático circunstancial, deberíamos optar por una idéntica a las cuatro de origen y equipar las cinco con neumático mixto, para tener mejor tracción en pistas y caminos y cruzarlas y equilibrarlas cada cierto número de kilómetros lo que alargara su vida útil. También se puede sustituir la medida de origen 225 60 R 18 por una 235 50 R 18. Ganaremos un centímetro en altura libre pero la de repuesto deberá ir fuera de su emplazamiento por qué no cabe.
El Outback mantiene su rigidez estructural por mucho que se le fuerce, el recorrido de suspensión es correcto para el tipo de vehículo y nos permitirá como seguimos comprobando que puede hacer vida común con otros modelos de enfoque y filosofía todo terreno. Tenemos menos peso que uno de chasis macizo, el sistema de tracción es efectivo y tan solo habría que ponerle un pero. La activación del X Mode para situaciones verdaderamente adversas, se halla dentro de las diferentes secciones de la pantalla táctil, siendo deseable que tuviera interruptor propio en la consola.