Coincidiendo con la presentación de la gama 4×4 del fabricante japonés en nuestro país, la filial española de la marca convoco como actividad paralela un copilotaje con Isidre Esteve, piloto al que apoyan. Como no podía ser de otra manera, el vehículo elegido era la Hilux con la que el ilerdense ha participado en el pasado Dakar árabe tal y como llegó de la prueba.
El modelo no nos es desconocido, de uso generalizado en competiciones nacionales e internacionales, las “cangrejas” de Overdrive crecen en número en los parques cerrados y ya tuvimos ocasión hace tres años ( https://montalbanmedia.com/prueba-toyota-hilux-v8-overdrive-equipo-vm-4×4-carreras/ ) de conocer una de cerca. En esta ocasión es una unidad moderna actualizada y más prestacional.
Nos tocó subir después del parón del almuerzo y mientras David Pigem, uno de los responsables técnicos del equipo de Esteve, nos preparaba el asiento, Isidre nos hizo la primera observación “te vas a sentar en mi cojín”, refiriéndose al accesorio por el desarrollado y que tanto bien ha hecho a todos los afectados por lesiones medulares. En ese aspecto, pese a que estuvimos los minutos justos de la prueba, se noto ante la dureza habitual de los baquets.
Estaba presente no solo el vehículo, sino también el camión-vivienda-taller, que el equipo ha fabricado para mejorar la logística del equipo. Bajo la atenta mirada de Lidia Guerrero, siempre entre batidores de las actividades de Esteve, nos dispusimos a disfrutar del momento.
Exteriormente, la imagen es la habitual de las Toyota que construye el preparador belga. La vistosa decoración que aportan los patrocinadores de Esteve, no hace sino mejorar la imagen. Mirando con más calma se puede observar que estamos ante un prototipo más que serio, la parte trasera es literalmente mentira, con las aletas de puro disimulo concentrándose en la parte central la mayoría de elementos mecánicos lo que garantiza un buen reparto de pesos.
Subirnos es fácil, Txema Villalobos que es el que ocupa el asiento de la derecha es de buena talla, y David solo tiene que acoplarnos el cinturón de seguridad. Isisdre nos espeta: “no pises ni aquí, ni aquí”, lo dice porque los pedales del limpia parabrisas y su agua correspondiente tiene duplicada su activación y en pleno tramo, que se pongan en marcha puede ser un inconveniente. Nos portamos casi bien del todo, ya que sin querer en plena prueba, lo activamos sin querer. Una sola vez.
El interior, es literalmente de nave espacial. Más botones de los que recordábamos, multitud de testigos, de posibilidad de reglaje, una locura. Frente a nosotros los huecos de los GPS y sistemas de navegación que aporta la organización de la carrera. El piloto nos enseña el mecanismo de conducción en el volante, acelerador y freno. El cambio secuencial habitual así como la palanca de freno de mano para ayudar en la gestión de las curvas más cerradas.
Nos ponemos en marcha. El tramo en plena alcarria esta duro, seco y polvoriento, Esteve tras haber tenido el motor en marcha los minutos previos, se dispone a calentar los frenos en la recta con la que arranca la zona de prueba. Algo no va bien porque tras rodar unos centenares de metros, comprobando el comportamiento del coche nos volvemos. Tras comentar con Piggen que la frenada no es la correcta, un retoque de botones y todo perfecto. Volvemos al camino.
El tramo es de ida y vuelta con curvas de distinto radio, varios cambios de ritmo, buen piso y diferentes apoyos. Lo primero que constatamos, es que entre tanto diesel y buggie ligero, el sonido del V-8 de gasolina Toyota, suena a coche de circuito, a coche de carreras de verdad, y además suena siempre. Exige mucho y siempre debe de ir alto de vueltas para poder sacar todo su rendimiento.
Es lo primero que observamos. Isisdre, no puede relajarse nunca, siempre hay que apretar a la Hilux, no hay momentos de que vaya a vela o se pueda dejar de acelerar. Eso sí, no para de escarbar y de correr, porque corre que se las pela. El ritmo es brutal y la vida pasa muy deprisa. Final del tramo. Hay que dar la vuelta. Isidre espera pacientemente a que el polvo levantado aterrice y volvemos a movernos.
Si a la ida íbamos ligeros, a la vuelta más todavía. Solo le recordamos a Esteve, que en alguna curva tendremos el sol de cara y a esas horas del día estará bajo y le puede deslumbrar. Lo tiene controlado, pero es que algo había que decirla porque llevamos unos minutos sin palabras. Da gusto este coche, no parece un todo terreno de competición, empuja sin descanso, tiene un brutal paso por curva, y frena como si estuviéramos rodando por un espejo sin movimientos y sin inercias.
A nuestra pregunta de que cuanto combustible llevamos por aquello del peso, Isidre comenta que algo menos de 200 litros, menos de la mitad de la capacidad total, pero nos hace la observación de que es un factor que no influye, ya que el comportamiento del coche no varía por eso. Importante algo a tener en cuenta, exige atención, concentración y pilotaje en todo momento, algo que el piloto controla perfectamente. Se acaba lo bueno y volvemos al principio con la satisfacción de que aun hay 4×4 de carreras de verdad, y…pilotos dispuestos a sacarle el jugo.
“Fue una pena que no pudiera hacerle los suficientes kilómetros el año pasado antes de viajar a Arabia, lo que influyo en nuestro resultado final, que nos hubiera gustado que fuera mejor”. Para esta temporada lo tiene todo pensado: “Correré la Baja Dehesa de Extremadura y la Baja Aragón, para acabar de poner a punto el coche y Marruecos para hacer kilómetros en arena. En 2022, en Arabia, estaremos más arriba que este año”. Las previsiones de Isidre no suelen fallar, y en este caso seguro que se cumplen.