Santana Trophy 2018. La historia viva de los Land Rover españoles pone rumbo a Marruecos.

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santana trophyTexto/Traducción: Jesús Mesa/Elvira Avilés. Fotos: Jota Alemán.

ETAPA CERO. Linares – Almería – Melilla. La cuarta edición de Santana Trophy acaba de dar comienzo en Linares (Jaén). El joven raid de orientación por Marruecos alcanza este año los treinta y cuatro coches participantes tripulados por atrevidos aventureros llegados de once países diferentes. Los clásicos del 4×4 han pasado sus verificaciones técnicas por primera vez en el interior de la fábrica que los vio nacer hace ya unas siete décadas. #LaGranAventura se consolida. Su apuesta por el rescate de la historia automotriz de Linares le ha valido para que autoridades y comunidad locales hayan tenido un generoso e histórico detalle. Por primera vez desde su cierre, ‘Metalúrgica de Santa Ana’ abría sus puertas al público para albergar en sus instalaciones los Land Rover Santana y Series que tomarían la salida poco después. Pasar las verificaciones administrativas y técnicas en este enclave histórico ha significado un hito de peso por el que Santana Trophy está más que agradecido. La visita a esta mole de cemento y uralita ha convertido el acto en una emotiva experiencia. Entre animadas conversaciones, reencuentros, abrazos y algunos nervios, el enorme y gris espacio de la fábrica se llenaba de vida y color una década después de haber cerrado sus puertas. Diez años de silencio interrumpidos durante unas horas a las que como cada edición se han unido los amigos del club local de Land Rover “Linarejos 4×4“con sus joyas motorizadas. Joyas entre las que destacaba nada más y nada menos que el primer prototipo de Ligero, número de bastidor 001. El encuentro ha tenido lugar en las pistas técnicas donde estos incombustibles brutos de aluminio pasaban los primeros test conforme iban saliendo de la cadena de montaje. Una suerte de reválida que ha dotado a las verificaciones de una fuerte carga sentimental. Y es que la historia del lugar sumada a la determinación del colectivo de propietarios de seguir aportando algo más, por efímero que sea, a la epopeya de estos duros no es para menos. Entre los diversos idiomas que se podían escuchar durante las verificaciones, las bestias mecánicas con sus cuadradas y clásicas líneas de diseño eran admiradas por todos los amantes de este particular territorio del planeta 4×4. Dar un breve paseo era encontrar detalles originales y estéticamente admirables en estos recios pero muy mimados vehículos procedentes de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Francia, Reino Unido, San Marino, Alemania, Polonia, Argentina, Italia y España. Ligeros, 88’s, 109’s, y Series ingleses con el volante en el lado equivocado (como nos gusta decir de broma). Con caja, sin caja, capotados, con lona o hasta una ambulancia reconstruida. Todos diferentes pero con la misma alma. Todos rugiendo por pisar piedras y arena en el todavía lejano sur y todos aderezados con la personalidad de sus dueños, amantes hasta el extremo de la mecánica, la historia y el cuidado de la estética. Pilotos y copilotos no escondían el ansia por montar en sus diminutas cabinas y enfrentarse a la aventura sin dirección asistida, sin más ayuda que la de los metales y cauchos que fueron forjados y ensamblados en esta fábrica hace setenta años. Pasado el mediodía, Santana Motor, nuestra casa madre, despedía a los intrépidos aventureros en una salida coral que ninguno de ellos olvidará. Tampoco los veinte miembros de la organización. Todos ponían a sus Santana y Series en dirección al puerto de Almería, donde se unirían algunos coches rezagados para pasar las verificaciones y abordar el ferry. Setenta años después vuelven a arrancar motores en Linares para seguir ‘haciendo camino al conducir’, demostrando que proceden de un tiempo donde las máquinas se hacían para durar. Ya despunta por el horizonte una semana llena de aventuras. Serán ellos, las casi 90 personas que conforman el raid, los que carguen a partir de ahora con la memoria, el legado y el conocimiento de esta historia del motor a través de los varios miles de kilómetros que les aguardan por Marruecos. Eso será mañana, cuando desembarquen en Melilla del ferry nocturno y pisen suelo con sus neumáticos en una edición que inyectará una buena dosis de navegación, la mayor hasta ahora.  #LaGranAventura ha comenzado.

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ETAPA 1.- Nador – Taourirt – Rekkam Camp. La mañana se presentaba con una dura prueba de resistencia más para los participantes que para sus mecánicas. Una intensa lluvia caía desde el cielo cerrado, premonición de la tormenta administrativa que se les venía encima. Los trámites aduaneros en la frontera han sido un desayuno cargado de paciencia y tedio. Pero conforme la lluvia remitía, el cielo se iba abriendo y el sol asomaba, los equipos iban pisando por fin suelo alauita. El inevitable enlace por carretera hasta las primeras pistas supone un curso de introducción acelerado a la cultura y la orografía marroquí. Un paisaje verde y frondoso rodea pequeñas poblaciones donde los lugareños disfrutan de su domingo. Se congregan alrededor de teterías y puestos de comida o pequeñas tiendas que han servido a los aventureros para tener sus primeras interacciones antes de adentrarse en la profundidad del país. La falta de sitios para repostar ha obligado a los equipos a llenar los depósitos auxiliares de combustible. También se empezaron a ver los primeros achaques mecánicos. Una caja de dirección suelta o un filtro de gasoil con problemas obligaban a los equipos ‘Green & Gold’ y ‘Green Bulleit’ a tomar la carretera Una alternativa para evitar así las duras pistas. Y es que seguir, aunque sea de forma modesta, los pasos de las primeras y míticas pruebas de motor, como el Camel Trophy o Paris Dakar, requiere poner a prueba desde el primer día la resistencia de los Santanas y Series, y… la destreza de sus jinetes. Ya en pistas, los primeros 190 kilómetros a través del frío e inhóspito Plateau de Rekkam se han cobrado caro el fallar con el reto del Roadbook. La equivoca orografía marroquí junto con la premura en el uso del libro de ruta llevó a algunos a perderse por las interminables rodadas. Mientras, se sucedían otros fallos mecánicos que obligaban a algunos equipos a improvisar recursos como el uso de los puntos de paso de seguridad que les ayudaban a salir de aquel océano ocre. Si muchos equipos llegaban ya con la noche cerrada al primer campamento de Santana Trophy, otros ni siquiera llegaron a pernoctar. La etapa, que ha resultado ser un duro hueso de roer para algunos de nuestros queridos ‘duros entre los duros’, obligó a la Organización a tomar la ruta a la inversa para traerlos hasta el campamento. Mientras el resto de los Land Rover descansaban y se ponían a punto para la siguiente etapa, la búsqueda de los extraviados no terminó de dar los frutos deseados. Después de cinco horas peinando la inabarcable meseta, los tres coches de organización debían regresar al campamento para no comprometer la continuidad del Raid. Dos equipos quedaron a la deriva en la fría noche a la espera de ser localizados al día siguiente. La situación no fue plato de buen gusto ni para ellos ni para la Organización, pero esto es #LaGranAventura y sus participantes están más que equipados para ella. Entre las jaimas del campamento, la mayoría de los participantes cenaban, se relajaban y se calentaban para protegerse de la fresca brisa al abrigo del fuego que les acompañaba. Empiezan a conocerse entre sí. Acompañados de un viento helado, los que duerman hoy lo harán a más de 1.500 metros de altura. Algo que les auguraba una noche fresca. La tuvieron.

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ETAPA2.-Rekkam– Boubnib – Erg Chebbi. La dura etapa de ayer ha traído algunas consecuencias que inevitablemente han marcado el devenir del segundo día por el salvaje Marruecos. Lo primero, la preocupación por el paradero de los dos equipos franceses que se quedaron a la deriva en el vasto Plateau de Rekkan. La fría noche y los cuerpos maltratados por la paliza de coche y la noche al raso pasaban a segundo plano en las conversaciones del desayuno. Cómo fue la búsqueda y quien faltaba por llegar eran las preguntas importantes. La organización se ha visto obligada a mandar una comitiva de dos coches en busca de los náufragos y recortar considerablemente el trazado de la etapa que estaba a punto de comenzar. Sin embargo la aventura estaba asegurada en el Col de Belkassem, un paso de montaña por una trialera completamente destrozada donde las fieras mecánicas pondrían a prueba sus amortiguadores, potencia y direcciones frente a enormes piedras tanto para el ascenso como para el descenso. No es lo mismo contarlo que vivirlo. Ver la caravana de Santanas y Series subir como mulas con sus viejas pero rudas mecánicas ha sido un deleite para los amantes del 4×4. Muchos pueden pensar que no están hechos para tanto maltrato, que sus escasos caballos nunca empujarán tan alto. Pero de nuevo la realidad pone a cada máquina en su lugar en la historia, y para historia la que ostentan estos tozudos que se resisten a perecer en gran parte gracias a quienes mantienen viva la llama de sus motores, sus propietarios. Pero ser dueño de uno de estos ‘cacharros’ no es coser y cantar. Desde los primeros metros de etapa se han ido sucediendo las incidencias mecánicas. Un motor de arranque hecho un bloque, una correa de servicios que salta por los aires, cables sulfatados, y, como colofón, una dirección que ha quedado inservible durante el descenso de la trialera para dar paso a una demostración de verdadero espíritu de equipo. Ante la rotura de la dirección del equipo Green & Gold, sus compañeros de descenso, otros siete equipos, se han puesto manos a la obra para su sustitución gracias a que el equipo de Huelva llevaba una de repuesto. Entre todos han montado un taller improvisado al pie de la montaña y en unas cuatro horas han dejado al dorsal 22 listo para seguir rumbo al campamento en el Erg Chebbi. Por fin llegaban noticias del Plateau de Rekkan. Los dos equipos habían sido localizados en buen estado físico y se dirigían al campamento por carretera. Eso sí, uno de los coches, con el radiador roto, debía ir en grúa. La batallita de su noche al raso a temperaturas de congelación será digna de escuchar. Rozando la noche llegaban los últimos coches al campamento de Erg Chebbi. Los 150 metros de altura de las dunas de este gigante de arena daban a los intrépidos aventureros la agradable sensación de haber cumplido una meta en su camino. El sur de Marruecos ya está aquí listo para ser disfrutado en las etapas siguientes.

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ETAPA3.-Erg Chebbi – Remlia – KemKem. No fue la noche soñada. Cuando algunos equipos disfrutaban de una agradable velada al calor de la hoguera y otros apenas estaban comenzando a instalar sus tiendas, una feroz ventisca cargada de arena revolucionó el campamento. Sálvese quien pueda. Sólo quedaba ponerse a cubierto y dormir lo que el rugido del viento permitiese. La Gran Aventura se hacía presente de nuevo en su versión más salvaje. Por la mañana, sol, calma, desayuno y briefing para una etapa que comenzaba recorriendo la parte Este de las dunas del Erg Chebbi con una prueba especial en la que los equipos debían encontrar unas balizas a partir de coordenadas. Trazar la ruta más firme para llegar a las ansiadas balizas fue la clave del éxito. Algunos equipos que tomaban atajos subiendo a las dunas lo entendieron a base de palear e instalar sus planchas bajo el implacable sol. Conforme el calor evaporaba la humedad de la noche y las ruedas de los equipos precedentes labraban el terreno, el reto de navegar por el río de arena se hacía más complicado. Finalmente sólo dos equipos no pudieron completar el tramo y tuvieron que continuar la ruta por vías alternativas, uno de ellos, el Green Bullit, previo paso por un taller de Merzouga. Todavía quedaban más de cien kilómetros de pistas que conducían a Kem Kem. Los irreductibles Santanas y Series, con sus infatigables tripulantes, se adentraban en una pista pedregosa a través del valle del río Ziz rodeado por imponentes montañas. El sol ha sido hoy en las horas centrales del día el duro elemento a combatir con el que La Gran Aventura nos ha puesto a prueba. La fatiga ya se empezaba a notar entre baches, piedras y badenes kilómetro tras kilómetro. Pero esta etapa tenía reservada una estampa única e inolvidable en sus últimos tramos. Más arena animaba el ambiente con divertidos pasos elevados y enormes bancos donde las reductoras debían evitar el hundimiento. Los equipos gozaron de sus mecánicas mientras admiraban el paisaje hasta llegar al punto de paso de seguridad que anunciaba los últimos quince kilómetros. La gran planicie de Kem Kem es un paisaje abrumador por su inabarcable tamaño y las formaciones montañosas que se pueden divisar a lo lejos. Las manadas de dromedarios daban al momento un aire especial demostrando que no hay terreno que se resista a la supervivencia gracias a la adaptación. Así como la cultura Land Rover Santana se resiste al olvido gracias al tesón de estos participantes que disfrutaban a toda velocidad antes de llegar al campamento. Un merecido descanso les aguardaba antes volver a sus monturas mañana.

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ETAPA 4.- KemKem – Mhamid – Iriki. A pesar del cansancio acumulado, los equipos amanecían en el Kem Kem ansiosos por comenzar la etapa más intensa de Santana Trophy 2018. Casi 250 kilómetros de pistas serían la prueba de fuego tanto para la resistencia y la destreza de los aventureros, como para las mecánicas de sus vehículos. Bajo un cielo despejado comenzaban a rodar los coches hacia “Volcano”, un imponente cráter ya conocido por los equipos más veteranos. La consigna era hacer los primeros 150 kilómetros del tirón, un recorrido que perfila la frontera con Argelia. No había tiempo que perder, era el momento de exprimir todo aquello que las fieras metálicas pudieran dar. La culminación del puerto de montaña del antiguo volcán es una de las estampas que se quedan grabadas para siempre en la memoria. Una buena trialera para de repente contemplar el enorme cráter, referencia a los tiempos en que todo este territorio apenas estaba emergiendo. Y es que recorrer tantos kilómetros descubriendo interminables valles, moles de piedra esculpidos por el paso de los elementos o asentamientos humanos que recuerdan a los primeros exploradores abriéndose paso por el planeta, nos pone en un lugar más humilde en el mundo. Después de la admiración tocaba seguir rodando hacia Tagounite, un pequeño pueblo de casas de adobe incrustado en un exuberante palmeral donde el cauce del río da vida en medio del desierto. Los Santanas y Series repostaban y reparaban sus achaques tras la dura primera parte del día. Pero aún quedaba el verdadero reto. Desde Mhamid, los bólidos se adentraban en terreno inédito en Santana Trophy hasta la fecha. Se trata de un recorrido junto al Río Draa, al Sur del Erg Chegaga, en una ruta poco o nada transitada actualmente pero que fue escenario de algunas ediciones del Dakar africano. A este tipo de pistas lo llaman fes fes, es como rodar sobre polvos de talco entre acacias y pequeñas dunas donde las palas, las planchas y las eslingas se hicieron presentes. Todo bajo un sol abrasador que conforme pasaba la tarde se fue disipando tras las nubes de polvo que el fuerte viento traía desde el Norte añadiendo más dificultad a la misión. La navegación al poder. Los equipos avanzaban, duna a duna, los ochenta kilómetros que les separaban del campamento en el Parque Nacional de Iriki, un lago seco con una extensión de 123.000 hectáreas cuya superficie lisa permite poner las marchas más largas y probar la velocidad de los esforzados autos locos. Pero eso será mañana en la salida coral y la prueba de orientación. Hoy toca felicitarse por todo lo que se ha logrado. Por el esfuerzo físico realizado por los infatigables aventureros y porque la pasta de la que los Santanas y Series están hechos provoca la completa admiración hacia sus ingenieros y mecánicos. Aquellos que hace ya unos setenta años se propusieron fabricar verdaderas máquinas que nos hacen capaces de explorar estos increíbles territorios.

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ETAPA 5.- Iriki – Foum Zguid – Ouarzazate. Amanece el día con aires de final de aventura. Está a punto de comenzar la última etapa por pistas del Santana Trophy 2018. Hoy toca la prueba de orientación. Los equipos tendrán que ayudarse de sus brújulas para encontrar las cinco balizas qué hay repartidas por la superficie de Iriki. Antes, salida coral de todos los equipos. Dos filas de Santanas y Series que han llegado por su propio pie a estas latitudes volaban a toda velocidad levantando polvo y demostrando con orgullo su personalidad. Un museo en movimiento de la historia viva del 4×4 y un homenaje a la marca, Santana, que ha dotado a sus dueños de una herramienta indestructible. Ya en la prueba de las balizas ha sido un espectáculo único ver las monturas en estampida buscando llegar en tiempo para no penalizar en la clasificación. Entre el caos, los equipos más duchos con la brújula han encontrado sus pinzas sin grandes problemas mientras que otros se daban por vencidos y buscaban sellar su libro de ruta para comenzar la etapa rumbo a Ouarzazate. La salida del lago Iriki supone un cambio gradual del polvo suave y liso a las pistas de piedra que convierten las cabinas de los todoterreno en verdaderas cocteleras. Se van acercando las montañas y poco después los intrépidos aventureros pisaban Foum Zguid en su primer contacto con la ‘civilización’ después de varios días. Un enlace por carretera daba a los equipos un poco de sosiego en sus espartanas cafeteras. El asfalto era muy bienvenido, pero todavía quedaba atravesar el Antiatlas por unas pistas más pedregosas todavía que las anteriores. El paisaje era un espectáculo de oscuras montañas salpicadas por pequeñas huertas y palmerales cuyo verdor resplandecía en contraste con la tierra. Al fondo asomaba el Atlas con sus picos nevados, imponentes como la crudeza de los paisajes más al Sur que ya quedaron atrás. Al terminar las pistas y divisar la carretera que conduce al ansiado hotel, algunos equipos salían de sus coches a abrazarse y celebrar con el resto que la aventura estaba superada. Al menos la parte más salvaje. A descansar, a disfrutar de la animada ciudad de Ouarzazate y a deleitarse de la gran vega del Río Tabounte que lo atraviesa. La Gran Aventura ha tomado su verdadero significado en las mentes de estos héroes.

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ETAPA 6.-Ouarzazate –Marrakech.  Hoy el frío viento que sopla en Ouarzazate resulta inofensivo. Después de lo vivido, cuatro paredes, cama y ducha son un lujo más que apreciado por los equipos que se disponen a tomar su ruta a Marrakech por libre. Todavía quedan algunos coches con reparaciones pendientes y muchos se deciden a dar una limpieza a fondo a sus esmeradas monturas. La etapa, aunque sea por carretera, tiene su dificultad. Subir el Tichka, un puerto que asciende a los 2.260 metros de altitud, requiere un cuidado especial de la temperatura del motor a pesar del frío y la nieve que encontrarán a su paso. Los equipos son advertidos de que hoy nos despedimos de nuestros guardianes, el grupo de mecánicos con el gran Jaboud a la cabeza, así que más vale prevenir. La Gran Aventura siempre acecha. A la ventisca se ha sumado una intensa nevada que ha dado todavía más épica al paso de las antiguas mecánicas por Marruecos. Hace apenas 48 horas los Santanas y Series estaban labrando dunas. Hoy se regodean entre la nieve y el barro de los tramos de carretera en construcción. Los equipos del Norte de Europa se sentían como en casa. Limpiar carrocerías en Ouarzazate no ha sido tan buena idea, después de todo. Mientras ruedan entre nubes por las montañas nevadas que les separan de Marrakech, los Santanas y Series se presentan con el orgullo de la labor cumplida. Han sido días extremos para estas pequeñas fieras a través de trialeras, pistas rápidas, dunas y asfalto. El Marruecos más salvaje ha servido a Santana Trophy para llevar a cabo este homenaje a las antiguas mecánicas y a sus tozudos propietarios, que han preparado verdaderas joyas con una fiabilidad sorprendente. Y es que recorrer un total de seis mil kilómetros, como lo han hecho varios desde distintos puntos de Europa, no sólo requiere un esfuerzo físico y mental, exige llevar las mecánicas funcionando como un reloj. Conforme pasan las ediciones, Santana Trophy se empeña en rendir homenaje también a las grandes y míticas pruebas que antaño pasaban por algunas de las rutas que han recorrido los Santanas y Series este año. París Dakar o Camel Trophy siempre están presentes en el concepto y el diseño de La Gran Aventura. Ya instalados en Marrakech, los 66 aventureros se acercaban a la ceremonia de entrega de premios en el interior del hotel, pues la lluvia nos ha obligado a refugiarnos bajo techo. Estos días tan intensos han servido también para forjar amistades que prometen futuras nuevas aventuras. Ejemplo vivo de ello son los equipos veteranos. Aventureros de distintas partes de la geografía que Santana Trophy ha unido en pasadas ediciones. Este año han surgido nuevos vínculos que prometen perdurar. Al menos el ambiente así lo reflejaba. Toca premiar a los ganadores de las distintas categorías. Aunque Santana Trophy no es una carrera de velocidad, la habilidad a la hora de orientarse y de conducir por los distintos terrenos o el adecuado trabajo de taller merecen su recompensa. El equipo ganador ha sido finalmente el dorsal #34 de Carlos Pérez-Marsá y José Luís Tolbaños. Además del trofeo, el patrocinador Recambios Dipe 4×4 ha obsequiado al equipo valenciano con un vale de 400 euros en piezas y recambios. En la categoría de coche mejor restaurado el ganador ha sido el dorsal número #55 de Christoph Wolters y Zaneta Wolters por su impecable Santana 88 matrícula de Jaén y restaurado en Alemania. Green and Gold, también patrocinador, ha entregado un Overdrive reconstruido de Santana a la pareja alemana. El premio al mejor espíritu de equipo, que votan los propios participantes, se lo ha llevado el equipo #28 de Jean Michel Guinet y Justine Guinet. Euro4x4parts ha obsequiado al equipo francés con un vale de 400 euros. Con una copa de vino para el brindis final, la organización y los participantes se felicitaban mutuamente y se despedían con un hasta luego. Muchos aventureros prometen repetir y embarcarse en Santana Trophy 2019 que ya tiene fechas: Del 23 al 29 de marzo. La Gran Aventura comienza al salir de casa, es el lema que rezan las camisetas de los participantes. Ahora toca volver recorriendo un largo camino, otra prueba de resistencia para que la experiencia termine definitivamente, pero no hasta llegar a casa.

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Angel Montalbán

Ligado oficialmente al mundo del motor desde la temporada 1.979. Publica en medios desde los años ochenta. Colaborador en diversas cabeceras de papel y audiovisuales desde hace mas de un cuarto de siglo, intentando tener para los que le siguen un punto de vista diferente y cercano del automovilismo en general. Deportivamente es copiloto ocasional en los Raids y rallies todo terreno, disciplina que sigue estrechamente desde primeros de los noventa. Viajes de aventura en los países más exóticos están en su mente y en su curriculum.

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