La carrera ha tenido más de 250 pilotos de nueve países, que dieron vuelas a un circuito de casi 17 kilómetros durante un día completo.
Aquí la experiencia es un grado y Alexandre Andrade, conseguía su octava victoria en la prueba con un Nissan proto que tiene ya diez temporadas de vida. El portugués hizo equipo con Duple-Marize-Chabot, con quienes ya ganara este año las 24 horas de Paris. Han recorrido 1440 kilómetros durante la duración de la prueba.
El segundo lugar ha sido para el Fouquet de Balochi-Martin-Bujón y el propio Lurent Fouquet, responsable del vehículo.
El podio lo cerró un buggie ligero, el Can Am de Carneiro-Ferreira y los hermanos Porem. Aquí también los pequeños prototipos empiezan a tener su peso.
Tras más de dos décadas de celebración, había inscrito por primera vez un equipo español, formado por José Augusto González, Domingo Román, José Manuel Vasco y Jorge Esteve, a bordo de un Bowler. Problemas de frenos les impidieron hacer unos buenos entrenamientos cronometrados, y se clasificaron cuadragésimo sextos de los casi setenta vehículos participantes. En carrera fueron remontando con constancia y llegaron a meterse entre los veinte primeros, aunque hicieran relevos cada cinco vueltas en vez de cada ocho como los equipos punteros habituados a este tipo de competición. Llegada la noche, sufrieron un vuelco, del que se repusieron. Bien llegada la madrugada, una avería de motor les obligó a retirarse.
Paralelamente se celebraron las cuatro horas exclusivas para buggies ligeros con 34 inscritos. Jorge Monteiro no dio opción, haciendo el mejor tiempo en entrenos y rodando líder más de tres horas para hacerse con una incontestable victoria.