Hemos podido asistir a una jornada de puesta a punto del Odyssey de Extrem E del equipo español llevada a cabo en las instalaciones turolenses de Masía Pelarda. Ocasión única de tener el vehículo cerca, ya que horas después de este test se llevará a Escocia donde tendrá lugar la segunda cita del certamen de la temporada.
Meticuloso trabajo en tandas, con Carlos Sainz al volante y Laia Sanz de acompañante durante toda la mañana. Como máximo responsable técnico Andrés Castillo de QEV daba los últimos consejos a los deportistas antes de cada puesta en marcha.
Posteriormente alternando pasadas a diferentes velocidades para comprobar el comportamiento del coche en variadas circunstancias, se fueron haciendo kilómetros.
El recorrido era algo más estrecho de lo deseado en algunos pasos algo que es difícil de encontrar en las pruebas del campeonato según Laia que prefiere pistas de mayor anchura o a campo abierto que es por donde se compite habitualmente.
Cada vez que se paraba, las primeras impresiones eran muy de tener en cuenta, para la toma posterior de decisiones.
Luego venia la parte más importante, la comprobación del trabajo de la suspensión desde todos los parámetros posibles, algo que llevaba muchos minutos tanto en el reconocimiento de lo probado como en la comparación con carreras y otros entrenos celebrados.
De nuevo en marcha, más de lo mismo, comprobar el beneficio de los cambios introducidos y tomar nota de posibles modificaciones posteriores.
Las paradas incluían repaso general de la mecánica por parte del equipo de ocho personas que daba asistencia a los entrenos.
Cuando la detención era más larga se llevaba a cabo una revisión más profunda, que gracias a la buena accesibilidad mecánica se lleva a cabo con facilidad.
En la parte trasera esta la zona de recarga con varias conexiones, para que el Odyssey recupere “chispa”.
El habitáculo pese a lo sofisticado del prototipo no acoge demasiados interruptores. Todo muy claro y a mano.
Impresionante asistir al cambio de impresiones de estos tres profesionales de la velocidad. Se aprende solo con ver sus gestos. Y eso teniendo en cuenta que solo repasan “matices”.
Por la tarde fue Laia la que llevó a cabo el grueso de las pruebas acabando de hacer kilómetros, algo que viene bien antes de afrontar la parte más nutrida de las carreras calendadas.
Un trabajo tan meticuloso deriva en buenos resultados deportivos seguro. El tiempo dirá, pero la intervención de Carlos en la puesta a punto es vital para que Laia gane confianza, tenga con quien compartir lo que siente desde el habitáculo y mejore sus cualidades deportivas.
Agradecer la invitación con Andrés Castillo al frente, las facilidades otorgadas por Cristobal Rosaleny para llevar a cabo nuestro trabajo y sobre todo el comportamiento de los miembros del equipo del primero al último, que trabajaron sin secretos y como si fuéramos uno más. Que se repita.