El modelo pudimos probarlo y a fondo en un recorrido de varios miles de kilómetros (https://montalbanmedia.com/especial-suv-seat-ii-prueba-4000-kilometros-con-el-ateca-fr-pista-libre/). Ahora ha recibido ligeros retoques estéticos, y monta un propulsor de 190 caballos de gasolina, lo que lo convierte en un SUV compacto deportivo sin ninguna duda.
Por fuera, mas “racing”.
El modelo es quizá el más atractivo y resultón de los SUV de Seat, a medio camino entre el Tarraco y el Arona, es lo suficientemente grande como para estar cómodo a bordo y no se va de tamaño para que nos complique según que maniobras.
Exteriormente, ha recibido aditamentos estéticos en aras a marcar su carácter deportivo. Parte del labio frontal inferior, taloneras, y paragolpes trasero, van en el color de la carrocería. Este último incorpora dos salidas de escape laterales como solución estética, ya que el escape doble queda debajo de la carrocería. Lo que más destaca es un prominente alerón de techo con dos suplementos laterales en negro.
Como último detalle, las siglas FR4 delatan que es una versión deportiva y con tracción total.
Las llantas de acertado diseño son de 19 pulgadas, con neumáticos 245/40 enfocados totalmente al asfalto donde se desenvuelven perfectamente.
El interior, con el negro como denominador común, tiene detalles en hilo rojo en volante asientos y revestimientos, lo que hace juego perfecto con nuestra unidad.
Buenos acabados como siempre, asientos delanteros envolventes y plazas traseras algo justas si somos tres pero perfectas para dos adultos.
Techo panorámico para que ningún ocupante pueda quejarse de perder detalle en los viajes.
El maletero que es de apertura automática en este acabado alberga 485 litros de capacidad con los asientos en su posición original.
El asiento trasero incorpora un hueco abatible que permite colocar objetos largos, y dispone de rueda de repuesto de emergencia con el subwoofer en su interior.
Motor generoso.
El propulsor de 190 caballos es un cuatro cilindros 2.0, anuncia un par de 320 Nm desde 1450 rpm a 4200 rpm. Baja de ocho segundos de cero a cien, y alcanza según el fabricante los 212 kilómetros por hora. Buenos números. Anuncia un consumo medio de 8,5 litros. Se combina con un cambio DSG de siete velocidades con levas en el volante, complemento perfecto para el conjunto.
A bordo, un disparo.
Tenemos buen bastidor, buen motor, buen cambio, ¿qué más se puede pedir? Unos tarados de suspensión firmes, que si bien no gustan a muchos permiten sentir plenamente al Ateca.
En la consola central una rueda nos permite elegir diversas formas de conducción recomendando la “sport” o adaptándonos la personalizable para hacer más dinámicos los cambios de marcha.
Se comporta como un turismo, más que como un SUV con apoyos nobles y sin descolocarse en las frenadas. El motor siempre está ahí sobre todo en recuperaciones, lo que permite adelantamientos fulgurantes y buenos ritmos en cualquier tipo de vía rápida. En carreteras de montaña, no parece que llevemos un vehículo de semejante volumen y se comporta de forma impecable.
En el monte, ¡Que vengan pistas!
Con la carta de presentación, de este modelo, no podemos aspirar a llevar a cabo recorridos fuera del asfalto que vayan más allá de pistas y caminos con buen piso. No obstante, si llega el caso, seremos rápidos como el que más, ya que el conjunto motor, cambio y la posición “tierra” del conmutador que permite elegir el modo de uso funcionan a la perfección. Cuidado con los bajos, hay que recordar que las protecciones son mínimas y que la carrocería es dos centímetros más baja que la de sus hermanos de gama, lo que puede comprometer nuestro avance.
Se puede ir muy deprisa, las levas permiten apurar a la entrada de las curvas y se siente el empuje del motor de forma constante y en cualquier circunstancia. Llegados los pasos trialeros debemos ser conscientes del Ateca que conducimos. Qué bueno sería que la marca tuviera una versión más adaptada al uso intensivo fuera del asfalto, con llantas de menos diámetro, neumático mixto, altura elevada y paragolpes recortados, básica de equipamiento y a buen precio. Más de un profesional se decantaría por una solución así dada la cada vez más exigua oferta del mercado de todo terrenos puros y la nula en cuanto a SUV con capacidad off road de verdad.