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Competición. V Santana Trophy. Un lustro de «Bestias de Linares» en el desierto.

Un Santana Trophy consolidado termina su histórica quinta edición en Marrakech corriendo su mayor gran aventura en la prueba de orientación de Iriki. Fortalecida ya como homenaje a las pruebas de motor de antaño y como uno de los referentes en raids para clásicos todoterreno, La Gran Aventura volvía a tomar como meta un año más la ciudad roja de Marrakech. No sin complicaciones, el largo centenar de personas que integraban el Santana Trophy de 2019 volvían a cerrar una edición marcada por la aventura y las condiciones climatológicas en Marrakech. Demostraban participantes y máquinas, que siguen siendo duros entre los más duros. El auténtico espíritu de aventura del que hace gala esta prueba de motor enfocada en la navegación y en la orientación ha estado presente de principio a fin, incrementando la dificultad progresivamente día tras día hasta llegar al plato fuerte de la prueba, la incursión por el sur más bello y salvaje de Marruecos: el Lago Iriki, que ha acogido al Santana Trophy desde su origen. La Gran Aventura se despedía así, con una sensación de júbilo, conquista y cierta tristeza-y por ahora-, del Valle de Iriki. Nuevos retos y aventuras aguardan a participantes y organización en los recorridos venideros que llegarán en 2020. Tomada la meta en la calurosa ciudad roja, se celebraba la ya tradicional ceremonia de entrega de premios. Entre aplausos y brindis, dela celebración cabe destacar que cinco equipos han quedado empatados en primer lugar, demostrando una impecable destreza en la categoría de orientación. Un hito y un orgullo para toda la organización del raid, que ya piensa en intensificar paulatinamente esta categoría debido al buen hacer de los participantes, que demuestran cada año, que vienen mejor preparados para surcar y orientarse en el desierto.El orgullo es para todos,pero sólo uno puede llevarse el trofeo. El de ‘Orientación’ terminó en manos del equipo ‘Green and Gold’, de Ana Pérez y Alejandro Aguilera. El dorsal 22 se hacía con el galardón del Winchpor ser el equipo más veterano de Santana Trophy con cuatro ediciones completadas. En la categoría de ‘coche mejor restaurado’, patrocinado por ‘Green and Gold’, ganadores del anterior, se lo ha llevado el flamante LandRover Series 2 con dorsal 59 de los belgas Nicolas Leonard y Gregoire von Waldburg y que consistía en una caja de herramientas. Como todos los años, y para terminar la entrega de premios, los participantes decidían en la categoría de ‘Mayor espíritu de equipo’ con sus propios votos. El LandRover Santana con dorsal 32, pilotado por Tomás Romero y José Sánchez se hacía con el premio que encarna el autentico espíritu de compañerismo del Santana Trophy y que consistía en un cheque regalo valorado en 400 euros que patrocina Euro4x4Parts. Una vez más, toda esa memoria, legado y tradición procedente no solo ya de España, sino también de toda Europa se volverán a dar cita en La Gran Aventura de Santana Trophy que continuará del 21 al 27 de marzo de 2020.Eso sí, con nuevas aventuras a través de nuevos itinerarios cargados de sorpresas que harán soñar a todos estos aventureros de carne y hueso y aluminio.

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Santana Trophy 2018. La historia viva de los Land Rover españoles pone rumbo a Marruecos.

Texto/Traducción: Jesús Mesa/Elvira Avilés. Fotos: Jota Alemán. ETAPA CERO. Linares – Almería – Melilla. La cuarta edición de Santana Trophy acaba de dar comienzo en Linares (Jaén). El joven raid de orientación por Marruecos alcanza este año los treinta y cuatro coches participantes tripulados por atrevidos aventureros llegados de once países diferentes. Los clásicos del 4×4 han pasado sus verificaciones técnicas por primera vez en el interior de la fábrica que los vio nacer hace ya unas siete décadas. #LaGranAventura se consolida. Su apuesta por el rescate de la historia automotriz de Linares le ha valido para que autoridades y comunidad locales hayan tenido un generoso e histórico detalle. Por primera vez desde su cierre, ‘Metalúrgica de Santa Ana’ abría sus puertas al público para albergar en sus instalaciones los Land Rover Santana y Series que tomarían la salida poco después. Pasar las verificaciones administrativas y técnicas en este enclave histórico ha significado un hito de peso por el que Santana Trophy está más que agradecido. La visita a esta mole de cemento y uralita ha convertido el acto en una emotiva experiencia. Entre animadas conversaciones, reencuentros, abrazos y algunos nervios, el enorme y gris espacio de la fábrica se llenaba de vida y color una década después de haber cerrado sus puertas. Diez años de silencio interrumpidos durante unas horas a las que como cada edición se han unido los amigos del club local de Land Rover “Linarejos 4×4“con sus joyas motorizadas. Joyas entre las que destacaba nada más y nada menos que el primer prototipo de Ligero, número de bastidor 001. El encuentro ha tenido lugar en las pistas técnicas donde estos incombustibles brutos de aluminio pasaban los primeros test conforme iban saliendo de la cadena de montaje. Una suerte de reválida que ha dotado a las verificaciones de una fuerte carga sentimental. Y es que la historia del lugar sumada a la determinación del colectivo de propietarios de seguir aportando algo más, por efímero que sea, a la epopeya de estos duros no es para menos. Entre los diversos idiomas que se podían escuchar durante las verificaciones, las bestias mecánicas con sus cuadradas y clásicas líneas de diseño eran admiradas por todos los amantes de este particular territorio del planeta 4×4. Dar un breve paseo era encontrar detalles originales y estéticamente admirables en estos recios pero muy mimados vehículos procedentes de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Francia, Reino Unido, San Marino, Alemania, Polonia, Argentina, Italia y España. Ligeros, 88’s, 109’s, y Series ingleses con el volante en el lado equivocado (como nos gusta decir de broma). Con caja, sin caja, capotados, con lona o hasta una ambulancia reconstruida. Todos diferentes pero con la misma alma. Todos rugiendo por pisar piedras y arena en el todavía lejano sur y todos aderezados con la personalidad de sus dueños, amantes hasta el extremo de la mecánica, la historia y el cuidado de la estética. Pilotos y copilotos no escondían el ansia por montar en sus diminutas cabinas y enfrentarse a la aventura sin dirección asistida, sin más ayuda que la de los metales y cauchos que fueron forjados y ensamblados en esta fábrica hace setenta años. Pasado el mediodía, Santana Motor, nuestra casa madre, despedía a los intrépidos aventureros en una salida coral que ninguno de ellos olvidará. Tampoco los veinte miembros de la organización. Todos ponían a sus Santana y Series en dirección al puerto de Almería, donde se unirían algunos coches rezagados para pasar las verificaciones y abordar el ferry. Setenta años después vuelven a arrancar motores en Linares para seguir ‘haciendo camino al conducir’, demostrando que proceden de un tiempo donde las máquinas se hacían para durar. Ya despunta por el horizonte una semana llena de aventuras. Serán ellos, las casi 90 personas que conforman el raid, los que carguen a partir de ahora con la memoria, el legado y el conocimiento de esta historia del motor a través de los varios miles de kilómetros que les aguardan por Marruecos. Eso será mañana, cuando desembarquen en Melilla del ferry nocturno y pisen suelo con sus neumáticos en una edición que inyectará una buena dosis de navegación, la mayor hasta ahora.  #LaGranAventura ha comenzado. ETAPA 1.- Nador – Taourirt – Rekkam Camp. La mañana se presentaba con una dura prueba de resistencia más para los participantes que para sus mecánicas. Una intensa lluvia caía desde el cielo cerrado, premonición de la tormenta administrativa que se les venía encima. Los trámites aduaneros en la frontera han sido un desayuno cargado de paciencia y tedio. Pero conforme la lluvia remitía, el cielo se iba abriendo y el sol asomaba, los equipos iban pisando por fin suelo alauita. El inevitable enlace por carretera hasta las primeras pistas supone un curso de introducción acelerado a la cultura y la orografía marroquí. Un paisaje verde y frondoso rodea pequeñas poblaciones donde los lugareños disfrutan de su domingo. Se congregan alrededor de teterías y puestos de comida o pequeñas tiendas que han servido a los aventureros para tener sus primeras interacciones antes de adentrarse en la profundidad del país. La falta de sitios para repostar ha obligado a los equipos a llenar los depósitos auxiliares de combustible. También se empezaron a ver los primeros achaques mecánicos. Una caja de dirección suelta o un filtro de gasoil con problemas obligaban a los equipos ‘Green & Gold’ y ‘Green Bulleit’ a tomar la carretera Una alternativa para evitar así las duras pistas. Y es que seguir, aunque sea de forma modesta, los pasos de las primeras y míticas pruebas de motor, como el Camel Trophy o Paris Dakar, requiere poner a prueba desde el primer día la resistencia de los Santanas y Series, y… la destreza de sus jinetes. Ya en pistas, los primeros 190 kilómetros a través del frío e inhóspito Plateau de Rekkam se han cobrado caro el fallar con el reto del Roadbook. La equivoca orografía marroquí junto con la premura en el uso del libro de ruta llevó a algunos a perderse por las

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Santana Trophy 2016. Las bestias de Linares, en su espacio favorito.

Por Jota Alemán. Etapa ‪‎Prólogo. Linares – Algeciras ‘Memoria’, ‘Legado’ y ‘Conocimiento’. Términos que adquieren cierta relevancia durante estos días para todos los que conforman la segunda edición del Santana Trophy. Para todos ellos –participantes y organización-. En el año de cese de producción de la cadena clásica de montaje de la planta de Solihull (Birmingham, Inglaterra) –tras 68 años de producción ininterrumpida-. En el año de la producción del último vehículo hermanado con Los Land Rover Series y Santana –el Defender-, cobra importancia significativa que la nueva edición de ‪La Gran Aventura vuelva a tomar salida en Linares -población que dio vida a la desaparecida marca española- donde hoy, algunos de los ciudadanos más incondicionales de la marca jienense trabajan en pos de dar una visibilidad -de sobra merecida- a una parte de la historia del motor en España. En ocasiones injustamente infravalorada u olvidada. Nuevamente, una Linares a la expectativa del comedido evento que todavía es la salida oficial de este raid homenaje, se ha acercado a conocer y despedir a los participantes del Santana Trophy y a sus logrados compañeros mecánicos. Si en la edición inaugural se emplazaba la caravana de los ‘Landys’ en las inmediaciones de la desmantelada fábrica ‘Metalúrgicas Santa Ana’ –enclave histórico difícil de superar para dar el pistoletazo de salida-, en esta ocasión han querido tenernos más cerca. Ubicados en el mismo centro de Linares -a escasos metros de la Plaza del Ayuntamiento-, propios y extraños, incondicionales de marca y curiosos de a pie, han disfrutado de la bella estampa de otra época que ofrece exhibir a estos clásicos forjados en aluminio. Dispuestos para la aventura, y llegados desde los distintos países –Francia, Dinamarca o Portugal, además de España- los equipos pasaban las pertinentes verificaciones técnicas y administrativas para acometer la gran travesía que tienen por delante. Para nada es la típica salida de estos eventos. Vienen de diferentes partes de Europa. No hay familiares o amigos cercanos que los despidan. Solo Linares. Entusiasmados con el recibimiento de la población -con el nuevo giro de abundante vida urbana en la novedosa céntrica situación-, los participantes, terminaban de rotular sus mecánicas colocando los dorsales asignados por la organización. Se entrevé un cuidado y comedido orgullo de seguir sumando un capítulo más al suscitado pasado histórico. Aportando otro grano de arena con nuevas historias y con unos cuantos de miles de kilómetros que hoy se sitúan por delante de estos desconocidos. Mañana ya no lo serán. Con los deberes hechos, y tras un paseo por el centro urbano y el primer contacto de familia a las puertas de la fábrica, el ‘Santana Trophy’ arrancaba por fin el viaje a través de las carreteras españolas en su etapa prólogo. Lo ha hecho como de costumbre, en un trayecto libre hasta las inmediaciones del puerto de Algeciras. Allí, hacen noche para embarcar antes de que rompa el siguiente día en el ferry. Con él, cruzarán el Estrecho con destino Tánger Med. Hoy, ‘Memoria’, ‘Legado’ y ‘Conocimiento’ dejan de ser historia antigua para formar parte del presente inmediato. De un futuro cercano ligado a la incertidumbre. La de los viajes de aventura. Que es- a fin de cuentas-, de lo que trata todo esto.   Etapa ‎Uno. Algeciras – Tánger Med – Ifrane. Hay días en los que la actitud lo es todo. No había roto todavía la primera luz de la mañana y los participantes estaban ya todos preparados para lanzarse a superar las gestiones aduaneras. Tanto las del Algeciras, como las más engorrosas, las del puerto marroquí de Tánger Med. Tras el desembarco, han asistido a una breve presentación de familia y al primer briefing de etapa. A media mañana, iniciaban el recorrido previsto –hoy, de gran kilometraje-, por vías rápidas que les mete en situación con los primeros paisajes. La monótona autovía da paso a una carretera no tan buena, y por fin, al momento que todos estaban esperando: Las primeras pistas alauitas. Están en ‘Territorio Santana’. En su hábitat natural. Estas bestias de suspensión de ballestas saben que están en el medio para el que fueron construidas. Sus ocupantes también. Entran en un ritmo de vida distinto. Más pausado y tranquilo. Fieles a los Land Rover, e independientemente de la planta en la que hayan sido ensamblados, acometen ‘tan despacio como sea posible, tan rápido como sea necesario’ estos primeros tramos con alguna zona suelta sin problemas. Son pistas –las del norte de Marruecos- que no ofrecen problema alguno para estos pequeños brutos. Cerrado el pequeño capítulo ‘fuera de pista’ sin incidencias graves, reincorporaban la marcha por carretera. Todos tienen más claro, que yendo en estos clásicos Land Rover “primero se bombea, luego se adelanta la frenada y finalmente se frena”. Bien entrada la tarde, llegaban a su destino. Ya en el hotel, los integrantes del Santana Trophy, descansan de la siempre agotadora jornada de hoy en ‘la pequeña Suiza’, Ifrane. Una población muy occidental del norte de Marruecos, con un alto poder adquisitivo. Un contrapunto marroquí situado en el Atlas Medio a unos 1.700 metros de altitud, de clima siempre frío. Etapa Dos. Ifrane – Orion –Merzouga. Se escuchaban los soplos que acarrea la fresca mañana de Ifrane a su salida –en participantes y vehículos-. En pocos kilómetros, experimentaban el primer cambio climático brusco. Atrás dejaban el último indicio de nieve del norte de Marruecos. Los equipos atraviesan hoy la concatenación de puertos de montaña que conforman parte del Atlas Medio, y que conectan el nordeste del territorio alauita con el suroeste. Un territorio de una rica biodiversidad, el ‘Ziz’. El ritmo de la vida -para todos-cambia nada más cruzarlo. El brusco aumento de temperatura es algo con lo que han tenido que lidiar hoy. Tras un reagrupamiento forzoso –por motivos de ‘ruta rota’-, que además ha servido para hacer un parón para comer, tomaban rumbo a la ‘Ciudad de Orión’ –que no necesita presentación alguna- para tomar más contacto con la arena y disputar la prueba de orientación programada. Con la ‘Especial’ caída, esperaban pacientes

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«BESTIAS DE LINARES», EN RUTA 4X4 POR MARRUECOS. EL PRIMER SANTANA TROPHY, CONCLUYE CON ÉXITO.

La Gran Aventura de Santana Trophy Doscientos años de historia toman meta en Marrakech Tras disputar las siete etapas, los aventureros que embarcaron en este raid de clásicos desde Linares -en sus queridos Land Rover Santana- han cubierto una gran parte del extenso territorio alauita. ‘La Gran Aventura’ de las mecánicas fabricadas en Jaén, ha acabado felizmente y como estaba previsto: con el grupo al completo de participantes tomando meta en Marrakech -una de las cuatro ciudades más importantes y más turísticas de Marruecos-, donde organización y participantes, han puesto el punto final a 4.000 kilómetros de aventura. Vuelven cargados de anécdotas. A su paso, han atravesando lugares tan distintos como el norte de Marruecos, como la rica ciudad de Ifrane –conocida como la pequeña Suiza-, el rio Ziz, los verdes mares de palmeras, el valle del Draa, la ruta de las casbas o el TichKa. Han disputado una especial de arena en las famosas dunas de Merzouga –en el Erg Chebbi-, y la etapa maratón, que los ha llevado a través del vasto valle de Iriki,  acampando en la zona de Tagounite –frontera natural con Argelia- en una larga jornada de más de 550 kilómetros, en su mayoría por pista. Han discurrido por pistas de todo tipo, con pequeños y grandes pasos arenosos, oueds llenos de rocas, chotts y amplios valles. Nada ha sido suficiente para parar a estas bellas joyas clásicas o a sus tripulantes, demostrando que son ‘duros entre duros’, y que a pesar de los años, están en plena forma. Fruto de la excelente experiencia de la edición inaugural del Santana Trophy, la organización -pequeña pero con mucha experiencia en montar aventuras de este tipo en clave de raid-, promete ampliar la peculiar y diversa familia que ya han comenzado a construir en torno a estos clásicos y a los incondicionales de la marca española de Linares –y de sus hermanos ingleses- en venideras ediciones. La Gran Aventura continuará en 2016.

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Competición. V Santana Trophy. Un lustro de «Bestias de Linares» en el desierto.

Un Santana Trophy consolidado termina su histórica quinta edición en Marrakech corriendo su mayor gran aventura en la prueba de orientación de Iriki. Fortalecida ya como homenaje a las pruebas de motor de antaño y como uno de los referentes en raids para clásicos todoterreno, La Gran Aventura volvía a tomar como meta un año más la ciudad roja de Marrakech. No sin complicaciones, el largo centenar de personas que integraban el Santana Trophy de 2019 volvían a cerrar una edición marcada por la aventura y las condiciones climatológicas en Marrakech. Demostraban participantes y máquinas, que siguen siendo duros entre los más duros. El auténtico espíritu de aventura del que hace gala esta prueba de motor enfocada en la navegación y en la orientación ha estado presente de principio a fin, incrementando la dificultad progresivamente día tras día hasta llegar al plato fuerte de la prueba, la incursión por el sur más bello y salvaje de Marruecos: el Lago Iriki, que ha acogido al Santana Trophy desde su origen. La Gran Aventura se despedía así, con una sensación de júbilo, conquista y cierta tristeza-y por ahora-, del Valle de Iriki. Nuevos retos y aventuras aguardan a participantes y organización en los recorridos venideros que llegarán en 2020. Tomada la meta en la calurosa ciudad roja, se celebraba la ya tradicional ceremonia de entrega de premios. Entre aplausos y brindis, dela celebración cabe destacar que cinco equipos han quedado empatados en primer lugar, demostrando una impecable destreza en la categoría de orientación. Un hito y un orgullo para toda la organización del raid, que ya piensa en intensificar paulatinamente esta categoría debido al buen hacer de los participantes, que demuestran cada año, que vienen mejor preparados para surcar y orientarse en el desierto.El orgullo es para todos,pero sólo uno puede llevarse el trofeo. El de ‘Orientación’ terminó en manos del equipo ‘Green and Gold’, de Ana Pérez y Alejandro Aguilera. El dorsal 22 se hacía con el galardón del Winchpor ser el equipo más veterano de Santana Trophy con cuatro ediciones completadas. En la categoría de ‘coche mejor restaurado’, patrocinado por ‘Green and Gold’, ganadores del anterior, se lo ha llevado el flamante LandRover Series 2 con dorsal 59 de los belgas Nicolas Leonard y Gregoire von Waldburg y que consistía en una caja de herramientas. Como todos los años, y para terminar la entrega de premios, los participantes decidían en la categoría de ‘Mayor espíritu de equipo’ con sus propios votos. El LandRover Santana con dorsal 32, pilotado por Tomás Romero y José Sánchez se hacía con el premio que encarna el autentico espíritu de compañerismo del Santana Trophy y que consistía en un cheque regalo valorado en 400 euros que patrocina Euro4x4Parts. Una vez más, toda esa memoria, legado y tradición procedente no solo ya de España, sino también de toda Europa se volverán a dar cita en La Gran Aventura de Santana Trophy que continuará del 21 al 27 de marzo de 2020.Eso sí, con nuevas aventuras a través de nuevos itinerarios cargados de sorpresas que harán soñar a todos estos aventureros de carne y hueso y aluminio.

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Santana Trophy 2018. La historia viva de los Land Rover españoles pone rumbo a Marruecos.

Texto/Traducción: Jesús Mesa/Elvira Avilés. Fotos: Jota Alemán. ETAPA CERO. Linares – Almería – Melilla. La cuarta edición de Santana Trophy acaba de dar comienzo en Linares (Jaén). El joven raid de orientación por Marruecos alcanza este año los treinta y cuatro coches participantes tripulados por atrevidos aventureros llegados de once países diferentes. Los clásicos del 4×4 han pasado sus verificaciones técnicas por primera vez en el interior de la fábrica que los vio nacer hace ya unas siete décadas. #LaGranAventura se consolida. Su apuesta por el rescate de la historia automotriz de Linares le ha valido para que autoridades y comunidad locales hayan tenido un generoso e histórico detalle. Por primera vez desde su cierre, ‘Metalúrgica de Santa Ana’ abría sus puertas al público para albergar en sus instalaciones los Land Rover Santana y Series que tomarían la salida poco después. Pasar las verificaciones administrativas y técnicas en este enclave histórico ha significado un hito de peso por el que Santana Trophy está más que agradecido. La visita a esta mole de cemento y uralita ha convertido el acto en una emotiva experiencia. Entre animadas conversaciones, reencuentros, abrazos y algunos nervios, el enorme y gris espacio de la fábrica se llenaba de vida y color una década después de haber cerrado sus puertas. Diez años de silencio interrumpidos durante unas horas a las que como cada edición se han unido los amigos del club local de Land Rover “Linarejos 4×4“con sus joyas motorizadas. Joyas entre las que destacaba nada más y nada menos que el primer prototipo de Ligero, número de bastidor 001. El encuentro ha tenido lugar en las pistas técnicas donde estos incombustibles brutos de aluminio pasaban los primeros test conforme iban saliendo de la cadena de montaje. Una suerte de reválida que ha dotado a las verificaciones de una fuerte carga sentimental. Y es que la historia del lugar sumada a la determinación del colectivo de propietarios de seguir aportando algo más, por efímero que sea, a la epopeya de estos duros no es para menos. Entre los diversos idiomas que se podían escuchar durante las verificaciones, las bestias mecánicas con sus cuadradas y clásicas líneas de diseño eran admiradas por todos los amantes de este particular territorio del planeta 4×4. Dar un breve paseo era encontrar detalles originales y estéticamente admirables en estos recios pero muy mimados vehículos procedentes de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Francia, Reino Unido, San Marino, Alemania, Polonia, Argentina, Italia y España. Ligeros, 88’s, 109’s, y Series ingleses con el volante en el lado equivocado (como nos gusta decir de broma). Con caja, sin caja, capotados, con lona o hasta una ambulancia reconstruida. Todos diferentes pero con la misma alma. Todos rugiendo por pisar piedras y arena en el todavía lejano sur y todos aderezados con la personalidad de sus dueños, amantes hasta el extremo de la mecánica, la historia y el cuidado de la estética. Pilotos y copilotos no escondían el ansia por montar en sus diminutas cabinas y enfrentarse a la aventura sin dirección asistida, sin más ayuda que la de los metales y cauchos que fueron forjados y ensamblados en esta fábrica hace setenta años. Pasado el mediodía, Santana Motor, nuestra casa madre, despedía a los intrépidos aventureros en una salida coral que ninguno de ellos olvidará. Tampoco los veinte miembros de la organización. Todos ponían a sus Santana y Series en dirección al puerto de Almería, donde se unirían algunos coches rezagados para pasar las verificaciones y abordar el ferry. Setenta años después vuelven a arrancar motores en Linares para seguir ‘haciendo camino al conducir’, demostrando que proceden de un tiempo donde las máquinas se hacían para durar. Ya despunta por el horizonte una semana llena de aventuras. Serán ellos, las casi 90 personas que conforman el raid, los que carguen a partir de ahora con la memoria, el legado y el conocimiento de esta historia del motor a través de los varios miles de kilómetros que les aguardan por Marruecos. Eso será mañana, cuando desembarquen en Melilla del ferry nocturno y pisen suelo con sus neumáticos en una edición que inyectará una buena dosis de navegación, la mayor hasta ahora.  #LaGranAventura ha comenzado. ETAPA 1.- Nador – Taourirt – Rekkam Camp. La mañana se presentaba con una dura prueba de resistencia más para los participantes que para sus mecánicas. Una intensa lluvia caía desde el cielo cerrado, premonición de la tormenta administrativa que se les venía encima. Los trámites aduaneros en la frontera han sido un desayuno cargado de paciencia y tedio. Pero conforme la lluvia remitía, el cielo se iba abriendo y el sol asomaba, los equipos iban pisando por fin suelo alauita. El inevitable enlace por carretera hasta las primeras pistas supone un curso de introducción acelerado a la cultura y la orografía marroquí. Un paisaje verde y frondoso rodea pequeñas poblaciones donde los lugareños disfrutan de su domingo. Se congregan alrededor de teterías y puestos de comida o pequeñas tiendas que han servido a los aventureros para tener sus primeras interacciones antes de adentrarse en la profundidad del país. La falta de sitios para repostar ha obligado a los equipos a llenar los depósitos auxiliares de combustible. También se empezaron a ver los primeros achaques mecánicos. Una caja de dirección suelta o un filtro de gasoil con problemas obligaban a los equipos ‘Green & Gold’ y ‘Green Bulleit’ a tomar la carretera Una alternativa para evitar así las duras pistas. Y es que seguir, aunque sea de forma modesta, los pasos de las primeras y míticas pruebas de motor, como el Camel Trophy o Paris Dakar, requiere poner a prueba desde el primer día la resistencia de los Santanas y Series, y… la destreza de sus jinetes. Ya en pistas, los primeros 190 kilómetros a través del frío e inhóspito Plateau de Rekkam se han cobrado caro el fallar con el reto del Roadbook. La equivoca orografía marroquí junto con la premura en el uso del libro de ruta llevó a algunos a perderse por las

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Santana Trophy 2016. Las bestias de Linares, en su espacio favorito.

Por Jota Alemán. Etapa ‪‎Prólogo. Linares – Algeciras ‘Memoria’, ‘Legado’ y ‘Conocimiento’. Términos que adquieren cierta relevancia durante estos días para todos los que conforman la segunda edición del Santana Trophy. Para todos ellos –participantes y organización-. En el año de cese de producción de la cadena clásica de montaje de la planta de Solihull (Birmingham, Inglaterra) –tras 68 años de producción ininterrumpida-. En el año de la producción del último vehículo hermanado con Los Land Rover Series y Santana –el Defender-, cobra importancia significativa que la nueva edición de ‪La Gran Aventura vuelva a tomar salida en Linares -población que dio vida a la desaparecida marca española- donde hoy, algunos de los ciudadanos más incondicionales de la marca jienense trabajan en pos de dar una visibilidad -de sobra merecida- a una parte de la historia del motor en España. En ocasiones injustamente infravalorada u olvidada. Nuevamente, una Linares a la expectativa del comedido evento que todavía es la salida oficial de este raid homenaje, se ha acercado a conocer y despedir a los participantes del Santana Trophy y a sus logrados compañeros mecánicos. Si en la edición inaugural se emplazaba la caravana de los ‘Landys’ en las inmediaciones de la desmantelada fábrica ‘Metalúrgicas Santa Ana’ –enclave histórico difícil de superar para dar el pistoletazo de salida-, en esta ocasión han querido tenernos más cerca. Ubicados en el mismo centro de Linares -a escasos metros de la Plaza del Ayuntamiento-, propios y extraños, incondicionales de marca y curiosos de a pie, han disfrutado de la bella estampa de otra época que ofrece exhibir a estos clásicos forjados en aluminio. Dispuestos para la aventura, y llegados desde los distintos países –Francia, Dinamarca o Portugal, además de España- los equipos pasaban las pertinentes verificaciones técnicas y administrativas para acometer la gran travesía que tienen por delante. Para nada es la típica salida de estos eventos. Vienen de diferentes partes de Europa. No hay familiares o amigos cercanos que los despidan. Solo Linares. Entusiasmados con el recibimiento de la población -con el nuevo giro de abundante vida urbana en la novedosa céntrica situación-, los participantes, terminaban de rotular sus mecánicas colocando los dorsales asignados por la organización. Se entrevé un cuidado y comedido orgullo de seguir sumando un capítulo más al suscitado pasado histórico. Aportando otro grano de arena con nuevas historias y con unos cuantos de miles de kilómetros que hoy se sitúan por delante de estos desconocidos. Mañana ya no lo serán. Con los deberes hechos, y tras un paseo por el centro urbano y el primer contacto de familia a las puertas de la fábrica, el ‘Santana Trophy’ arrancaba por fin el viaje a través de las carreteras españolas en su etapa prólogo. Lo ha hecho como de costumbre, en un trayecto libre hasta las inmediaciones del puerto de Algeciras. Allí, hacen noche para embarcar antes de que rompa el siguiente día en el ferry. Con él, cruzarán el Estrecho con destino Tánger Med. Hoy, ‘Memoria’, ‘Legado’ y ‘Conocimiento’ dejan de ser historia antigua para formar parte del presente inmediato. De un futuro cercano ligado a la incertidumbre. La de los viajes de aventura. Que es- a fin de cuentas-, de lo que trata todo esto.   Etapa ‎Uno. Algeciras – Tánger Med – Ifrane. Hay días en los que la actitud lo es todo. No había roto todavía la primera luz de la mañana y los participantes estaban ya todos preparados para lanzarse a superar las gestiones aduaneras. Tanto las del Algeciras, como las más engorrosas, las del puerto marroquí de Tánger Med. Tras el desembarco, han asistido a una breve presentación de familia y al primer briefing de etapa. A media mañana, iniciaban el recorrido previsto –hoy, de gran kilometraje-, por vías rápidas que les mete en situación con los primeros paisajes. La monótona autovía da paso a una carretera no tan buena, y por fin, al momento que todos estaban esperando: Las primeras pistas alauitas. Están en ‘Territorio Santana’. En su hábitat natural. Estas bestias de suspensión de ballestas saben que están en el medio para el que fueron construidas. Sus ocupantes también. Entran en un ritmo de vida distinto. Más pausado y tranquilo. Fieles a los Land Rover, e independientemente de la planta en la que hayan sido ensamblados, acometen ‘tan despacio como sea posible, tan rápido como sea necesario’ estos primeros tramos con alguna zona suelta sin problemas. Son pistas –las del norte de Marruecos- que no ofrecen problema alguno para estos pequeños brutos. Cerrado el pequeño capítulo ‘fuera de pista’ sin incidencias graves, reincorporaban la marcha por carretera. Todos tienen más claro, que yendo en estos clásicos Land Rover “primero se bombea, luego se adelanta la frenada y finalmente se frena”. Bien entrada la tarde, llegaban a su destino. Ya en el hotel, los integrantes del Santana Trophy, descansan de la siempre agotadora jornada de hoy en ‘la pequeña Suiza’, Ifrane. Una población muy occidental del norte de Marruecos, con un alto poder adquisitivo. Un contrapunto marroquí situado en el Atlas Medio a unos 1.700 metros de altitud, de clima siempre frío. Etapa Dos. Ifrane – Orion –Merzouga. Se escuchaban los soplos que acarrea la fresca mañana de Ifrane a su salida –en participantes y vehículos-. En pocos kilómetros, experimentaban el primer cambio climático brusco. Atrás dejaban el último indicio de nieve del norte de Marruecos. Los equipos atraviesan hoy la concatenación de puertos de montaña que conforman parte del Atlas Medio, y que conectan el nordeste del territorio alauita con el suroeste. Un territorio de una rica biodiversidad, el ‘Ziz’. El ritmo de la vida -para todos-cambia nada más cruzarlo. El brusco aumento de temperatura es algo con lo que han tenido que lidiar hoy. Tras un reagrupamiento forzoso –por motivos de ‘ruta rota’-, que además ha servido para hacer un parón para comer, tomaban rumbo a la ‘Ciudad de Orión’ –que no necesita presentación alguna- para tomar más contacto con la arena y disputar la prueba de orientación programada. Con la ‘Especial’ caída, esperaban pacientes

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«BESTIAS DE LINARES», EN RUTA 4X4 POR MARRUECOS. EL PRIMER SANTANA TROPHY, CONCLUYE CON ÉXITO.

La Gran Aventura de Santana Trophy Doscientos años de historia toman meta en Marrakech Tras disputar las siete etapas, los aventureros que embarcaron en este raid de clásicos desde Linares -en sus queridos Land Rover Santana- han cubierto una gran parte del extenso territorio alauita. ‘La Gran Aventura’ de las mecánicas fabricadas en Jaén, ha acabado felizmente y como estaba previsto: con el grupo al completo de participantes tomando meta en Marrakech -una de las cuatro ciudades más importantes y más turísticas de Marruecos-, donde organización y participantes, han puesto el punto final a 4.000 kilómetros de aventura. Vuelven cargados de anécdotas. A su paso, han atravesando lugares tan distintos como el norte de Marruecos, como la rica ciudad de Ifrane –conocida como la pequeña Suiza-, el rio Ziz, los verdes mares de palmeras, el valle del Draa, la ruta de las casbas o el TichKa. Han disputado una especial de arena en las famosas dunas de Merzouga –en el Erg Chebbi-, y la etapa maratón, que los ha llevado a través del vasto valle de Iriki,  acampando en la zona de Tagounite –frontera natural con Argelia- en una larga jornada de más de 550 kilómetros, en su mayoría por pista. Han discurrido por pistas de todo tipo, con pequeños y grandes pasos arenosos, oueds llenos de rocas, chotts y amplios valles. Nada ha sido suficiente para parar a estas bellas joyas clásicas o a sus tripulantes, demostrando que son ‘duros entre duros’, y que a pesar de los años, están en plena forma. Fruto de la excelente experiencia de la edición inaugural del Santana Trophy, la organización -pequeña pero con mucha experiencia en montar aventuras de este tipo en clave de raid-, promete ampliar la peculiar y diversa familia que ya han comenzado a construir en torno a estos clásicos y a los incondicionales de la marca española de Linares –y de sus hermanos ingleses- en venideras ediciones. La Gran Aventura continuará en 2016.

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