La categoría de clásicos permite el acceso a la competición a los presupuestos más pequeños, pudiendo además mantener vivos vehículos que son toda una leyenda en los raids. Este Mitsubishi Montero es un buen ejemplo.
Texto y fotos: Ángel Montalbán.
En los tiempos que corren en los que la economía es lamentable protagonista, hay que poner en marcha la imaginación para poder estar en la salida de las pruebas. Tener un 4×4 clásico permite participar con todo terrenos antiguos que suelen tener precios de adquisición contenidos y que aguantan bien el paso del tiempo. Adoptando las actuales medidas de seguridad, podremos tener un coche de carreras en toda regla. Como este.
SOTA, CABALLO Y REY.
O lo que es lo mismo, soluciones probadas y clásicas, a la hora de preparar un coche de carreras. Pese a lo sofisticado de las ultimas preparaciones que se ven en los parques cerrados, hay planteamientos que pese a ser generados hace muchas temporadas nos siguen pareciendo básicos y de total vigencia. El chasis de largueros y travesaños esta convenientemente reforzado en los puntos críticos. La carrocería se aligera en lo posible sustituyendo las puertas, los capoes, los cristales laterales y posteriores por otros de fibra, las ventanillas por otras de plástico, recibiendo el arco antivuelco que garantiza la rigidez necesaria. El tren delantero, lo forman dobles trapecios superpuestos reforzados con doble amortiguador. En el trasero monta eje rígido con ballestas, con doble amortiguador y limitadores de extensión. Tan solo ruedan con cuatro amortiguadores de última generación Ohlins, ya que los otros cuatro son simples de gas, por aquello de que el dinero no llega para más. La dirección es asistida y rápida de recirculación de bolas. Los frenos son de serie ventilados los delanteros y de tambor los traseros, y el cambio también de serie, de cinco marchas, y embrague monodisco en seco, es el de toda la vida con el tren delantero conectable, caja reductora y bloqueo de diferencial central y trasero. El motor, es lo que mas horas de trabajo les ha llevado, ya que tras su primera participación, optaron por desmontarlo por completo y repasarlo a conciencia. Cubica 2.552 centímetros cúbicos, con dos válvulas por cilindro y doble carburador Weber 40. El árbol de levas RallyArt lleva mayor apertura de válvula, y se ha pulido la admisión a espejo. El cigüeñal, esta aligerado y pulido y el volante motor también ha sido aligerado. La brida de admisión es de 34 milímetros. Con estas modificaciones el propulsor alcanza los 125 c.v. Otra modificación seria ha sido la del depósito. El original de ¡500! Litros (que carreras aquellas, con etapas de bastantes mas de 1.000 kilómetros por día) se sustituyo por uno de 150, lo que libero mucho espacio en el maletero, manteniendo no obstante buena autonomía. La electrónica, convenientemente saneada, esta controlada por un salpicadero de aluminio donde se encuentran multitud de testigos que garantizan que todo funciona correctamente. Llantas de aleación de 16 pulgadas y neumáticos 225/75-16 completan las cifras generales del vehiculo. Un apartado completamente actual es el de la imprescindible seguridad, lo que afecta al citado depósito, asientos, arneses, extinción, etc. El conjunto pesa 1600 kilogramos.
UN MITSUBISHI CON PEDIGREE.
La historia de este coche en competición viene de lejos. Tenemos referencias de que se preparó a lo largo de 1988, hace casi un cuarto de siglo y participó en el Dakar de 1989, el primero que atravesó Libia y que decidió su ganador tras el lanzamiento de una moneda al aire. Este Montero, formaba parte del equipo que pusieron en marcha los miembros del grupo teatral cómico El Tricicle, por lo que existe una unidad gemela, para nosotros en paradero desconocido. Esta es la que utilizaron Joan Gracia-A.Genis y al igual que sus compañeros de equipo, no consiguieron acabar la carrera. Tras pasar por propietarios que incluso condenaron al coche a participar en triales, circunstancia que se tradujo en los daños en los bajos laterales que se aprecian en las imágenes. Finalmente cayó en manos de los hombres de Andinas Racing, que lo recuperaron para los raids, con esporádicas participaciones. Puesto a la venta, sus actuales propietarios abonaron exactamente 7250 euros por el vehiculo, pero en ese precio, estaba incluido el abono de la inscripción de varias carreras del Campeonato de España, (Antonio Segura, máximo responsable de Andinas, sabe como crear afición) por lo que el hecho de que el Montero volviera a correr fue toda una realidad. En manos de este equipo, no solo se garantiza que lo veremos correr, sino que además, piensan mantenerlo y cuidarlo de por vida.
A BORDO.
El aspecto exterior engaña, parece una unidad con muchas batallas encima por la forma de su caja, y por algunos pequeños daños en la carrocería. Una vez cómodamente sentados, el interior muestra lo que debe tener un coche de carreras de verdad, fuera todo lo superfluo, y sentido practico para todo. Una vez arrancado, el sonido del motor se nota, y mucho, típico de los Mitsus de gasolina, se sabe con tiempo cuando se acerca uno. Tras las últimas recomendaciones del piloto, que nos hace saber que uno de los amortiguadores “buenos” esta tocado, nos disponemos a rodar. Los caminos estaban blandos y delicados a causa de la lluvia, pero en poco tiempo uno se adapta, se comporta como el típico 4×4 de carreras, siempre hay que tener presente nuestra altura, nuestro peso y las inercias que ambas circunstancias provocan. Es una delicia rodar con el, noble en cualquier circunstancia y trasmitiendo un aroma de carreras inigualable. No obstante hay que ser siempre consciente de lo que llevamos entre manos. Rodar con este coche le traslada a uno a los años heroicos de las carreras, dando la razón a aquellos que dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor. Los prototipos actuales son sin duda más efectivos y avanzados, pero sin duda carecen del carisma de los vehículos que formaban el grueso de los parques cerrados que siempre partían de un 4×4 convencional.
EN CARRERA.
Cuatro participaciones en el nacional han sido las que han llevado a cabo en la presente temporada. Debutaron en la Baja Andalucía, y pese a que acabaron la carrera, un error en la tramitación del carnet de ruta, les excluyó de la clasificación final. En la Baja Almanzora consiguieron sus primeros puntos, pero en la Baja Tierras del Cid, la carrera mas dura del año, consiguieron incluso ganar la categoría, en el Rally Comarca del Jiloca, una avería banal en la dirección les obligo a abandonar en los primeros compases de la carrera. No es mal bagaje para su primer año, teniendo en cuenta que tuvieron opciones para hacerse con el titulo hasta la última cita puntuable.
EQUIPO HUMILDE.
En los años en los que la especialidad vivió su época dorada allá por la década de los noventa, la mayor parte del pelotón corría con lo justo. Coches de carreras rodando por carretera para ir y volver de cada competición, tiendas de campaña para dormir, nadie que te hiciera la asistencia, comidas de lata, uniformidad inexistente…El ambiente entre los “pobres” era exquisito, ayuda entre todos, prestamos continuos y amistades inquebrantables. El espíritu afortunadamente no se ha perdido pero en este caso quedamos literalmente transportados a aquellas inolvidables temporadas. Víctor Sánchez, el piloto y José Salmerón, el copi, son dignísimos representantes de esa forma de afrontar las carreras. Desde bien pequeños, asistieron fielmente a todas las ediciones de la Alta Alcarria, y los raids se les grabaron de por vida. Su principal problema, la falta de recursos. Salvado el tema de la mano de obra al ser mecánicos profesionales y poder tener costo cero en ese capitulo, también en un mínimo garaje casero, tienen su “sala de maquinas”, por lo que en este capitulo también se ahorra. Donde no se escatima es en horas dedicadas al vehiculo en esa habitación, aquí si que se sacrifica tiempo libre familia y amigos. En las carreras, tras hacerse con el dinero para los gastos imprescindibles, (con la inscripción pagada en el precio del vehiculo), el combustible es el mayor escollo. Llegaron incluso a plantearse en la carrera de Burgos dar una vuelta al recorrido y retirarse a la mitad por no tener para pagar la gasolina al completo. La comida, de casa y de lata, y el alojamiento en tienda de campaña, salvo en la última carrera donde gentilmente Grasa les alojo de forma gratuita. Están en plena fase de ahorro para repasar los cuatro amortiguadores buenos y si sale dinero comprar ocho más. Con los escasos recursos que han conseguido de alguno de los patrocinadores, y las estrellas que pueblan el capo delantero, que han vendido a diez euros, entre amigos y conocidos, no podrán seguir mucho tiempo. Están intentando generar mas dinero y cestas de navidad, sorteos, copilotajes y como dicen ellos ”lo que haga falta” se encuentran en sus futuras actividades.