Prueba. Toyota Hilux V8 Overdrive. Equipo VM. Un 4×4 de carreras.
El modelo es genuino como todo terreno, desde el concesionario hasta las últimas versiones concebidas para la competición. Esta unidad es con la que Antonio Fortuny al volante y Guifré Pujol navegando, han conseguido el título de Campeones de España. EDICIÓN EN PAPEL EN LA REVISTA FORMULA TODO TERRENO. Texto: Ángel Montalbán. Fotos: Isidro Clemente y Ángel Montalbán. de la R. Agradecemos la colaboración de la Escuela Circuit Valencia para la realización de este reportaje. Las pick-up o “cangrejas” como se las conoce en el argot carreril, han sido históricamente una buena base para competir, ya que desde los fabricantes se las dotaba de mínimos lujos predominando la sencillez mecánica y el fácil mantenimiento al estar enfocadas como vehículo de trabajo. El paso del tiempo, las hizo convertirse en un modelo con el que llevar a cabo prototipos multitubulares ya que no dejan de recordar su origen a nivel estético algo que gusta mucho al público. En el caso de esta Hilux, salvo las ópticas delanteras y traseras y los paneles laterales donde van ubicadas las puertas que son como los de una Hilux de serie, todo está hecho pensando y fabricado en función de la competición. Es un modelo “antiguo”, pero muy competitivo, consiguiendo en cada carrera actuaciones destacadas y a finales de año el titulo. Hemos podido conocerla de cerca gracias a la gentileza de su piloto Antonio Fortuny y de su equipo VM. El coche es desde luego atractivo y llamativo, se ve que es una Hilux “gorda”, no solo por el aspecto y la decoración, sino también por el tamaño. Una vez visto de cerca y con las puertas y el capo abiertas y retirado respectivamente, comprobamos que la accesibilidad mecánica es muy buena pudiendo trabajar sobre el coche o detectar averías y roturas en muchos casos con un simple vistazo. El acabado es impecable, desde la estructura tubular hasta el más mínimo detalle, con muchas soluciones consecuencia de tener dilatada experiencia en competición todo terreno por parte de los que han participado en su concepción y fabricación. Nos tomamos nuestro tiempo para toquetear y comprobar cómo funciona todo. Lleva dos sistemas de medición de distancias en la parte del copiloto del salpicadero, con dos sondas de medición cada uno. En la parte central de la consola, toda una exposición de fusibles con testigo luminoso individual en caso de fallo siendo el volante extraíble. En cada puerta delantera que lleva varios huecos para objetos algunos protegidos con bolsas, esta la pistola de ruedas y respectivos espejos para comprobar el estado de las ruedas sin tener que bajarse (es un extra colocado por el equipo VM). Abriendo las puertas traseras. En la derecha están recipientes con diferentes aceites para reponer en caso de pérdida y el aforador de madera para comprobar la cantidad de combustible que el depósito tiene. En la izquierda está la eslinga, el gato móvil y la botella de aire para inflar las ruedas (el día de nuestra visita no estaba montada). En el centro, las bombas de la gasolina y el aire acondicionado. Peculiar también la disposición de los radiadores, estando delante del motor en el frontal el de aceite, el de la dirección asistida y el del aire acondicionado y atrás, protegidos con un carenado superior el de agua, el del cambio y el del diferencial trasero. El coche esta tal y como acabó la última cita del Nacional en Cuenca, habiendo recibido en su día el mantenimiento prescrito tras cada competición y un buen lavado. No obstante tiene un considerable pedigrí. Puesta en marcha para una primera verificación de oficio en marzo de 2013 ha sido utilizada por varios pilotos-Cliente de Overdrive. Debutó en la carrera de la Copa del Mundo de los Emiratos Árabes, participando también en la de Catar. La temporada siguiente, corrió Rusia, la Baja Aragón y Portalegre, corriendo en 2015 en manos de Cristian Lavielle en el Dakar 2015, metiéndose entre los diez primeros, para participar posteriormente en la carrera española y en la cita de Marruecos, antes de ser adquirida por Fortuny. Se arranca el motor y comienza el espectáculo. En una disciplina en la que los motores diesel son mayoría, sin olvidar la de los agudos sonidos de los buggies ligeros, oír este V8 es una delicia. Ronroneo grave y potente de coche de carreras de verdad. Primero nos subimos con Antonio que parece que viniera de hacer un tramo, ya que tras alcanzar todos los componentes la temperatura idónea de funcionamiento, comienza a subir el ritmo. El tramo preparado está en la parte alta de los exteriores del circuito de Cheste y lo forma una recta larga y otra más sinuosa unidas por dos horquillas. Es todo aparentemente fácil pero se notan las horas del piloto a bordo. Empuja desde muy abajo pese a ser un propulsor de gasolina y en instantes alcanza velocidades muy serias, que hacen que el camino parezca un sendero. Tras una parada para comprobar que todo está funcionado correctamente nos cede gentilmente el sitio. Por altura sin problemas, pero por anchura nos cuesta, ya que Fortuny está realmente delgado. Con sumo cuidado nos hacemos con el tacto de los pedales y nos disponemos a rodar con la mayor de la cautelas. Antonio nos anima, “dale sin miedo” y el instinto nos hace evitar baches y piedras, pero finalmente nos convence y comprobamos como se lo traga todo, hasta una piedra de buen tamaño que nos “comimos” como una de las fotos da fe, por trazar lo más correctamente posible. Es un placer hundir el pie en el acelerador, y comprobar cómo empuja acompañados de un sonido ensordecedor hacia la siguiente curva, el cambio es preciso e impide que el motor baje de vueltas cuando cambiamos de marcha. Frena bien sin descolocarse, y tan solo parece delicado el negociar virajes cerrados, Antonio lo hace de forma ágil gracias a tirar del freno de mano, pero sinceramente, nosotros no nos atrevemos, que esta Hilux no es barata. Ha habido constantes