Comenzamos con este repor una serie de artículos de años pretéritos que por su interés conviene ser recordados. Arrancamos con uno de los destacados del sector Jean Louis Schlesser, haciendo memoria sobre la visita que hicimos a las instalaciones del equipo en el sureste del país vecino, hace nada menos que dieciséis años.
Del piloto, sobrino de otro aun mas veterano, Jo Schlesser no vamos ahora a relacionar su dilatado palmares, ocuparía un solo reportaje, pero por resumir aparte de haber llegado a la Formula 1, destaco sobre manera en la categoría de sport prototipos, con un par de títulos Mundiales, siendo responsable de paso no solo de la formación de jóvenes que luego tuvieron una carrera meteórica, sino también de el desarrollo de las suspensiones activas, aunque en lo que mas nos interesa, fue pionero en nuestro continente en levantar la bandera de los buggies de tracción trasera frente a los todo poderosos todo terreno de los fabricantes, sobre todo japoneses. Victorias en el Dakar, títulos del Mundial de todo terreno y un sin fin de victorias en muchos raids le avalan. Es desde luego una persona especial, de carácter mas amable de lo que demuestra en publico, pero como el mismo dice siempre: «si parecia bueno, me comían, en la FIA y en las carreras». En la actualidad, gestiona la prueba que el ayudo a crear, el África Race, que mantiene vivo el espíritu y el recorrido de los Dakares africanos.
Las instalaciones se dividen en dos, una nave discreta donde se encuentran los coches de carrera, en cuyo aparcamiento exterior se apilan como en un Tetris los camiones de transporte y asistencia del equipo, y una anexa donde esta el taller de fibra y los vehículos retirados de la competición.
Impresiona ver los coches recién llegados de correr, tratados con mimo para restañar heridas y dejarlos listos para el siguiente combate. Sin lujos con todo muy ordenado y a la vista.
Se puede comprobar lo bien pensados que están los prototipos, con inmejorable accesibilidad mecánica y facilidad para las reparaciones y los mantenimientos.
Lo peculiar es que Jean Louis esta muy encima de todo, repasando minuciosamente todo lo que se lleva a cabo, supervisando los montajes, la solución de posibles averías y los desarrollos y modificaciones que nunca dejan de ponerse en marcha.
En cuanto a lo que tienen deslocalizado, se puede hablar de cosas mínimas, ya que salvo los motores, cambios y poco mas, las piezas se crean y mecanizan en las propias instalaciones.
Hay sección de electrónica, de suspensiones, de neumáticos, con operarios específicos que trabajan día a día en la base y que se desplazan luego a las competiciones con lo que el control sobre el rendimiento de las piezas es inmejorable.
En la parte alta, las oficinas, salas de reuniones y despachos ocupan el espacio , sin olvidar una habitación que haría las delicias de cualquier aficionado, la de la ropa y merchandising, donde se guardan los artículos promocionales y la ropa del equipo.
En la nave que a unos pocos metros tiene el equipo, esta el taller de fibra y pintado y decoración de los coches. Un par de especialistas construyen las carrocerías desde cero.
Está también hace las funciones de almacén, con las cajas que guardan repuestos y accesorios para las carreras o que ya han sido desechados después de su uso.
Por ultimo, los vehículos utilizados se guardan en perfecto estado, listos para correr y mantenidos vivos convenientemente protegidos. es lo que tiene tener cultura sobre el tema.
Esta visita no hubiera sido posible sin la inestimable colaboración y compañía de José María Servia, piloto del equipo en aquel momento y estrecho colaborador de Jean Louis en la actualidad como máximo responsable del recorrido y la apertura de la carrera africana de enero.
Servia, no solo necesitaría articulo propio sino un web entera, pero nos quedamos por encima de todo con el hecho de que aunque otros pilotos y copilotos de los nuestros han llegado, llegan y llegaran a estructuras oficiales con la ayuda de patrocinadores propios o del equipo, a el siendo pionero en esta circunstancia, le fichó Jean Louis cuando la estructura se podía considerar oficial con el apoyo de Ford, que estaba directamente implicado en el proyecto de los irreductibles galos siempre vestidos de azul.