Kilómetro a kilómetro hacia Bucarest
Mario llegó a la capital rumana a bordo de una Iveco Daily 4×4 habilitada a contrarreloj y con mucho esfuerzo
Fotos: Mario Vives. Texto: Jordi Nierga.
La mañana en Trieste amaneció con Mario Vives charlando a su Iveco Daily 4×4. La conversación no era fruto de un delirio nostálgico, sino un ritual que el bañolense acostumbra a realizar cuando viaja a bordo de su furgoneta. En este caso, y dada la trascendencia del largo itinerario, el diálogo se sustentó entre la gratitud y una naciente admiración: “Le daba las gracias y la mimaba, esto me generaba confianza”, explica. Sus palabras no eran gratuitas. En pocos meses, la Daily evidenció una gran transformación pensada para un recorrido con trasfondo altruista: la ayuda humanitaria. “Ayudar a los demás hace que uno mismo se sienta bien; ésta era la excusa para hacer el viaje”, cuenta Vives antes de puntualizar que su acto filantrópico se tradujo en una recogida de ropa de abrigo y material escolar con destino a Mongolia. El primer paso para habilitar la Daily fue reducir su número de asientos. De los diez iniciales, concebidos para transportar clientes de la empresa Fang Aventura, se pasó a un automóvil biplaza más liviano y espacioso. Con el vacío interior finalizado llegó una lista de arreglos mecánicos encabezada por unas tareas de planchistería que fueron obra de un buen amigo, Mario Rassalt, sin coste alguno. Los trabajos de soldadura perfeccionaron las puertas, el tubo de escape, las planchas del cristal posterior y las fisuras del techo, reforzando así el chasis del vehículo, aunque el proceso metalúrgico también sirvió para repasar las entradas de agua i para eliminar las zonas oxidadas del suelo.
Una vez se consiguió la solidez de la estructura de la furgoneta llegó el turno de los recambios. Los primeros, la cadena de distribución y el tensor, tenían una gran importancia al tratarse de unos de los principales puntos débiles de este tipo de vehículos de corazón nómada. Su sustitución precedió la reparación de una bomba de agua, la instalación de una batería nueva y la revisión del cambio de marchas, una labor, esta última, ejecutada por el reconocido preparador mecánico, Pere Maimi. La metamorfosis de la Iveco siguió en sus entrañas. Los cambios de los discos y de las pastillas de frenos delanteros, de las mordazas de detrás i del líquido de freno, así como la sustitución de las valvulinas, se erigieron como el paso previo a la eliminación de todos los protectores y todas las piezas que suponían un peso añadido innecesario. “Lo más importante era conseguir la máxima ligereza”, cuenta Mario antes de concretar que la preparación también contempló el triple cambio de filtros: de aceite, de combustible, de aire. También formaron parte de la adaptación de la Daily empresas referentes del mundo Off-road. Fue el caso de Profender España, que instaló unos amortiguadores delanteros del modelo Iveco Dakar, y de Grip Motorsport 4×4, que montó en sus instalaciones de Sant Quirze del Vallès un funcional winch. Su colaboración antecedió otras faenas menos visibles pero de vital importancia, como era el relevo de los tubos del circuito de agua, “para no tener sorpresas”, y la colocación de unos silentblocks en la parte delantera.
Hubo también algún proyecto que se quedó por el camino. “La idea era poner un deposito adicional de gasoil y otro de agua, pero finalmente no se concretó por falta de tiempo y de presupuesto”, expone Mario, que también comenta que la reserva hídrica se solucionó con jerricans de 25 litros. Lo que sí se puso fue un nuevo disco de embrague, obra que sirvió de antesala para recibir el protagonismo cromático. Quien rejuveneció el aspecto de la Iveco mediante la pintura fue ITC Power, empresa que además cedió un generador y desarrolló la instalación de la placa solar. Finalmente, la odisea que supuso la adaptación de la furgoneta se concluyó con una camperización gestada en la Red. “Conocí a Víctor Toucedo, patrón de Elefant Camper, y mantuve con él un contacto por Facebook durante semanas hasta que un día, de repente, me propone una instalación sin coste alguno. Me ofrecía la posibilidad de camperizar la Iveco Daily si yo bajaba a Sevilla, donde tiene la empresa, y esto me generó una grata sorpresa e incluso alguna lágrima de emoción”, cuenta.
Y así fue. Mario viajó al sur entusiasmado con la idea de una adaptación profesional, ya que hasta entonces su imaginario sólo había concebido una camperización artesanal con una cama provisional y “pocos adornos más”. “Lo primero que hizo Elefant Camper fue aislarme el vehículo con poliuretano inyectado y, después, colocó placas de fibra encima para embellecer el interior”, explica Vives, que en el viaje, durante más de treinta días, durmió en un lecho alzado a unos ochenta centímetros del suelo que también fue colocado por la firma sevillana. De hecho, la ubicación estratégica de la cama servía para albergar un pequeño almacén dividido en tres compartimientos: en los tres departamentos centrales se hallaban doce cajas de material; y en los dos laterales, más pequeños, en uno se encontraban los aceites y las valvulinas de recambio y el circuito cerrado del vehículo y, en el otro lateral ubicado en el paso de rueda, había las garrafas con el gasoil adicional. El vehículo estaba listo para la aventura pero todavía no tenía el soporte legislativo. La homologación fue responsabilidad de la empresa MC Ingeniería, de Salt, que desarrolló un trabajo impoluto que sirvió para modificar el uso del automóvil y dejar su rol documental en vehículo-vivienda. “Su profesionalidad no sólo fue espectacular, sino que también se adaptó a las dificultades presupuestarias del momento”, señala Mario.
Rumbo a Bucarest Después de la charla mañanera con la oyente de cuatro ruedas llegó una revisión minuciosa que, ya a partir del primer día, se convirtió en habitual. “La rutina de todas las mañanas era examinar los niveles del vehículo, ya sea de agua, de aceite o las valvulinas, por ejemplo. Me ocupaba sólo unos diez minutos pero alargaba la vida del coche”, dice el empresario. En Trieste apenas habían visto una gasolinera callejera. De hecho, fue con el olor de carburante reinando en el ambiente como Vives reafirmó su convencimiento viajero: “Después de tantas horas conduciendo, una vez ya había descansado, me desperté y entendí que comenzaba la aventura. Ya había realizado el primer paso, tocaba el segundo”. Éste se retroalimentó con la excitación que le generaba un itinerario lleno de enigmas. “Tenía muchas ganas de marchar lejos, notaba que no podía parar. No sabía qué me esperaba más allá y esto me empujaba a seguir”, subraya. Avanzar con las ideas fijas era, y es, el peor enemigo de los souvenirs. “No soy un turista, no sé hacer turismo. Lo que me pone cachondo es conducir i devorar kilómetros. Sí que a veces me gusta parar y ver algo en concreto, pero no me considero un turista convencional”, apunta el catalán mientras precisa que el hecho de ponerse cachondo en la carretera no tiene vinculación alguna con las conversaciones que mantiene con su Daily. Fue así, sin tantear en ningún momento la conducta guiri, que Mario cruzó durante el segundo día Eslovenia hasta llegar a territorio húngaro, donde hizo noche. “En esta ocasión también dormí en el aparcamiento de una gasolinera. Me ayudaba a tener un lavabo para poder limpiarme y ducharme de buena mañana, cuando el despertador sonaba a las siete”, confiesa.
Su ruta siguió diseccionando la Europa Central y llegó, al cuarto día, a Bucarest. “Pasara donde pasara la furgoneta levantaba expectación. Por una parte me hacía gracia, pero por la otra me daba cierta desconfianza porque se me podía identificar rápido como un viajero con dinero”, indica Mario, que también puntualiza que la furgoneta no protagonizó ningún contratiempo mecánico hasta entonces. En la capital rumana llegó la primera desconexión relevante incentivada por Jordi, amigo personal de Vives que reside en el país centroeuropeo. La visita sirvió para justificar una estadística agradable: “Había una calle en concreto que aglutinaba la mayor cantidad de chicas guapas en un espacio reducido. No había visto algo similar en mi vida”.