El Land Cruiser es todo un icono del sector. Pasan los años, mejor dicho las décadas, y el modelo sabe actualizarse mejorando en cuanto a confort y lujo pero sin perder apenas sus cualidades para circular fuera del asfalto. Para la última versión la marca ha llevado a cabo mínimos retoques estéticos, centrados en las ópticas y en algún pequeño detalle, mejorando eso si algunos aspectos del interior.
Sus líneas recuerdan a sus anteriores versiones, manteniendo su generoso tamaño con una carrocería que ronda los cinco metros de longitud. Líneas reconocibles desde la distancia, manteniendo la personalidad de un modelo eterno.
Una locomotora rodante.
A la hora de rodar, estamos a bordo de un autentico salón. La posición de conducción es ideal para hacer muchos kilómetros, hay especio para todo y se percibe una calidad y terminación impecables.
Los mandos, no han caído en la moda digital por lo que siempre sabremos si todo está funcionando o no, a nuestro gusto.
Mismo caso que las plazas traseras, muy cómodas y de buen tamaño. Tiene la posibilidad de climatizar la zona de forma independiente.
El maletero, con cinco ocupantes tiene una capacidad de 600 litros suficiente para equipaje o para acondicionarlo para viaje con cajoneras, soporte de nevera y demás. Bajo el fondo se encuentran dos asientos suplementarios que permiten a dos personas de mínima complexión realizar desplazamientos cortos.
El portón que se puede abrir solo moviendo el cristal o al completo esconde dos pequeños huecos para colocar herramientas u objetos que queramos llevar a mano,
En asfalto este Toyota es una delicia. Aislamiento perfecto, posición de conducción muy confortable, y suavidad para todo. Como si estuviéramos a bordo de una berlina de representación. En tráfico urbano, hay que tener en cuenta las dimensiones que movemos, pero pocas maniobras se harán complicadas.
Nos mueve un propulsor 2.8 de cuatro cilindros y 204 caballos, que parece no desfallecer nunca. Combinado con la caja de cambios automática de seis veloccidades, es un conjunto muy efectivo. Se pueden elegir hasta tres modos de conducción para los que gustan de lo deportivo y para los que gustan de ahorrar.
En ese aspecto no nos resulto tragón. Rodamos por vías rápidas en el umbral de la velocidad multable, lo que deja al motor girando en 2500 r.p.m. El consumo bajó de los ocho litros con un solo ocupante y sin carga. Nos iremos a diez en tráfico urbano. Son cifras que para su peso y su tamaño, no resultan descabelladas.
El andar es suave, noble y eficaz. La dirección de asistencia hidráulica, permite encarar este Toyota donde queramos sin problemas. Ni el más mínimo ruido por rápido que se vaya, convirtiendo cualquier viaje en una experiencia de lo más agradable.
Sabíamos que nos gustaría y no ha defraudado nuestras expectativas. Quizá a más de uno se le pongan cuesta arriba los cerca de 80000 euros que cuesta la versión probada, pero se puede tener uno básico por poco más de la mitad. Se devalúa lo mínimo y es un verdadero coche para toda la vida.
En el monte, manteniendo el ritmo.
El último Land Cruiser llegado al mercado, pese a su actualización y mejora general, sigue siendo una de las pocas ofertas del sector quitando las pick up, que se puede permitir el lujo de seguir llamándose todo terreno. Mantiene el chasis macizo, y la caja de cambios con reductora, como argumentos principales. Sus ángulos característicos, son más que correctos para los casi cinco metros que mide.
Sus ayudas para cuando las condiciones del terreno empeoran son de lo más completo. Bloqueo de diferencial central y trasero, control de descensos, posibilidad de arranque en segunda… Es un buen paquete de refuerzo a la hora de sortear obstáculos.
Tuvimos la ocasión de rodar con él durante el Rally de Tierra de Madrid, prueba puntuable para el Campeonato de España de la especialidad, colaborando con la organización. Alrededor de cien kilómetros de pista que se volvieron asequibles y confortables para el Land Cruiser. Rodar noble y seguro si el terreno estaba bien y buen comportamiento en los tramos más bacheados, sin rebotes y sin ruidos de ningún tipo. Esta fase de la prueba la hicimos con dos personas a bordo, sin equipaje y poco combustible.
Para acabar de exprimirlo nos dirigimos a las instalaciones aragonesas de Evasión 4×4 donde el Land Cruiser demostró su buenas capacidades a la hora de superar obstáculos, con recorridos de suspensión amplios para el tipo de vehículos que es y mostrándose capaz de traccionar en toda circunstancia.
En contra tenemos dos cosas. Por un lado unas estriberas, muy expuestas si circulamos con frecuencia por el monte, por lo que de hacer un uso intensivo es mejor desmontarlas y mantenerlas a salvo aunque cueste más acceder al habitáculo.
Por otro, unos neumáticos totalmente enfocados al asfalto. Lo ideal montar un juego de mixtos y a poder ser en una medida más que la de origen 265-55 R 19. Si optamos por unos 255/60 R 19, no tendremos problemas en la ITV, el desarrollo se variara mínimamente y ganaremos algo en altura libre.
En definitiva es una apuesta segura, que nos permitirá acudir a cualquier acontecimiento social de forma elegante y hacer una ruta o viaje de aventura sin problemas. El Toyota Land Cruiser tiene larga vida por delante.
La opinión de Javier Vicente Yubero: “Es el todo terreno polivalente”.
Este profesional del motor, confía su flota de trabajo al modelo japonés. Y es claro en sus conclusiones: “He trabajado con otros modelos de la marca, quizá más valorados a la hora del trabajo duro, pero con el Land Cruiser se cubren todos los aspectos a la hora de llevar a cabo cualquier tipo de evento. En un mismo modelo tienes calidad e imagen y paralelamente buena respuesta a la hora de exigirle prestaciones en el campo. Cuento con dos unidades, que he adquirido como semi nuevos al garantizarme la disposición inmediata y un mínimo ahorro que si fueran de estreno”.