Prueba Skoda Enyaq cupé. SUV eléctrico 4×4 de espíritu deportivo.
El modelo tiene versión convencional de carrocería familiar, y con el acabado cupé, su aspecto deportivo mejora. En la marca lo saben y han apostado por acabados más prestacionales como el RS o el Sport Line que hemos tenido ocasión de probar, más racional para uso diario. Exteriormente, es portentoso y transmite amplitud que la tiene con superando los cuatro metros y medio de longitud. Aparte de las líneas contundentes, los abombados pasos de rueda remarcan su carácter. El frontal, sin entradas de aire como la práctica totalidad de eléctricos ha aprovechado la parrilla central para disponer una serie de LED que de día, marca diferencias, pero que de noche es verdaderamente especial. El lateral, manteniendo su atractivo gana en imagen con la línea descendente de los cupés. Se le ve poderoso y capaz. La trasera es lo que le diferencia, y tendremos un Enyaq muy atractivo sin perder las cualidades familiares de un cinco puertas. Solo un reparo, el techo de cristal pese a estar bien oscurecido no cuenta con cortinilla lo que hace que en días muy claros podamos llegar a sentir demasiado los rayos solares. El maletero cubica con cinco ocupantes 570 litros quince menos que la carrocería original pero abatiendo la segunda línea de asientos, llegaremos a 1610, capacidad más que suficiente para las necesidades de una familia. A bordo, el ambiente es de todo confort, con buenos materiales y tacto agradable. Los asientos son cómodos y sujetan bien el cuerpo. Contamos con una pantalla de 13 pulgadas que controla casi todo. Algo digno de celebrar, ya que muchas funciones mantienen su correspondiente interruptor. Las plazas traseras, son generosas aunque el techo tenga menor altura, y dos pasajeros se sentirán cómodos. Si son tres la ausencia de túnel del cambio se agradece, y tendremos todo el espacio retirando la caja para objetos que viene de serie a los pies del asiento central. En marcha, viviremos una buena experiencia de conducción, nuestra unidad es la iV 80 que cuenta con 204 caballos. Empuja bien y de forma lineal desde que acariciamos el acelerador, y su andar es muy agradable. La autonomía supera los 500 kilómetros, pero en la realidad, algo que sigue dependiendo mucho del tipo de conducción que llevemos a cabo. En tráfico urbano no hay que olvidar el tamaño en el que nos movemos, aunque la profusión de cámaras nos permite llevar a cabo cualquier maniobra de forma exitosa. En vías rápidas, aun mejor. Ausencia total de ruido y sensación de deslizamiento más que de rodaje, sobre todo por el buen coeficiente de penetración aerodinámica de tan solo 0,23. La tecnología tiene un precio y este Enyaq cupé alcanza los 60000 euros. Tendremos acceso sin restricciones en ciudad, disfrute en vías rápidas y autonomía digna para poder hacer desplazamientos. En el monte, si no hay más remedio. Llevamos un vehículo de más de dos toneladas de peso, con neumáticos de asfalto, sin rueda de repuesto y con escasa altura libre. Debemos ser cautos. Ahora bien, la tracción total, no solo nos dará seguridad y mejor comportamiento sino que también nos permitirá salir airosos de pisos deslizantes o en mal estado. Si tenemos que recorrer un camino o pista en buen estado, sin problemas todo lo que sea complicarnos la vida mejor dejarlo para otro día.