La frase de que “el mejor todo terreno es un turismo” no es nueva, y en muchas de nuestras salidas, en el sitio más lejano y aparentemente inaccesible nos encontramos con un turismo que ha llegado sin problemas donde nosotros hemos rodado con cautela con nuestro todo terreno. Esta es una buena opción de ruta para comprobarlo, es un trazado casi circular, que permite recorrer una parte de La Alcarria de las más desconocidas.
El recorrido es sencillo en cuanto a terreno alternándose las carreteras comarcales con pistas asfaltadas y caminos en buen estado. Tan solo tras varias jornadas de lluvia intensa se podría poner delicado y la tracción total convertirse en aliada imprescindible. Esto debe animar a los que tienen un SUV aunque sea con tracción a un eje y a los turismos de cierta altura. Mejor salir con el depósito lleno de combustible, para lo que Guadalajara capital ofrece varias opciones. Para dormir la oferta de alojamientos rurales es extensa con posibilidades en casi la totalidad de municipios por donde se pasa. En cuanto a reponer fuerzas, la oferta es mas escasa pero suficiente.
El trazado por su configuración une pueblos por caminos públicos, por lo que no es necesario permisos salvo que sea un grupo de coches el que lo aborde. Como siempre, velocidades de paseo disfrutando del entorno y con la máxima de no dejar ningún residuo a nuestro paso.
Empezaremos en Tendilla, arranque de nuestro recorrido y antes de salir del pueblo, podremos, si nos dirigimos hacia la zona de las pistas deportivas subir por un camino cubierto de vegetación hasta los restos del antiguo castillo, ahora convertido en monumento religioso.
A mitad de subida encontraremos las ruinas del monasterio Jerónimo de Santa Ana. De vuelta al casco urbano, no llegaremos a la carretera, sino que seguiremos por la pista que deja a su izquierda y en paralelo la carretera que lleva al Peñalver.
En unos pocos centenares de metros la cruzaremos y seguiremos hacia el citado pueblo pero rodando fuera del asfalto.
El camino se mete en un valle que poco a poco se abre y en pocos kilómetros llegaremos a nuestra siguiente parada.
La picota existente junto a la entrada de Peñalver de base octogonal nos da la bienvenida. Seguiremos por la calle aparentemente principal dejando el núcleo urbano a la derecha que asciende en pendiente. Otra buena cuesta encontraremos nosotros al final de nuestra travesía dejando un parque infantil a la izquierda, aparece carretera en fuerte pendiente en subida. La Calle del Lavadero.
Tras la misma llegaremos a un cruce en “T” en el que seguiremos recto dejando el asfalto. El camino es de buen firme y con un paisaje típico alcarreño. En menos de un kilometro, llegaremos a un cruce, en el que tomaremos a la izquierda para unos pocos centenares de metros después, en bajada alcanzar el pueblo de Irueste.
Alcanzada la carretera, la GU-932, seguiremos hacia la derecha, alcanzando consecutivamente las localidades de Yelamos de Abajo, Yelamos de Arriba y San Andrés del Rey. Sin dejar el asfalto, llegaremos a otro cruce, en el que giraremos a la izquierda hasta llegar a Budia.
Esta población alcarreña, merece una visita sosegada, ya que esconde rincones especiales y una oficina de turismo muy completa y dotada de generosa información de la zona.
Desandaremos el camino haciendo ahora el recorrido en subida, pero desviándonos nada más salir de la población a la derecha en dirección Brihuega, por la GU-902. Pondremos aquí nuestro parcial a cero. A poco de hacer el giro queda a nuestra izquierda la espectacular ermita de Nuestra Señora del Peral.
A poco más de siete kilómetros, giraremos a la izquierda. Hay una finca con carteles de prohibido el paso, pero a la construcción, no a la pista cementada que en una recta interminable flanqueada de arboles nos aparece. Sin dejarla en poco más de tres kilómetros alcanzaremos Romancos, pueblo recóndito. Saldremos del mismo por la GU-917, para tras una vertiginosa bajada alcanzar un cruce con la CM-2005 donde giraremos a la izquierda.
En poco más de diez kilómetros, llegáremos a un cruce que deja a la izquierda Valeroso del Tajuña. Nosotros después de volver a poner a cero el parcial, tomaremos la GU-921, iniciando una fuerte subida, hasta llegar a un alto en el que giraremos a la izquierda para volver a bajar.
A poco de superar los cinco kilómetros pasaremos por encima del río Ungria, nada mas superar el pequeño puente nos desviaremos a la derecha, dejando el asfalto, a menos de doscientos metros giraremos a la izquierda, llegando por la Calle la Fabrica a Lupiana, final del recorrido.
El pueblo, tan atractivo como los del resto del recorrido, tiene un barco de pesca en plano casco urbano y en las inmediaciones, el Monasterio de San Bartolomé, que bien merece una visita.
El Hyundai Fastback, perfecto para familias deportivas.
Pese a que se trata de un turismo, no atrevimos a hacer el recorrido con él, ya que tiene una mínima altura libre y sabíamos que no habría problema por ser un trazado sobre carreteras comarcales y pistas cementadas en su mayoría.
El modelo es muy atractivo ya que estamos ante un familiar, muy especial, ya que cumpliendo los cánones de cinco puertas y maletero, sus rasgos son claramente más agresivos que los de sus compañeros de gama, es 5 milímetros más bajo que el resto de los i 30 y disfruta de un diseño que si bien puede ser familiar en el frontal, el lateral y sobre todo la parte trasera con una caída muy acusada que incluye un prominente alerón, le dan un aspecto coupe. Sin duda desde el fabricante coreano, han pensado en esos compradores que pese a que tiene que atender los gustos y necesidades más racionales, no quieren perder su mentalidad “sport”.
El interior es agradable y con buen tacto en todo lo que tocamos, con unos acabados de calidad que ya son marca de la casa. Buen espacio y asientos de los que no cansan con el paso de los kilómetros.
Las plazas traseras, se verán comprometidas si los ocupantes son de generosa altura, ya que el diseño en caída del portón, resta algo de altura libre. Por anchura, dos ocupantes viajaran muy cómodos, el asiento central es algo más justo.
Monta un propulsor de 136 caballos 1.6 de gasolina y caja de cambio manual de seis velocidades.
El maletero, tiene un borde de carga algo alto, pero tiene buena capacidad pese al recorte de tamaño por el diseño. Originalmente tiene 450 litros, que llegan a 1351 en caso de abatir los asientos traseros.
Una vez en marcha, pudimos disfrutar de un comportamiento, que invita al ritmo ágil, los tarados de suspensión son firmes, lo que junto con las bondades del motor y poder jugar con el cambio, le hace sentir cómodo en tramos virados y nos hace olvidar que estamos ante un vehículo aparentemente “tranquilo”.
Sera por lo poco visto o porque es atractivo de verdad, pero más de un transeúnte nos pregunto por él, señal inequívoca de que Hyundai ha dado en el clavo, con una propuesta que si bien no es única, en este caso llega a más bolsillos, ya que en su franja de costo, (con descuentos baja de 20000 euros en las versiones de acceso) no tiene competencia.