Es un modelo práctico y capaz con un precio competitivo y perfecto para el que quiere un modelo sin problemas. Ha llegado su actualización y resulta acertada.
Exteriormente, solo se han dado unos retoques pero le quedan muy bien. Lo más destacado es la desaparición del logo de Ssangyong, no en vano la marca cambia de nombre en verano, dejando el protagonismo al nombre del modelo.
Detalles de colores alguno heredado de su hermano mayor el Torres, completan una imagen que parece de mejor aerodinámica y aspecto más futurista. Los faros LED y la boca de refrigeración más grande le dan un aspecto distintivo.
En el lateral se nota el leve aumento de dimensiones, que aunque son pocos milímetros le dan un toque diferente. También se renuevan las llantas que van de las 16 a las 18 pulgadas.
La parte posterior, es la que mantiene mayormente la línea utilizada hasta la fecha. La boca de carga sigue siendo generosa y en la versión Grand el espacio de carga es más que generoso.
Hay que tener en cuenta que desde la marca se ha llevado a cabo un importante esfuerzo en materia de personalización, algo que parece gustar sobre manera al cliente final, que con cinco colores base dispone de hasta 66 combinaciones posibles jugando con el techo en color diferente y las posibilidades de decoración con vinilo.
El diseño interior se ha renovado contando ahora con pantalla de 8 pulgadas y un cuadro de 10,22. El maletero cubica 427 litros, llegando a 1115 si abatimos los asientos. En el caso del Grand, nos vamos a 720 y 1440 respectivamente.
Las motorizaciones se mantienen así como la posibilidad de instalación del sistema para que funcione con GLP, que tiene un coste de 2750 euros. El precio base se queda en 17900 euros, llegando a 27200 para las versiones más equipadas. No esta contemplada versión 4×4.