El modelo, al no venderse a través de los concesionarios oficiales en nuestro país, se adquirió a través de importadores paralelos en muchos casos seminuevos y ya con modificaciones, lo que hace muy exclusiva cada unidad de FJ Cruiser. En la pasada concentración de propietarios del modelo pudimos vivirlo en persona, ya que de la treintena de Toyotas presentes, no había dos ni siquiera parecidos. Obviando el tema del color, en el que los claros son más llamativos y en el apartado de las bacas, que unos ignoran y otros tienen hasta tienda de techo nos hemos centrado en otros aspectos.
Los logos utilizados, son variados, algunos originales. Otros de agua y otros simplemente adhesivos. Cada uno lo que le gusta.
Las suspensiones, tienen un gran abanico, ya que vimos montajes sencillos con tan solo algún sistema para levantar algo la carrocería y otros de última generación.
Los paragolpes se han sustituido en su mayoría para mejorar el ángulo de ataque, siendo el Asfir el más utilizado. La mayoría lo completan con cabestrante, del que vimos varias soluciones de instalación y toda clase de marcas.
Las llantas cobran su importancia, y también hay muchas cambiadas respecto de las de serie. Desde las muy atractivas en blanco hasta las de aluminio pulido e invertidas para ganar en anchura de vías. Aquí si hay mayoría en una cosa, la monta de las BF Goodrich Mud Terrain como neumático.
Donde vimos la mayor variedad fue en la zona de carga. Aquí vale todo. Desde kits completos de cajonera y nevera con su correspondiente soporte hasta soluciones artesanales, construidas por los propietarios o el manitas allegado de turno. Algunos incluyen bandeja abatible en la puerta. Lo que más nos gusto, fue uno que llevaba la rueda de repuesto dentro, lo que quitaba el peso suspendido anclado en el portón (a nosotros nos convenció por poder llevar sexta rueda) y sobre todo una nevera de apertura horizontal y no superior como las de casa. Hay que agradecer a estos felices conductores de FJ que nos dejaran ver algunos de sus secretos.