Prueba: Mitsubishi ASX 4×4. Mejor de lo que parece.
Estamos ante un modelo que siempre ha tenido buena vida comercial para la marca, por lo que pese a que tiene un primo hermano en el Eclipse Cross, se mantiene a la venta tras una década en los concesionarios. Esta es la tercera generación del modelo y pese a un tiempo en el que solo se comercializaron versiones 4×2, la tracción total vuelve a estar en el catalogo. La denominación comercial de nuestra unidad de pruebas es, 200 MPi CVT, y el acabado el Kaiteki + el único con tracción 4×4. El mejor de los equipamientos y la caja de cambios automática, son inseparables si queremos la versión más campera del ASX. Exteriormente, la mayor diferencia la encontramos en el frontal, que se ha equiparado a sus hermanos de portfolio, siguiendo el denominado por el fabricante japonés “Escudo dinámico”. Es sin duda atractivo y no dejara indiferente. El resto son pequeños retoques, que mantienen la línea de SUV compacto con una digna altura libre de 19 centímetros y unos ángulos característicos, que sin ser ideales, permiten alguna que otra alegría en el monte. Solo hay un propulsor disponible, el de gasolina Mivec denominado 200MPi de 150 caballos, suficiente en condiciones normales y con un consumo anunciado de poco más de 8,2 litros a los cien en recorrido combinado, aunque a nosotros nos costó acercarnos a los ocho litros y medio. Interiormente, se mantienen las buenas costumbres de la marca con tacto agradable y asientos correctos, aun que se echa en falta algo más de apoyo lateral en los delanteros. Los traseros permiten viajar a dos adultos sin problemas, algo más justos si son tres los que viajan. El equipamiento es muy completo, con ayudas a la conducción de última generación y un detalle que se debe valorar, la guantera refrigerada. El maletero tiene una capacidad con cinco ocupantes de 406 litros y con los asientos traseros abatidos 1183. En este último caso con el fondo plano y un borde de carga de altura contenida. Lo peor, que no tenemos rueda de repuesto. Algo básico para rodar fuera de asfalto con garantías. En marcha disfrutamos de un rodar agradable, con suavidad en todos los elementos. El motor es progresivo y el cambio CVT para conducción tranquila es el complemento ideal. Si queremos más alegrías, deberemos pasar al cambio de levas, de buen tamaño y metálicas, que permitirán exprimir las prestaciones, aunque deberemos pagar algo en rumorosidad cuando el motor sube de vueltas. Otro inconveniente es una suspensión más bien blanda que se nota sobre todo en apoyos en carreteras de montaña. Estos sacrificios en asfalto se compensan cuando salimos de él. Y llegados a este punto este ASX se defiende mejor. Tenemos varias ayudas. Por un lado solo con pulsar un botón dispondremos de tracción total, o llegado el caso de bloqueo de diferencial central. Contamos también con ayuda de arranque en pendiente, y para las maniobras cámara trasera. En contra recorridos de suspensión escasos, ausencia de reductora y neumáticos de asfalto. Siendo responsables de nuestras limitaciones, podremos rodar no solo por pistas y caminos en buen estado, sino también meternos en dificultades. Aquí el cambio ayuda sobre todo en pasos donde normalmente se tiraría del embrague. La ayuda del bloqueo central, permite alguna que otra alegría, sin olvidar que movemos dos toneladas. Es mejor de lo que pudiera parecer en cualquier caso. En Mitsubishi deberían ofrecer una versión básica de equipamiento, con las posibilidades fuera asfalto del modelo mejoradas. Los neumáticos de origen 225/55, se podrían sustituir por unos 215/60 con dibujo mixto, ganando así en agarre y en altura libre (1 centímetro). En estas condiciones, más de un profesional se decantaría por el modelo japonés. LA OPINION DE JAVIER LÓPEZ. Esta vez tenemos dos probadores, además fanáticos de la marca, y para culminar las peculiaridades son padre e hijo. Javier López progenitor, es propietario de un Mitsubishi Montero, que no cambia a la hora de salir al monte. “Me gusta la marca y el Montero en particular, es un coche que rinde muy bien fuera del asfalto. El ASX me gusta pero es otro concepto”. Es ahora el hijo, propietario de un Outlander el que se manifiesta: “Me recuerda mucho al mío. Es una marca que siempre me ha gustado. De este ASX me quedo con la facilidad de uso del cambio, que pasa fácilmente de automático al accionamiento por levas”.