El modelo es conocido de sobra. Todo un éxito de ventas a nivel mundial, que va por su quinta generación. Hemos tenido la ocasión de probarlo anteriormente: https://montalbanmedia.com/toyota-2021-i-rav-4-pocos-cambios-en-un-modelo-acertado-en-todo/
En esta ocasión nos subimos al último acabado llegado al mercado. La versión Adventure, que aparte de carrocerías bicolor especificas, tiene un centímetro más de altura libre respecto a sus hermanos de gama, frontal exclusivo, pasos de rueda suplementarios, y molduras en los bajos delantero y trasero dando imagen de ser de metal. En el interior asientos específicos completan los diferente del Adventure.
Que mejor que salir al monte a probarlo durante kilómetros fuera del asfalto así que aceptando una invitación del Iberutas nos pusimos como destino la región turolense de el Maestrazgo donde iba a tener lugar uno de los recorridos de fin de semana que habitualmente organiza el club madrileño. El trayecto de ida lo hicimos a ritmo tranquilo, rodando con la cautela de no pasarnos con el consumo, en modo “Eco” y sin pasarnos con las aceleraciones. El RAV sigue siendo un compañero ideal para viajar, con interior bien resuelto calidad en los materiales y un rodar correcto en todo tipo de carreteras. Muy mentalizados con el sistema hibrido, llaneamos sin prisa y tomamos las bajadas con calma para que el sistema recargue las baterías lo mejor posible. Nuestro viaje incluye, autovías, carreteras nacionales y comarcales. Y el trazado abarca desde largas rectas hasta tramos de montaña que incluyen la subida y bajada de puertos con plenitud de curvas como el tramo que va de las localidades de Aliaga a Pitarque hasta hace poco pista sin asfaltar y que ahora en su primera parte está compuesto de asfalto parcheado y abrasivo de my bien agarre y una segunda recién terminada con un piso perfecto, ideal para sacarle el jugo a cualquier vehículo, y en nuestro caso perfecto para que los frenos recarguen las baterías lo mejor posible.
Llego el día de salir al monte y rodeados de Land Cruiser de miembros del club, arrancamos tras un par de vadeos con una subida continua en los alrededores de la citada Pitarque, rodando entre explotaciones ganaderas, pasando por la Masía del Ardid, para tras una bajada llegar a la Iglesia de la Magdalena. Las roderas y alguna que otra piedra escondida en la maleza fueron las dificultades a tener en cuenta.
Activamos el modo “Trail” y Toyota avanzó sin problemas, siendo tan solo algún que otro toque con los bajos la incidencia más reseñable. Las roderas embarradas, se superaban con algo de inercia y a seguir. Tras llanear por buenas pistas comenzamos otra subida con tramos pedregosos y nuevas roderas en las umbrías, entrando en una zona atrapada por la vegetación. Alcanzamos un collado que nos deparaba posteriormente una trialera de bajada larga, continua y con mucha piedra suelta.
El mayor problema es que nuestro RAV, alcanzara demasiada velocidad, por lo que pese a que rodábamos con el cambio en modo secuencial, en primera el coche se dispara a mas de 30 kilómetros por hora, por lo que deberemos rodar frenando de forma casi continua. Si se nos va y necesitamos pararlo, el ABS impediría pararlo a nuestra conveniencia. En esta parte tan rota, la suspensión se mostro eficaz y no sufrimos ni brusquedades ni topes. De paso no se percibieron ni ruidos, ni crujidos interiores. Importante, recordar que el modo “Trail”, se desconecta si paramos el vehículo, para revisar un paso o asegurar una maniobra, por lo que antes de ponernos en marcha deberemos asegurar que esta activado. Es lo recomendado por el fabricante por ser el modo más óptimo de tener tracción con la combinación del motor térmico que mueve el tren delantero y el eléctrico que hace lo propio con el trasero.
Tras una parada para un breve descanso en la que nuestros compañeros de ruta se congratulaban de que el vehículo hubiera superado los pasos más complicados sin problemas, Alcanzamos el Puerto del Cuarto Pelado, y tras unos centenares de metros de asfalto, recuperamos de nuevo las pistas, esta vez de muy buen piso, donde podemos llevar un ritmo alto sin problemas, siendo más eficaz nuestro andar que el de los todo terreno convencionales por menor peso y centro de gravedad más bajo. Alcanzamos Tronchón tras pasar por nuevas masías activas con las habituales labores del campo. Nueva parada esta vez mas larga para el almuerzo. Por la tarde, por asfalto hasta Miranbel, donde comenzaba una nueva subida con terreno variado, pasando por la Masía de Garras y la Ermita de San Cristóbal. Si hasta ahora, las vallas de separación del ganado eran ocasionales, se convierten en habituales y los diferentes tipos de bóvidos aumentan en número, tamaño y… cornamenta, lo que hace extremar las precauciones. Repetimos el paso por la Ermita de la Magdalena esta vez con nueva procedencia y rumbo, y nueva subida pronunciada para tras rodar por una cresta con excelentes vistas comenzar una nueva bajada hasta el cauce seco de un rio, cuya entrada y salida resultaron complicadas pero factibles, llegando a la Fuente del Padre Santo. De ahí, hasta el mirador de Pitarque ganado altura con suavidad, donde acabo el recorrido de la jornada de más de cien kilómetros de caminos.
El domingo, nuevo enlace hasta Aliaga, para atacar una zona con varios vadeos rodear la población de Campos y usar pistas de las que comunican molinos eólicos, en perfecto estado para abordar posteriormente una trialera de piedra con varios escalones en su trazado que desembocaba en Escucha donde terminaba el recorrido fuera asfalto. De nuevo el RAV 4 acaparó miradas, pues en la bajada se encontraban los pasos más complicados del fin de semana, y el personal quería comprobar que el vehículo seguía integro como así era tras los 50 kilómetros del día fuera del asfalto. La vuelta la hicimos al límite de las velocidades multables, usando más el cambio secuencial y llevando un ritmo alto, sin tener en cuenta el consumo y mucho menos que el motor de combustión actuara a golpe de acelerador. Los más de 200 caballos que suman los propulsores salen a la luz y pese a que viajamos solos y con poco equipaje, Superamos los 1000 kilómetros en nuestra prueba con todo tipo de condiciones, terreno y tipos de conducción. Nuestro consumo medio se quedo en 7,70 litros a los 100 kilómetros aunque el primer día rodando suave hubo parciales de menos de 6. La cifra nos parece más que correcta para un vehículo de su peso y volumen, y sobre todo su versatilidad y capacidad.
Nos parece un SUV que mantiene en este caso su filosofía de poder salir al monte, algo que alguno de sus rivales no podría hacer quedando en evidencia en el recorrido de las características que hicimos, ya que algunos pasos que superamos serian inabordables para la mayoría de su competencia. No obstante, ya que Toyota ha optado por una versión más “campera” para este Toyota, sería bueno que hubieran completado el trabajo con unas ruedas mixtas, que de incorporarlas por nuestra cuenta, podrían ser en medida 225/60 R 19, en vez de las 235/55 de origen. No tendríamos problemas en la ITV al estar en el margen de tolerancia y ganaríamos más de medio centímetro en altura libre.
Otra carencia es no contar con rueda de repuesto algo que debería estar contemplado en este acabado. En cuanto al precio que supera con creces los 45000 euros corresponde a un modelo fiable, moderno, con etiqueta “Eco”, y con capacidad para rodar dentro y fuera del asfalto. Fue el modelo que puso en marcha el segmento y los sigue liderando.