Es el buque insignia de la marca dentro de su gama SUV. Bajo la apariencia de un modelo familiar y tranquilo, se esconde un vehículo ágil y veloz, capaz además de circular con más soltura de lo que podría parecer en un principio fuera del asfalto.
Para los más audaces o quienes gustan de una conducción más deportiva, la versión FR colmara sus deseos, anda, se tiene y frena muy bien y de paso caben todos los de casa.
Exteriormente la imagen de familia marca este Tarraco, que no pierde los rasgos característicos de toda la gama pero demuestra mayor tamaño que ninguno. El color blanco como todos los claros aumenta la sensación de volumen circunstancia en la que colaboran los faldones laterales, el spoiler delantero y la parte baja trasera con una disimulada doble salida de escape.
Como contraste, la parrilla delantera, los retrovisores y algún que otro detalle, van en un gris satinado que combina bien.
Las llantas, de atractivo diseño son de 20 pulgadas por lo que están limitadas a neumáticos de perfil bajo, muy de asfalto.
El conjunto es desde luego diferenciador. Si es un Tarraco, pero de los “preparados”, de los que quieren dar, darse un toque de distinción. Las líneas muy acertadas, quedan más agresivas en esta versión que llama la atención sin duda.
A bordo, espacio y deportividad.
Tanto volumen exterior, debería traducirse en confort para los pasajeros, algo que se comprueba nada más sentarse en un habitáculo generoso en amplitud, con unos asientos semi baquet, que recogen correctamente el cuerpo de conductor y acompañante.
El toque metálico de los pedales y el volante de cuero de grueso formato al agarre refuerzan el aspecto “racing”. Buenos acabados y materiales agradables al tacto.
Las plazas traseras, son para dos en plan salón, pero incluso llevaderas para tres adultos aunque el asiento central, permita menos movimientos.
El maletero, es generoso con 760 litros de capacidad. Si abatimos la segunda fila de asientos, llegamos a los 1920. Con la tercera desplegada queda muy reducido.
Tiene el detalle de contar con enchufe convencional por lo que cualquier pequeño electrodoméstico puede ser alimentado.
Es de agradecer que disponga de rueda de repuesto aunque sea de emergencia.
El motor un TDI de 200 caballos es más que suficiente para mover el conjunto, sus aceleraciones son brillantes hasta con cinco ocupantes y carga.
En marcha, agilidad y buen comportamiento.
El comportamiento deportivo se ha tenido en cuenta, uniendo a un motor poderoso el cambio automático DSG de siete velocidades, y un tarado de suspensión más firme que el de sus compañeros de gama.
En ciudad, puede que esto sea banal, debiendo preocuparnos más las cotas de nuestro Tarraco, que mide 4, 73 metros de largo cifra considerable, pero que es llevadera en la urbe, ayudados por los sensores de proximidad. Buena visibilidad y fácil acceso a todos los ocupantes.
Las vías rápidas son un espacio más acorde al FR, buenos ritmos con un aplomo y nobleza de agradecer, sobre todo en zonas de curvas de gran radio, donde no habrá que levantar el pie. En tramos más virados y carreteras de montaña, saca lo mejor, con un andar más propio de un deportivo que de un familiar.
El consumo no se dispara ya que rodando sin preocupaciones en ese aspecto conseguimos bajar de los nueve litros, cifra que con una conducción más cautelosa se puede mejorar, aunque quien se haya decidido por este Tarraco tendrá el consumo como algo no precisamente prioritario a tener en cuenta.
Es una opción más que interesante para disfrutar de la familia a bordo sin perder nuestras ganas deportivas, tendremos espacio para todo y de paso seremos de los que lleguemos de los primeros a las apretadas agendas de padres e hijos, pudiendo hacerlo incluso si las condiciones son adversas con más garantías que el resto.
En el monte, con tranquilidad.
El acabado deportivo que tantas satisfacciones da en el asfalto, se nos vuelve en contra cuando salimos de él. Los ángulos característicos y la altura libre se reducen respecto de los de sus hermanos de gama por lo que rodar con garantías se reduce a pistas y caminos en buen estado.
Loa bajos están protegidos pero más por aerodinámica que otra cosa, por lo que un impacto podría dañar la mecánica. Los tarados de suspensión, que en asfalto dan tanta confianza, se vuelven secos en estas circunstancias.
La tracción total, se muestra eficaz en cualquier caso y permite rodar por zonas prohibidas a los vehículos con tracción a un eje. Quien quiera monte, que se haga con un Tarraco convencional lo adquiera con la medida mínima posible de diámetro de llanta y le monte neumático mixto.
Disfrutara de lo lindo con buenas capacidades todo terreno, con el confort de un salón. No obstante, el poseedor de un FR con un neumático de cuatro estaciones, será el rey en muchas circunstancias, estará deseando que el asfalto este mojado o roto y sobre todo llegara el primero a todo en la estación de esquí de turno.