No son un club, ni una escudería, ni una asociación. Simplemente un grupo de usuarios del modelo que desde hace varios años se mantienen en contacto para estar al día de las novedades en cuanto a accesorios, preparaciones, homologaciones y demás circunstancias de un todo terreno tan particular y que nunca se vendió a través de los concesionarios oficiales de la marca en nuestro país.
De los años de relación, surgió la posibilidad de conocerse en persona y que mejor que quedar en un momento y un lugar para llevarla a cabo. Dicho y hecho. Tras semanas de puesta en marcha de iniciativas por parte de unos pocos propietarios de FJ del grupo, se decidió buscar un emplazamiento que debía ser en el sur peninsular dada la procedencia de los participantes que aunque vinieron de todos los rincones incluso desde Ibiza, la cuarta parte de los matriculados se encuentran en la Ciudad Autónoma de Melilla.
El altiplano granadino y más concretamente el complejo Collados de la Sagra en la sierra del mismo nombre, acogió a los 32 vehículos participantes, y a las 91 personas presentes (había muchas familias completas, varias con niños algunos incluso de cortísima edad, que disfrutaron igual o más que sus mayores en un fin de semana de naturaleza y actividades al aire libre), tanto en sus instalaciones como en los alrededores. Ni que decir tiene que el aparcamiento de la finca fue el que más uso recibió, ya que era el lugar perfecto para cambiar impresiones y mostrarse unos a otros soluciones llevadas a cabo en los vehículos, lo que requiere tiempo y atención.
El fin de semana comenzó con rutas a discreción de los presentes, en su mayoría participantes que residen cerca de la zona. Acabada la jornada, ya había bastante personal presente cenando en el complejo y alargando la velada en la discoteca del mismo. El sábado de buena mañana, se prepararon los vehículos para abordar una intensa jornada de todo terreno y convivencia. El día amaneció plomizo y frío pero el ánimo compensaba la climatología menos favorable de lo esperado. Una vez en marcha, recorrido de carretera de montaña de unos pocos kilómetros, hasta llegar a la Finca privada La Tovilla, abierta este día para la ocasión.
Metidos en un frondoso bosque, se fue avanzando y ganando altura para llegar a un páramo a más de 1800 metros por caminos pedregosos. Una vez en él se hizo la foto de grupo bajo una incipiente aguanieve y un ligero viento que aumentaba la sensación de frío.
Posteriormente, se continuó hasta un refugio de montaña a menor altura donde tuvo lugar el almuerzo. Mas que comida, fue una jornada gastronómica de cinco horas de duración apoyados por varios fuegos preparados al efecto, con toda clase de viandas y diversos brebajes para regarlas.
Una vez terminada tan pantagruélica actividad, tiempo libre para conocer la finca a voluntad, y disfrutar de los rebaños de muflónes y gamos además de las rapaces representadas por águilas reales, buitres y quebranta huesos. Con las ganas de monte saciádas, el grupo volvió a los Collados y se preparo para la cena. En la misma además de disfrutar de la gastronomía local en abundancia, se procedió al sorteo de regalos, en el que nadie se quedo sin recuerdo.
El domingo, los que habían tenido más kilómetros para desplazarse, volvieron a sus domicilios y un buen grupo abordó la última ruta, que tras vadear el río Raigadas, llevó a la caravana hasta el Peñón del Toro y vuelta, procediéndose posteriormente a la despedida. Lo mejor, el excelente ambiente, con ganas de aprender y enseñar y la buena elección tanto del alojamiento como los recorridos.
Lo peor, que tras la buena sintonía creada, teniendo en cuenta que la mayoría de los participantes no se conocía en persona, se ha creado un tremendo ansia por repetir la experiencia, y lo que se ha puesto en marcha como algo excepcional, será ahora periódico en el tiempo. Ya se trabaja para buscar sitio fecha para la segunda edición que permitirá mantener vivo un modelo peculiar y todo terreno de verdad muy a gusto del buen aficionado.