El fabricante chino Dongfen dedicado a los vehículos industriales hace tiempo, ha diversificado su producción con modelos más convencionales. En su plan de expansión ha desembarcado en nuestro país. Lo han hecho con un SUV familiar de siete plazas, un segmento con mucha competencia, con un arma de venta por encima de todas, un precio rompedor para el equipamiento que atesora. El nombre DSFK viene de utilizar letras de las dos empresas que han trabajado en el proyecto Dongfen y Sokon, aunque a la hora de la verdad no se dejan ver en la carrocería y tan solo se esbozan en el emblema. Exteriormente se presenta como un familiar de buen tamaño, 4,68 metros de longitud, con buena batalla, 2,78 metros y presencia atractiva. En la semana que lo estuvimos probando, hemos sido asaltados por toda clase de personas que preguntaban por la marca, ya que puede pasar por cualquiera de las conocidas y consolidadas que tenemos en nuestra mente. El frontal con una generosa toma de aire y faros Led, está totalmente a la última, el lateral no abusa de la superficie acristalada y la parte posterior es tan actual como la de cualquier vehículo de la competencia. Buen equilibrio entre los cromados y los detalles en negro mate y una presencia en general muy agradable. Interiormente, el espacio está bien aprovechado, la posición de conducción es cómoda y los asientos envuelven bien aunque de vez en cuando “crujen”, con el movimiento. El cuero tiene un tacto agradable y está presente en volante y otras zonas aunque el plástico predomina. Las plazas traseras son generosas para dos y correctas para tres, aunque lo alto del marco inferior de la ventanilla da la impresión de ir más bajos de lo que parece. La tercera fila de asientos, está pensada para pasajeros de poca envergadura, pero cumple su función. Además, aun con ella desplegada, queda espacio de carga, que mejora según abatimos asientos. El techo panorámico y deslizable, también hace que según apetencia los viajes sean más agradables. El maletero, es sencillamente enorme. Con cinco ocupantes tiene un generoso volumen, que una vez ampliado con todos los asientos abatidos permite no solo cargar muchos bultos sino objetos de buena envergadura. Bajo el mismo existe un pequeño doble fondo y no se cuenta con rueda de repuesto que se puede adquirir de forma opcional. En el apartado neumáticos, echamos en falta la rueda de repuesto que es opcional, disfrutando de unas llantas de 17 pulgadas y agradable diseño que permiten ver las mordazas de freno que viene pintadas en un color rojo intenso. Lo que animara a algún comprador a hacerse con el 580 en ese color para que hagan juego y neumáticos 225-50 totalmente de asfalto. Tanto por fuera como por dentro, el vehículo, nos recuerda en detalles a modelos de otra marcas, pero el conjunto es más que correcto y desde luego no desentona con otros similares en tamaño y aspecto. El motor es de cuatro cilindros en línea de origen Mitsubishi, de 1498 centímetros cúbicos turboalimentado, dando una potencia de 146 caballos. La caja de cambios es automática de tipo CVT de origen ZF y seis marchas. Nuestra unidad montaba sistema de propulsión por GLP con un depósito de 60 litros que complementa al de combustible original de 58. En la práctica, esto supone una autonomía al alcance de muy pocos, ya que se pueden alcanzar los 1200 kilómetros sin repostar. El sistema es automático y consume gas hasta que se gasta pasando a tirar de la gasolina. En la práctica se nos fue a casi los diez litros de combustible, pero si queremos ahorrar, moviéndonos solo con gas, tendremos un gasto mucho más comedido, además de poder movernos por ciudad sin problemas cuando estemos bajo restricciones medio ambientales. A bordo pudimos disfrutar de una conducción cómoda, con un asiento que no cansa y se puede regular eléctricamente. En tráfico urbano, es más manejable de lo que su generoso tamaño pudiera parecernos, las cámaras exteriores ayudan en las maniobras y a la hora de aparcar. En carretera, tiene un comportamiento tranquilo, aunque se echa en falta una mejor insonorización respecto del exterior. No es el único rumor que percibiremos, ya que el cambio CVT, suele dejarse sentir sobre todo si necesitamos acelerar con ganas. Tarados de suspensión correctos y buen tacto en general de todo lo que debemos tocar a la hora de conducir, nos hacen ganar en confianza y sentirnos a gusto en cualquier circunstancia. No tiene carácter deportivo, sino de vehículo para la familia en todas sus necesidades. Los desplazamientos son agradables, los kilómetros no cansan y se acaba convirtiendo en un buen compañero de viaje para todas las familias. Lo bueno viene cuando tras comprobar todo lo que ofrece, conocemos su precio que arranca en los 21995 euros, cifra por debajo de su competencia más cercana y muy por debajo si lo comparamos con modelos de siete plazas y GLP instalado. Si queremos la versión mas equipada, sube poco mas. Si lo financiamos tendremos siete años de garantía, así que si no somos marquistas, tendremos por poco desembolso un familiar muy bien equipado en toda regla. En nuestra semana de pruebas, fuimos interrogados, preguntados, observados fotografiados… El vehículo llama la atención allá por donde pasa, y la gente conjetura con nombres al no reconocer ninguna marca conocida en los emblemas. Este es otro motivo para decidirse, ser diferentes a todo lo conocido. El sumun de la situación se produjo en el Alentejo portugués, ya que llegamos con el coche hasta allí, ya que al ver que éramos foráneos, las conjeturas se dispararon sobre la marca y el modelo de nuestro DSFK. Personalmente, echamos de menos una versión con el equipamiento mínimo, que haría su precio más competitivo si cabe y llegaría a una horquilla mayor de clientes finales. En el monte, lo justo y necesario. Concebido para circular por asfalto, la altura libre es el único aliado con el que contamos si nos aventuramos por