Es un taller que tras una vida dedicada a la competición, no olvida al automovilista de todos los días, tratando desde un simple vecino a campeones de España con la misma humildad y trabajo. La trayectoria crece temporada tras temporada, siendo toda una referencia en la especialidad.
EDICIÓN EN PAPEL EN LA REVISTA AUTOAVENTURA 4X4.
Las apariencias engañan, y tras una fachada en un polígono industrial del localidad madrileña de Fuenlabrada, sin el mas mínimo rotulo o emblema, se esconden un buen puñado de todo terreno de carreras, mezclados con otros preparados para uso turístico y turismos de calle de todos los tamaños y estados. Silencio y personal repartido por los vehículos trabajando de forma discreta y concentrada, suponen el día a día de Miracar. Un palmarés envidiable con varios títulos nacionales y regionales avalan su buena gestión. Pese a que temporada a temporada acumulan triunfos y galardones mantienen la mayor de las normalidades siendo tan asequibles como cuando se establecieron, buscando siempre la solución más práctica y económica para el cliente final, algo que agradecen tanto los clientes particulares como los pilotos. Ramón que se las sabe todas en cuanto a mecánica, no pierde detalle y es difícil hacerle salir de su línea de trabajo, es capaz de controlar lo que se hace en varios coches a la vez y su memoria es ejemplar lo que ayuda enormemente a la hora de diagnosticar averías y como no soluciones. Miguel que es toda una eminencia en electrónica, permite al cliente final relajarse en este espinoso aspecto ya que sus conocimientos sobre el tema hacen ganar tiempo y dinero a todos. Su especial carácter hace que no pierda la sonrisa en ningún momento, siendo tan solo las situaciones muy adversas las que le hacen torcer el gesto. Su filosofía está bien clara, tratar a todos los clientes con la misma atención dando la misma importancia a un cambio de aceite de un pequeño utilitario como a una preparación integral cara a una carrera internacional. Parece difícil pero lo consiguen. Saben de dónde vienen y que la competición suele tener altos y bajos en el tiempo pero la mecánica del usuario convencional es más estable en cuanto a demanda.
Metodología y orden en las labores a realizar ya que se deben acoplar las reparaciones sencillas como las de los vehículos de carreras que en muchas ocasiones parten de cero, con muchas horas de mano de obra por delante y bastantes cosas llevadas a cabo de forma totalmente artesanal y única. Los coches de carreras a estrenar reciben además una sesión de pruebas para garantizar que el funcionamiento es el correcto. Curtidos en mil batallas, los propietarios no son unos recién llegados y menos a la disciplina de los raids. Acumulan notable experiencia y esto se trasmite en todos los trabajos y reparaciones. La metodología utilizada llega al paroxismo en el día a día de los vehículos de competición. Se comienza con el lavado exhaustivo de los coches nada más llegar de la carrera para a continuación hacer una meticulosa exploración en busca de posibles daños no detectados durante la prueba. Comienza entonces un proceso de mantenimiento ya programado para garantizar la fiabilidad, basado en la sustitución de determinadas piezas que pueden acumular desgaste. Para ello se desmontan casi por completo lo que permite controlar averías internas y volver a montar con el convencimiento de que todo está en perfectas condiciones para la siguiente cita. Luego repaso general, prueba dinámica y esperar a que llegue el día en el que haya que subirlos de nuevo al camión para acudir a una nueva competición.
La participación en el Dakar americano recién celebrado ha supuesto su vuelta a las competiciones internacionales de varios días, y aquí ha habido que repartirse, ya que Ramón se ha quedado al frente del taller, realizando Miguel el viaje al continente americano. En lo que a Miracar respecta el trabajo ha sido impecable y han conseguido acabar la carrera, haciéndolo de paso en una buena posición y sin graves contratiempos mecánicos, gracias a las horas de sueño perdidas y la metodología de trabajo y mantenimiento llevada a cabo. El resto de disciplinas también han sido controladas in situ con un espectacular resultado de fiabilidad de los once Toyotas Aygo de la Copa Kobe Motor, que han hecho kilómetros y kilómetros sin problemas, demostrando que el trabajo mecánico estaba bien hecho. No paran de crecer y han sustituido el habitual furgón-taller por un amplio camión para dar cobertura y asistencia a los clientes de equipo.
RAMÓN Y MIGUEL, PAREJA DE ASES.
Ramón Lozano y Miguel García, trabajaban como mecánicos en Mitsubishi MMCE Retail la filial oficial del fabricante japonés en nuestro país y un buen día decidieron dejar de trabajar para la citada compañía y comenzar una andadura juntos con un proyecto diferente en el que serian socios naciendo Miracar. Comenzaron con un pequeño taller en el barrio madrileño de Carabanchel para pasar posteriormente a ocupar las actuales instalaciones sitas en el Polígono Industrial de La Laguna en la localidad de Fuenlabrada. Muchos podrían pensar que son unos recién llegados pero nada más lejos de la realidad, baste con ver la imagen que el propio García nos ha hecho llegar de principios de siglo, con Cándido Requejo, Miguel Prieto y su copiloto Álvaro Velinho, que lo fue en varias participaciones en el Dakar del piloto. El coche siempre recibía los “toques finales” de los que ahora son responsables de Miracar De hecho con posteriores vehículos Prieto siguió confiando en Ramón y Miguel en todos los vehículos de competición que reparó hasta su retirada.
ARC, EL COMPLEMENTO PERFECTO.
Manuel Cabrera es un habitual de nuestras páginas, sus preparaciones salpican con frecuencia nuestros números pero pese al protagonismo de ARC siglas con las que firma sus trabajos, se apoya en muchas fases de los trabajos en los hombres de Miracar. Fue Miguel Prieto con sus necesidades cara a la competición, quien les puso en contacto, hace ya cerca de veinte temporadas y desde entonces la colaboración ha sido cada día mas estrecha, llevando a cabo elaboraciones no solo en vehículos enfocados a carreras todo terreno, sino también en coches para circuitos, montaña, clásicos… Año a año han aumentado su producción y la pasada temporada tuvieron que dar el do de pecho ya que se hicieron responsables de la preparación de los Toyota Aygo de la Copa Kobe de Rallies de Tierra. Lo último ha sido el Subaru del campeonato multidisciplinar que pretende poner en marcha la Real Federación Española de Automovilismo. No parece haber techo para Cabrera, que pese a todo mantiene la humildad de un principiante.